Quién ganó y quién perdió tras los cambios

Por Angel Patri. Concretado el primer recambio ministerial de la gestión delarruista, comenzaron los análisis para determinar ganadores y perdedores de la movida.

Y como corolario de semanas de intensas elucubraciones en el marco de un aparente distanciamiento profundo entre el Presidente y su Vice, ambos quedaron claramente en veredas opuestas. De la Rúa, como claro dominador de la escena; Carlos Alvarez, perdidoso al cabo de una arremetida en la que apostó a fondo.

Nadie podrá negar que todos los cambios tienen la firma del Presidente, sin la mínima consideración para su socio frepasista. Esta tendencia comenzó a advertirse con el cambio inicial: el de Juan Llach, ministro Educación saliente hace 15 días. Es que el nombre del ex segundo de Domingo Cavallo había sido consensuado entre De la Rúa y Alvarez, todo lo contrario de lo que ocurrió con Hugo Juri -ministro de Angeloz en Córdoba-, del que el vice se enteró escuchando radio.

Si bien altas fuentes del FrePaSo consultadas relativizaron que ese sector hubiera perdido poder en este recambio, es innegable que así sucedió. Es que Flamarique, flamante secretario general de la Presidencia, ya no puede ser considerado frepasista, en tanto que la cartera de Trabajo ya no está en la órbita de ese sector. Si bien muchos creen que por su origen peronista Patricia Bullrich accedió a la Alianza de la mano de Chacho Alvarez, en realidad ella llegó vía Santibañes y Antonito de la Rúa -aunque se preocupó ayer por aclarar que no pertenece al Grupo Sushi-.

Verbigracia, el jefe de la SIDE es otro de los ganadores de la movida. No sólo por seguir en el puesto, sino también por lo de Bullrich y por la disolución del Ministerio de Infraestructura.

Los frepasistas descontaban que Juan Pablo Cafiero sería el sucesor de Flamarique en Trabajo, al punto tal de que ya varios se disputaban la vicepresidencia que dejaría en la Cámara de Diputados. Fue una de las sorpresas presidenciales, pues De la Rúa desechó ese nombre. Dicen que por varias razones; una, porque hoy por hoy el apellido Cafiero es innombrable en la Rosada, habida cuenta del escándalo desatado en la Cámara alta y por el que "culpan" al veterano senador. Otra, porque el nombre de Juampi no es digerido desde que a principios del 98 impulsara en Diputados la derogación del Punto Final.

Juan Pablo Cafiero tampoco concitaba adhesiones en el ámbito sindical, donde era visto con recelo como a toda persona cercana a Chacho Alvarez. Por eso se había pensado en principio en Juan Manuel Casella, actual embajador en Uruguay, quien estuvo en Buenos Aires la semana pasada y fue sondeado al respecto. Pero ante la sorpresiva elección de Bullrich, los sindicalistas quedaron expectantes, pues deben reconocer que no tienen ni idea de cómo será su relación con una mujer en ese puesto.

Donde festejaron los anuncios fue en el Senado nacional, habida cuenta de que la reconfirmación de Flamarique y De Santibañes fue tomada como una señal de que la Justicia no podrá determinar gran cosa en la investigación de las supuestas coimas, así como una demostración de fuerza del Presidente sobre su Vice. Fuentes legislativas aseguraron que José Genoud recibió con una sonrisa las novedades, habida cuenta de que junto a sus compañeros de bancada tienen decidido ahora no ceder la presidencia provisional del Senado, en tanto y en cuanto en el Gobierno no ha habido ningún castigo.

"Si no hubo sobornadores, tampoco hubo soborno", concluyó un asesor con la lógica más cruda.

Gobierno "radicalizado"

Con cierta ironía, ayer se hablaba en los corrillos políticos de una "radicalización de la Alianza". Un balance a diez meses de Gobierno presenta a un vicepresidente supuestamente consolidado en la consideración pública por su perfil alto; contrapuesto con los dos ministros designados por el FrePaSo, de los cuales uno está distanciado de su jefe, y la otra, Graciela Fernández Meijide, no logra levantar la puntería desde su fallido arranque de gestión.

Terragno precipitó los anuncios

Nadie podrá decir que los cambios del gabinete fueron inesperados -este diario había anticipado su inminencia en la edición de la víspera-, pero algunas fuentes oficiales aseguraron que en realidad no estaba previsto que justamente ayer se resolviera el tema. En tal sentido trascendió la versión de que habría sido Rodolfo Terragno quien precipitó la situación, al anunciar su renuncia públicamente. Inmediatamente después se informó sobre la desaparición del Ministerio de Infraestructura y luego el resto de los cambios.

Lo cierto es que la salida del jefe de Gabinete venía siendo anunciada desde hacía bastante tiempo, especulándose con un sinnúmero de nombres para ocupar ese lugar, comenzando por Enrique Olivera. El que luego sonó muy fuerte para el cargo fue Alberto Flamarique, quien muy posiblemente habría sido designado, de no haber estallado la crisis del Senado.

Su apellido fue citado en momentos en que estaba en Ginebra, por la cumbre de la OIT -que presidió-, pero la demora de De la Rúa en mover su gabinete disipó esa alternativa.

Esta semana, cuando Terragno se veía venir el desenlace, presentó lo que muchos entendieron como un plan económico alternativo y luego, en su despedida parlamentaria, repartió el miércoles entre los senadores -que nuevamente no quisieron escucharlo- un crítico documento sobre la situación del Cuerpo, que poco tenía que ver con el informe bimestral que se supone que brinde un jefe de Gabinete.

Para el caso de la Jefatura de Gabinete se repite la historia menemista. Allá por el 94, cuando fue creado el cargo -reforma constitucional mediante-, el primero en asumir fue Eduardo Bauzá, un hombre con notorios contactos políticos y hombre fuerte del gobierno menemista. Cuando por razones de salud debió dejar el cargo, su puesto fue cubierto por Jorge Rodríguez -desplazado hacia allí desde el Ministerio de Educación-, un hombre más bien gris con perfil técnico y que nunca pudo llevar adelante una relación armoniosa con el Parlamento. Tarea que le corresponde a ese puesto, dicho sea de paso.

Ahora se repite la historia. De la Rúa arrancó con un político como Terragno, quien fue dos veces diputado, y ahora desemboca en Chrystian Colombo, un técnico económico que sólo conoce el Congreso de cuando pasaba por la avenida Rivadavia camino a su casa.

Ya que estamos con historias que se repiten, más de uno recordó ayer lo sucedido en el único recambio importante que tuvo el gabinete de De la Rúa durante su gestión en la Jefatura de Gabinete porteña. Allí el entonces secretario de Hacienda, Adalberto Rodríguez Giavarini, dejó el cargo dando un portazo en el que quedaron explícitas sus diferencias con Nicolás Gallo.

En esa oportunidad, Gallo se quedó; esta vez, es él quien se tiene que ir, para beneplácito del ministro de Economía. Y de Rodríguez Giavarini, actual canciller, que seguirá integrando el gabinete.

La disolución del Ministerio de Infraestructura -que sólo tuvo 10 meses de vida- venía siendo anticipada desde el último fin de semana por todos los analistas. El único que parecía convencido de que su amigo De la Rúa no tomaría semejante determinación era Nicolás Gallo. Sin embargo parecieron prevalecer en esa actitud las recomendaciones que varios economistas le acercaron al Presidente, y sobre todo una: la de su amigo Fernando de Santibañes, quien sigue siendo tan influyente como siempre.

El recambio que viene

A la hora de resolver los nombres de quienes integrarían su primer equipo ministerial, Fernando de la Rúa se tomó su tiempo. Demasiado, según se criticó entonces. Uno a uno fue designando no sólo a sus ministros, sino también a los subsecretarios, al punto tal de asumir el 10 de diciembre con numerosos puestos sin cubrir. No debe sorprender entonces que se haya tomado su tiempo para determinar las remociones, y que ahora esté analizando cómo pasará la escoba por los estamentos intermedios.

Fuentes oficiales consultadas aseguraron que en los próximos días sobrevendrán las modificaciones en la segunda línea, mencionándose como eventuales cambios al titular del ANSES, Melchor Posse -quien bien podría seguir, habida cuenta de que sobrevivió a una situación adversa cuando anunció un posible aumento para jubilados que no fue-, y el cuestionado titular de Ciencia y Técnología, Dante Caputo.

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