Renunció Alvarez a la vicepresidencia de la Nación

En una jornada cargada de tensión, el vicepresidente de la Nación anunció su salida del Gobierno, asegurando que seguirá trabajando por la Alianza.

La primera en anunciar la explosiva novedad fue la ministra de Desarrollo Social, Graciela Fernández Meijide, quien anunció que por la tarde Alvarez daría el anuncio correspondiente.

El mismo se llevó a cabo en el Hotel Castelar, en el marco de un discurso interrumpido ocho veces por aplausos, parado detrás de un atril junto a su esposa Liliana Chiernajovsky.

Durante toda la jornada se habían congregado frente a su domicilio de la calle Paraguay una numerosa cantidad de gente que lo vivava y le pedía que no renunciara. Asimismo podían escucharse fuertes denuestos contra el presidente De la Rúa y los involucrados en el caso de las supuestas coimas.

Uno de ellos fue Alberto Flamarique, el frepasista que como ministro de Trabajo resultó involucrado en el escándalo y del que se sospecha, junto con el titular de la SIDE, Fernando de Santibañes, por haber supuestamente pagado los sobornos. La confirmación de Santibañes y el "ascenso" de Famarique fueron tomados por Alvarez como un desaire que motivó su renuncia. Flamarique, en tanto, anunció su renuncia indeclinable poco antes de las 19 y su cargo será ocupado por el radical Carlos Becerra, quien ya fuera secretario general de la Presidencia en tiempos de Alfonsín.

Con voz firme y gesto serio, Alvarez mencionó dos veces en su discurso a Fernando de la Rúa. El salón del Hotel Castelar estaba colmado por las principales figuras del Frepaso y numerosos militantes, que silbaron y abuchearon al Presidente ante cada mención.

El todavía vicepresidente aseguró que su salida no significa la ruptura de la Alianza y que seguirá trabajando desde el llano por la misma.

Por su lado, Flamarque señaló en su breve alocución que el Presidente le había ratificado su confianza, pero "le he dicho que no me siento personalmente en disposición para seguir ejerciendo un cargo. Por eso he puesto a su disposición mi renuncia, que es indeclinable", afirmó Flamarique.

"Para mí la política es servicio y no es una actitud de permanecer; creo que, seguramente hay una oposición de cuestionamiento de algunos sectores de mi propio partido. Por lo tanto, he decidido presentar la renuncia con carácter indeclinable", reiteró. "Mi actitud personal tiene que ver con seguir apoyando la Alianza y trabajo dentro de este espacio político. Creo que es el mejor gesto para el logro de la consolidación del gobierno que, estoy seguro, va a seguir trabajando por el crecimiento y el engrandecimiento de la Nación", concluyó.

La renuncia

A continuación, transcribimos el texto completo de la renuncia de Carlos Alvarez:

"Presento mi renuncia indeclinable al cargo de vicepresidente de la Nación. Lo hago para poder decir con libertad lo que siento y lo que pienso y, al mismo tiempo, para no perjudicar al Presidente ni alterar la vida institucional. Sobre todo en una etapa donde la mayoría de la gente sufre una situación difícil desde lo laboral y lo social, y la Argentina necesita confianza interna y externa para volver a crecer.

"Voy a seguir defendiendo el proyecto de la Alianza y a nuestro gobierno. Voy a seguir bregando por las cosas que le prometimos a la gente el 24 de octubre pasado. Quiero con mi renuncia alejar las interpretaciones internistas o de lucha por el poder. He sido y soy leal al Presidente, y esto tiene que ir de la mano con la lealtad a mis convicciones, a las de mi fuerza política y a los compromisos asumidos con la ciudadanía que nos votó.

"De aquí que mi renuncia debe tomarse también como un acto de lealtad: no soy parte de ninguna pulseada por el poder, no me empuja ningún ánimo de debilitar la figura presidencial. Siempre tuve presente que las expectativas de nuestro pueblo se centran en la figura del Presidente. Así lo entendí, desde que fui nominado en la fórmula y así lo seguiré entendiendo. Y también sé que el cargo de vicepresidente no permite mayores desacuerdos sobre un tema tan sensible como el de los sobornos en el Senado. No renuncio a la lucha, renuncio a un cargo con el que me ha honrado la ciudadanía.

"Fundé una fuerza nueva en la Argentina para, entre otras cosas, cambiar drásticamente la forma de hacer política. Estoy convencido de que estamos ante una crisis terminal en la manera de hacerla, de la relación entre el poder político y el poder económico, y del vínculo entre la política y la gente. Lo vengo sosteniendo, no desde ahora, sino desde hace más de diez años, cuando me fui del Partido Justicialista.

"Parece paradójico y resulta cada vez más chocante: cuanto más avanzan la pobreza, la desocupación, el escepticismo y la apatía, desde no pocos lugares se responde con dinero negro, compra y venta de leyes, más pragmatismo y más protagonismo para quienes operan en la política como si fuera un gran negocio para pocos.

"Esta realidad no acepta medias tintas. No se puede tratar el cáncer con aspirinas. Ni alcanzan los discursos que remiten a la acción de una Justicia en la cual, muchos de los que deben investigar los actos de corrupción, difícilmente podrían soportar una investigación a fondo sobre sus patrimonios.

"De aquí que esta situación debe enfrentarse con una enorme cuota de coraje y decisión. O se está con lo viejo que debe morir o se lucha por lo nuevo que esta crisis debe ayudar a alumbrar.

"Atravesamos dos crisis, la crisis política asociada a una crisis moral y la crisis económica.

"Para combatir la primera, he manifestado que los senadores que protagonizaron las decisiones de los últimos años del Senado debían renunciar. Lejos de ello, han intentado la política del avestruz, se han atornillado a las bancas y a los cargos y ahora —seguramente— se amparan, como ya lo señalaron públicamente algunos, en las decisiones del Presidente para decir que nada ha pasado.

"Confío en que mi renuncia contribuya a que tomen las decisiones que la sociedad espera. Que se den cuenta de que deben hacer gestos que, aún en la decadencia, los acerquen a un nivel de dignidad que no tuvieron en el ejercicio de la función.

"Nunca pretendí ocupar el lugar de la Justicia. No he culpado a nadie judicialmente, no es mi función. Eso sí, pedí gestos políticos contundentes que den cuenta de lo que piensa, siente y demanda la mayoría de la gente.

"Muchos senadores creyeron que el conflicto se dirimía en términos personales. No quisieron darse cuenta de que su desprestigio es ante nuestros compatriotas. No se enfrentan conmigo, están enfrentados con la gente.

"Respeto las determinaciones del Presidente. Sin embargo no puedo acompañarlas pasivamente, o en silencio, porque son contradictorias con las decisiones que vengo reclamando en el Senado de la Nación. Sigo sosteniendo la convicción de que hacer gestos políticos fuertes, es lo que está esperando la sociedad para resolver la crisis política.

"Por último, nadie debe entender que esta renuncia significa abandonar mis compromisos y responsabilidades.

"Voy a seguir trabajando sin descanso por los valores y contenidos que fundaron la Alianza, porque constituyen la garantía de cumplir con el contrato social y ético que establecimos con la mayoría de nuestro pueblo el 24 de octubre de 1999."

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