Malestar frepasista con De la Rúa

Una diputada justicialista se regodeaba ayer por las rencillas existentes en la coalición gobernante, habida cuenta de lo que definía como "habilidad innata del peronismo" para sacar partido de las debilidades ajenas.

"Cómo será la cosa que ahora aparecemos pidiendo un seguro de desempleo, cuando estuvimos diez años en el poder sin sugerirlo siquiera", deslizó con una sonrisa, convencida de las grandes contradicciones que le están generando con eso al FrePaSo.

En efecto, el Frente vive por estos días un tiempo de revulsión, tras una calma que se extendió por unas dos semanas. Recordemos que tras la renuncia de su líder Carlos Alvarez, el FrePaSo ingresó en un período de incertidumbre que concluyó cuando varias de sus figuras se incorporaron al Parlamento. Pero ahora, en el único ámbito en el que se conservaban cierta calma, la Cámara baja, la situación se ha tensado a partir de la obligación que tienen sus miembros de aprobar las resistidas leyes que demanda el Poder Ejecutivo.

Precisamente por eso concurrieron esta semana a la residencia de Olivos, a fin de expresar sus disidencias. La cosa pintaba bien, porque como en los mejores tiempos del menemismo, el Presidente convocaba a sus fuerzas legislativas a almorzar en Olivos, y ya se sabe que esas circunstancias generan tanto una irresistible sensación de proximidad con el poder, como la convicción de ser parte de él. Algo de lo que precisamente carece la Alianza gobernante.

Los frepasistas tienen severas resistencias con respecto a determinados tramos del Presupuesto, y, sobre todo, con diversos puntos del paquete económico. Por eso las principales figuras legislativas del FrePaSo adelantaron antes de ingresar a la residencia el martes que aprovecharían la ocasión para hacerle saber su opinión a De la Rúa. Le erraron fiero.

Es que el Presidente formuló una breve arenga ante los aliancistas, tras lo cual, cuando era el turno de hacerle escuchar las disidencias, se excusó y abandonó la reunión, aduciendo otros compromisos. Entonces la batuta quedó en manos del ministro Machinea, quien súbitamente también debió retirarse, convocado para seguir negociando con los gobernadores peronistas.

Así las cosas, los frepasistas no pudieron hacerse oir y se fueron de lo más "calientes", tal la expresión en off de uno de ellos.

La situación planteada entre los legisladores y su presidente resume el estilo De la Rúa, en una de sus peores instancias. Es que lo que no pueden digerir aquellos que no conocen bien al Presidente es la falta de diálogo con el mismo, que sólo escucha a su círculo más íntimo. Esa fue precisamente una de las razones que llevó a la disolución de la sociedad institucional con Carlos Alvarez, quien según cuentan los frepasistas, prácticamente no podía dialogar con el Presidente en privado, en los tiempos más álgidos de la crisis del Senado.

Recordemos que en la semana previa a la renuncia a la vicepresidencia, según dicen, Alvarez logró comenzar una charla con De la Rúa sobre ese tema, y quedaron en seguir la charla esa noche en Olivos. Pero al llegar allí, el Presidente se enfrascó en una discusión por cuestiones mobiliarias con gente de intendencia de la residencia y la charla quedó definitivamente inconclusa.

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