Una intención que viene de larga data y que cuenta con el deseo del propio exitoso empresario, cuya ambición política preveía el paso por Boca Juniors como una escala estratégica perfectamente elaborada.

En efecto, el presidente del campeón mundial de clubes de fútbol quiere desembarcar en la política, habida cuenta de que los éxitos deportivos y una administración prolija de la institución xeneize le han allanado el camino como un hombre que supo plasmar a nivel ejecutivo sus éxitos empresariales. Su paso a un Senado revaluado, integrado por pesos pesados que incluirán a presidenciables, un ex mandatario y a varios ex gobernadores, seduce a Macri, quien ya le había dado media palabra al misionero Ramón Puerta para ser candidato por el PJ de esa provincia.

Pero los que manejan la estrategia del presidente de Boca le han comentado que ganar la elección en Misiones no le aporta mucho. En cambio, ser candidato en la Capital es palabra mayor, y ni pensar qué pasaría si su figura alcanzara para levantar al alicaído peronismo metropolitano. De ahí que le seduzca la idea de apostar sus fichas en la ciudad de Buenos Aires.

Pero lo que también le dicen los estrategas a Macri es que su prestigio y aureola ganadora no admite una derrota electoral. De ahí que el hombre quiera ir sobre seguro y orejea las cartas para ver qué ofrecen los demás jugadores. Por eso está pendiente de las encuestas, que lo dan en posición óptima, pero no quiere vérselas con figuras tales como Chacho Alvarez o Domingo Cavallo. Sobre todo con este último, que a su juicio habita la misma franja electoral.

La consigna de Macri es manejarse con pies de plomo y ya ha adelantado que en caso de dar el paso hacia la política, dejaría por anticipado la presidencia de Boca. Y ese paso se dará, tarde o temprano. Como paso previo de una carrera trazada con precisión por quienes diagraman los pasos de este empresario, y que tiene como meta nada menos que la presidencia de la Nación.