El suspendido ministro de la Corte Suprema de Justicia, Eduardo Moliné O'Connor, insistió con que el juicio político en su contra era " una farsa"; en tanto aprovechó para rezar ante una virgen en uno de los salones cercanos al recinto, minutos antes de que se comenzara a decidir su destitución.
El magistrado efectuó estas declaraciones al ingresar al Congreso para seguir la votación en la que los senadores decidirían sobre el pedido de destitución solicitado por la Cámara de Diputados.
Antes de ingresar al Salón Arturo Illia, donde permaneció mientras se realizó la sesión secreta, Moliné O'Connor rezó ante la imagen de una virgen instalada en uno de los salones cercanos al recinto. Moliné O'Connor, con un rosario en la mano, estuvo acompañado en su rezo por familares, amigos y colaboradores.
Se trata de la Virgen del Rosario de San Nicolás, que se encuentra en el Salón Carlos Perette desde hace aproximadamente dos meses.
El juez consideró que los senadores que iban a destituirlo conforman una "mayoría automática parlamentaria", en clara alusión respuesta a quienes lo tildan de integrante de la denominada "mayoría automática menemista"
"Sin apoyo en norma alguna han sostenido soluciones que no son las de le ley: mientras que la Corte se ha pronunciado de acuerdo a lo que dice la Constitución Nacional", explicó.
Tras el peculiar acto, Moliné y sus acompañantes entonaron las estrofas del himno nacional, mientras un cada vez mayor grupo de curiosos se acercaba al lugar para observar la escena.
Ya a su llegada al Palacio Legislativo, el grupo había llamado la atención de los periodistas, ante quienes el vicepresidente de la Asociación Argentina de Tenis se autocalificó como una "víctima" de un "linchamiento".
"Todas las entidades de prestigio de la Argentina y del mundo han dicho que este proceso no se puede seguir por las causales que se sigue. Esto es una farsa", había expresado Moliné al llegar al Senado.
En la misma línea, dijo que en su contra hubo una "manifiesta discriminación" y señaló que en el Congreso existió "una mayoría automática parlamentaria" para juzgarlo.
Por el contrario, se defendió de un modo particular por las acusaciones que recibió por haber sido el supuesto "cerebro de la mayoría automática menemista" en el tribunal supremo.
"Ser el cerebro de algo es siempre algo positivo. No se por qué poner ese mote puede ser algo indecoroso. Decir que es una mayoría con un determinado color político está ya marcando una discriminación y es un delito porque discriminaciones políticas no se admiten en la Argentina", dijo Moliné.