La senadora Cristina Fernández definió que existe en la Argentina un "antes y un después" del gobierno de Néstor Kirchner, aseguró que la provincia de Buenos Aires no es "propiedad privada" y advirtió sobre "pactos de desestabilización", en el inicio formal de la campaña del Frente para la Victoria hacia las elecciones legislativas del 23 de octubre.
El acto realizado en el estadio cubierto del club Newell's Old Boys de Rosario tuvo un marco de fuerte presencia nacional, con el presidente Néstor Kirchner en un palco lateral rodeado de quince gobernadores, el gabinete casi completo y funcionarios, el vicepresidente Daniel Scioli, y más de un centenar de candidatos del Frente para la Victoria de todas las provincias.
"Poco tiempo antes de las elecciones reaparecieron algunas viejas caras que según me enteré hasta llegaron a ir a la residencia de Olivos algún tiempo atrás. Hay muestras de violencia, incluso en provincias como Santa Cruz. Yo digo que a las viejas dirigencias les molesta otro pacto, el que usted hizo con el pueblo", lanzó la primera dama dirigiéndose al presidente Néstor Kirchner.
La denuncia de la primera dama fue escuchada atentamente no sólo por Kirchner, sino también por el vicepresidente Scioli y por 16 gobernadores provinciales -14 peronistas y dos radicales-, además de la mayoría de los integrantes del Gabinete nacional (no estuvo el ministro de Economía, Roberto Lavagna) y de legisladores nacionales como el senador santafesino Carlos "Lole" Reutemann.
Durante los 25 minutos que duró su discurso, Cristina Kirchner introdujo dos novedades para el lanzamiento de la campaña: hizo más de una referencia a la historia del peronismo -reivindicándola- y sumó estadísticas para defender la gestión de su marido, sobre todo referidas a la renegociación de la deuda externa, a la problemática laboral y al campo de la producción, y aseguró que "la Argentina está creciendo".
La candidata apeló en dos oportunidades al ejemplo de Juan Domingo Perón, y convocó a la memoria de "los desaparecidos, de José de San Martín, Manuel Belgrano y Mariano Moreno", para avanzar "con coraje, con fuerza, para torcer el destino y volver a ser un gran país".
El discurso tuvo un fuerte tono peronista, pero no desde un punto de vista nostálgico, sino tomando al peronismo como una fuerza transformadora del país.
En tren de hablar de la existencia de "pactos" políticos, la primera candidata a senadora nacional por el Frente para la Victoria bonaerense también se refirió a los que llamó pactos de "perpetuidad" para permanecer en la Casa Rosada, de "impunidad" para no investigar los delitos cometidos por la última dictadura, y de "oposición", para impedir que el Gobierno impulse leyes en el Congreso de la Nación.
Detrás de la primera dama y de Rossi -que competirá en octubre contra el dirigente socialista Hermes Binner- se ubicaron, en el escenario central, 135 candidatos oficialistas de todas las provincias que fueron convocados para el acto, con el canciller Rafael Bielsa, el ministro de Defensa José Pampuro y el intendente de La Matanza Alberto Balestrini en la primera fila.
"Antes fue la política de los pactos, de los acuerdos dirigenciales. Y cuando hablo de vieja política no hablo de una cuestión cronológica, de edad. Se trata de un problema de ideas. Hay algunos a los que no se les cae una idea de la cabeza", fustigó Cristina Kirchner en uno de los tramos más festejados por las cuatro mil personas que concurrieron al Parque Independencia, entre funcionarios, legisladores, piqueteros y militantes peronistas.
En la misma línea, la primera dama dijo que por primera vez la Argentina rompió la inercia que la venía arrastrando desde "el 24 de marzo de 1976", y destacó que la gestión de su esposo comenzó a ser mencionada como un "modelo alternativo" que bien podría "liderar América Latina" en materia económica, luego de la renegociación de la deuda y la quita lograda de 67 mil millones de dólares.
"Un premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, sostuvo que la Argentina es un modelo alternativo y nos convocó a liderar el cambio en América Latina. Yo sentí orgullo como argentina y como su compañera de toda la vida", remarcó Cristina Kirchner apelando a la técnica de hablar dirigiéndose directamente a su esposo.
Antes de hablar, la primera dama hizo un gesto público hacia Reutemann, cuando el candidato local Agustín Rossi lo mencionó en su discurso y tanto Cristina como Néstor Kirchner hicieron ademanes de aprobación hacia el hombre que en su momento rechazó una oferta de Eduardo Duhalde para convertirse en candidato presidencial, negativa que aprovechó después el actual jefe de Estado.
Aunque el lanzamiento de la campaña fue de orden nacional, sobre el final de su discurso Cristina Kirchner pidió "permiso" para hablar de la provincia de Buenos Aires, donde es candidata a senadora nacional, y dijo que aunque "algunos creen que es de propiedad privada", las elecciones de octubre servirán para "demostrar que en realidad es de todos los bonaerenses".
"La provincia de Buenos Aires va a volver a ser la punta de lanza de los procesos de cambio", sostuvo la senadora aunque "algunos creen que es propiedad privada, vamos a demostrar que es de los bonaerenses, de los que nacimos allí, y de miles de argentinos y de hermanos de países limítrofes que la eligieron, corridos por la miseria".
Cristina Kirchner convocó a quienes abrazan las ideas del peronismo "las de (Leandro N.) Alem, las de (Juan B.) Justo, o quienes creen en una Argentina que merezca ser vivida, junto con el resto de las hermanas provincias argentinas".
En el gobierno señalaron que las declaraciones de Cristina de Kirchner sobre la "desestabilización" estuvieron dirigidas a los sectores piqueteros, y apuntaron a uno de los líderes, Raúl Castells.
La senadora sostuvo que "hay un antes y un después en el trabajo, en la producción y en el desendeudamiento", pero profundizó la firmeza de su tono cuando advirtió que ese punto de inflexión se extiende a "la forma de hacer política".