Los tres principales candidatos a diputados nacionales por la Capital Federal, Elisa Carrió, Mauricio Macri y Rafael Bielsa respetaron sus libretos de campaña y aprovecharon para golpear sobre las flaquezas de los otros, al protagonizar un debate televisivo, del que la candidata del ARI salió mejor parada que sus oponentes.
En poco más de una hora y media de programa, Carrió planteó su cruzada a favor de los pilares republicanos, sin tantos giros apocalípticos; Macri centró su discurso en la Ciudad con una batería de estadísticas; y Bielsa esbozó un discurso federal, fiel a la estrategia oficial de nacionalización de la campaña.
El debate realizado en el programa "A dos voces" de TN se dividió en cuatro bloques en los que los candidatos debían hablar sobre grandes temas específicos, pero de entrada las cartas quedaron echadas sin grandes sorpresas.
"En estas elecciones se discute un modelo de Gobierno: es el modelo del presidente Néstor Kirchner o el regreso a los noventa, no hay una tercera alternativa", planteó el canciller que, aunque muy sonriente y bromista, por momentos pareció enojado con sus rivales.
"Lilita" Carrió, ubicada en el centro del panel -Macri a la izquierda y Bielsa a su derecha-, se presentó como "el partido nuevo que se empezó a construir a partir de la crisis del 2001" sin "financiamiento empresario" y con la convicción de que "crecer (a nivel institucional) es ganar".
Macri arrancó su presentación aclarando que "vamos a apoyar al Gobierno en todo lo que nos parezca bueno porque somos una alternativa constructiva" y dejó en claro que sus intenciones son porteñas cuando mencionó que "nuestra prioridad va a ser ayudar a los vecinos".
En la evaluación de la actual gestión, el esquema siguió la misma línea de la apertura: Bielsa sosteniendo con números precisos los logros del Gobierno, Carrió criticando que "el modelo institucional es el mismo que en los noventa" y Macri reconociendo el despegue económico pero relativizándolo en el comparativo con otros países.
En su rol de oficialista, Bielsa tuvo que responder también, a veces perdiendo la calma, temas de actualidad como clientelismo político, inflación, sobreprecios en cárceles y piqueteros, dentro de los otros grandes lineamientos que proponía el debate.
Luego de una introducción con tema abierto, cada candidato fijó su opinión sobre el Gobierno de Néstor Kirchner y como no podía ser de otra forma Bielsa recitó los logros económicos de la gestión nacional y apuntó que el próximo 23 de octubre se va a discutir "qué modelo de país se viene, si el de la patria financiera de los noventa o el actual".
Carrió volvió a elogiar la renovación de la Corte, la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, pero enfatizó que todo lo demás "es igual a los 90", y entre otras cosas habló de un modelo "prebendario y clientelista", aunque se ocupó de rescatar la figura del canciller.
Macri también habló de compra de votos por electrodomésticos, martilló sobre la proliferación de los piquetes y se esmeró en dar vuelta el discurso oficial, al señalar que "comparar al país con el 2002 es una mentira" y enfatizar que tanto Brasil como Chile crecieron mucho más que la Argentina.
El duelo verbal tuvo cruces, gentilezas y situaciones cómicas, pero Macri y Bielsa se llevaron la peor parte por imputaciones cruzadas, en tanto que Carrió sólo tuvo que tolerar por boca del canciller que no firmó nunca un decreto de necesidad y urgencia sólo por el hecho de que nunca le tocó gestionar.
Carrió le preguntó a Macri cómo gobernará sin mezclar los intereses de la corporación familiar; Bielsa le hizo notar a Carrió su inexperiencia en materia de administración pública; Macri le recordó a Bielsa sus cargos en el Estado durante la dictadura y el menemismo; y Bielsa le pidió a Macri que hablara en español porque "no se le entiende nada".
"Si se levanta Evita, los mata", asestó la chaqueña al canciller en el momento más duro del debate que se suavizó por una humorada de Macri, quien interrumpió una discusión entre sus rivales avisando que lamentaba "romper el momento romántico".
Sin embargo, la sangre no llegó a correr por el estudio y no hubo afrentas personales ni amagues de grandes ofensas, salvo el "¡silencio!" que le espetó Carrió a Bielsa y el pedido de Macri a Carrió para que no se metiera con su familia.