"El único rol que puede tener la UCR es ser oposición, que es el papel asignado por quienes votaron a nuestros candidatos", aseguró Chironi minutos después de ser elegido por sus colegas.

Rozas, ante la seguridad de una derrota, estuvo ausente de la reunión realizada en el anexo de la Cámara de Diputados y se anticipó con una carta cargada de acusaciones.

"Jamás me subordinaría a las componendas de los señores Rafael Pascual, Leopoldo Moreau, Enrique Coti Nosiglia o Luis Changui Cáceres, quienes pretenden detrás de bambalinas armar su mesa de conducción", denunció. Y, en una frase sugestiva, amenazó con la ruptura: "voy a estar con los radicales a la intemperie y en la vereda de enfrente". Sin embargo, Rozas apenas logró reunir a una docena de diputados que, en solidaridad con su postura, faltaron a la votación.

Por el contrario, Chironi fue elegido por 25 legisladores presentes y tuvo el respaldo de otros cuatro. "Nosotros no tenemos patrones y sólo recibimos el mandato de las urnas", contestó el nuevo presidente, al ser consultado sobre las "componendas" denunciadas por su frustrado contrincante.

A la réplica contra Rozas se sumó la diputada por Córdoba Beatriz Leyba de Marti.

"Los radicales hemos soportado estoicamente sus errores como presidente del partido cuando conseguimos el dos por ciento de los votos y hoy, cuando se siente en desventaja por no haber actuado de otra forma, ha decidido embarrar la cancha", contestó la diputada, a través de una carta pública.

Frente al malestar generado por las críticas del chaqueño, Federico Storani aprovechó la reunión para preguntarse si correspondía a un presidente del partido lanzar acusaciones contra sus pares, con el tono usado en la carta.

Rápido de reflejos, Storani comenzó así a cimentar el próximo paso en la agenda de la UCR, que es elegir a la futura conducción del Comité Nacional.

De todas formas, para cerrar el paso a una ruptura, los diputados que votaron a favor de Chironi dejaron vacante la vicepresidencia de la bancada para el sector de Rozas.