“No me importa si la UCR desaparece”

El vicepresidente tercero de la Legislatura, Alejandro Rabinovich, charló con Parlamentario sobre su pasado radical, su vinculación con el ARI y el futuro de la UCR.

– ¿Cuál es la razón de que haya tantos radicales fuera de la UCR porteña?

– En un momento histórico la UCR abandonó los valores radicales, tuvo un cambio donde empezaron a correr por un lado sus valores históricos y por otro el radicalismo formal, que respondía a intereses de los dirigentes que se corrieron de lo que tenían que representar. Por esto se comenzaron a crear nuevos espacios, donde se recuperó aquella identidad ideológica.

– Pero lo paradójico es que diez legisladores alguna vez fueron radicales, pero la UCR porteña sólo tiene un legislador…

– Entre ellos hay que dividir muy bien entre los afiliados al radicalismo que se fueron a otros partidos para lograr ser diputados y quienes se fueron pero siguen defendiendo los valores y la ideología radical histórica. Diez son los que coincidimos en un momento en un mismo partido, pero sin duda son muy pocos quienes pregonan la distribución del ingreso, la defensa de las instituciones, la división de poderes y la República. Es decir, no hay diez radicales con la raigambre histórica

– Usted era presidente de la Juventud Radical, ¿por qué se alejó?

– Yo abandoné la presidencia de la Juventud Radical porque el radicalismo se había distorsionado, y encontré en el ARI una nueva fuerza política que representaba todo aquello por lo que luchaba desde la UCR. La conducción de Elisa Carrió estaba mucho más cerca de Alem, Hipolito Yrigoyen y los 105 años de historia, que las conducciones partidarias de los dirigentes de la UCR nacional y el de la ciudad.

– Otros ex radicales forman parte de espacios políticos como el kirchnerismo o el macrismo, ¿cuál es su opinión?

– El espacio hegemónico kirchnerista va en contra de los valores históricos del radicalismo, ya que el poder del Presidente, pisoteando a las instituciones democráticas, llega a la instancia de ser fascismo. Entonces, no se entiende cómo hay radicales que integran el kirchnerismo, sólo cabe pensar que les interesa colarse en una boleta y no defender los valores del radicalismo.

– ¿Usted piensa que los valores radicales también están en decadencia?

– Obviamente que las máximas radicales están relegadas, porque no se puede ser radical y estar con el kirchnerismo o el macrismo, porque va contra la estructura ideológica, cultural y filosófica de Alem e Yrigoyen.

Crisis general

– ¿La crisis del partido radical es a nivel nacional o sólo porteña?

– El problema es de la UCR nacional, que desde la crisis de 2001 y la salida del gobierno de Fernando de la Rúa se transformó en una confederación de caudillos donde nadie intentó rearmar un partido, lo que se exhibe aún más en la provincia de Buenos Aires y en la ciudad. Pero el problema no es de uno o dos distritos sino del conjunto del radicalismo

– Sin embargo, en las provincias de Chaco, Mendoza, Santiago del Estero y Corrientes el radicalismo triunfó en las últimas elecciones.

– Aunque ganan las elecciones no defienden los valores radicales, sino que obtienen la victoria a través de prácticas caudillescas y punteriles.

– Entonces, ¿cuál es el futuro de la UCR?

– En verdad, no me preocupa si la UCR desaparece porque lo que necesita la ciudadanía argentina es un partido político que represente los valores históricos del radicalismo. Ahora, si se hace desde la UCR o desde otro partido no me interesa. Lo que necesita la Argentina es un cuerpo institucional con referentes y hombres dispuestos a luchar por aquellos pilares radicales: instituciones, República y distribución del ingreso.

– ¿Ese nuevo partido es el ARI?

– El partido debe ser el equilibrio, que haga el contrapeso al justicialismo. Obviamente, el radicalismo actual no lo puede hacer porque la cooptación en la convivencia de los negocios llevó a que hoy la sociedad argentina busque otra alternativa. En la actualidad, el nombre de ese partido es el ARI.

– ¿Podría la UCR volver a ser un partido masivo?

– Un partido político no es un fondo de comercio que se vende y se compra para que alguien haga un buen negocio y revitalice lo que fue en su momento el partido del pueblo. La Argentina no puede esperar 20 años para que se redefina la conducción, se reformen las estructuras partidarias y se jubilen varios dirigentes para votar los valores históricos del radicalismo. Los argentinos necesitamos una solución democrática ahora y no se puede esperar a que se termine la lucha interna para definir cómo se arma la herramienta institucional UCR.

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