Para la oposición en el Congreso, el Gobierno en su conjunto no deja espacio para la disidencia. Por el contrario, la ignora.
La reciente visita de la presidente de Chile, Michelle Bachelet, dejó al descubierto -entre otras cosas- que ni para el protocolo el Gobierno tiene en cuenta a la oposición en cualquiera de sus expresiones. Un gesto que no hace más que confirmar que el pensamiento único está definitivamente instalado en las huestes del kirchnerismo, en todos sus planos. En ningún sector se percibe grieta alguna para las opiniones contrarias, aunque sólo sea para “poner la oreja”, como en más de una oportunidad ocurrió con anteriores gobiernos.
“La verdad, con el menemismo había margen para la disidencia. Con estos (por los pingüinos) no hay margen para nada. Para nada”. La confesión fue hecha por un alto jefe de la bancada oficialista de una de las cámaras a un ex diputado nacional bonaerense en una charla que giró sobre como era su relación con la Casa Rosada.
Por obvias razones, las identidades de los protagonistas de esta conversación están guardadas en el más riguroso anonimato a pedido de uno de ellos, lógicamente el de la infidencia, con expreso pedido de escribirla de esta manera. La misma surgió a partir de un sondeo de opiniones de Parlamentario con miembros del oficialismo y de la oposición.
En la Cámara baja el panorama es el mismo, en el sentido de que las decisiones principales pasan fundamentalmente por la Casa Rosada. No sólo con las leyes, sino por ejemplo con el armado final de las comisiones, como se informó en nuestra edición anterior.
A propósito de ello, uno de los dejados en el camino reveló a Parlamentario que se arrepiente de haber tenido la osadía de preguntar que pasó con la prometida presidencia de una comisión.
- ¿Cuál fue la respuesta?
- Te podés imaginar cual fue.
- ¿Cuál?
- “Agradecé que sos diputado. ¿O te olvidás que gracias a nosotros llegaste al Congreso?” -fue la respuesta de un empinado funcionario con despacho en el primer piso de Balcarce 50.
Por supuesto que se negó a proporcionar el nombre del interlocutor, pero no hace falta imaginarse quien puede ser. Si estas son las confesiones desde adentro del oficialismo, ¿qué se puede esperar para la oposición?
El espejo radical
En esta oportunidad la queja corrió por cuenta de la UCR, a través de sus máximas autoridades a nivel nacional y legislativo. A través de una carta pública destinada directamente a Michelle Bachelet, le informan que “lamentamos un desencuentro que no contribuye a la consolidación democrática, sino que debilita el funcionamiento del sistema político, de lo que hacemos exclusivamente responsable al Gobierno nacional”, señala un tramo del texto rubricado por el titular del Comité Nacional, el diputado nacional Roberto Iglesias, y los jefes de los bloques parlamentarios del partido, Fernando Chironi y Ernesto Sanz, respectivamente.
“El motivo de esta nota es transmitirle nuestra preocupación por haber sido deliberadamente excluidos de la agenda de actos oficiales y/o protocolares organizada por el Gobierno con motivo de su visita”, agrega el texto, que destaca más adelante que “hubiera sido nuestra voluntad tener con usted un intercambio para brindarle la necesaria visión de la Argentina que debe reconocer un sistema democrático y plural, evitando la instalación oficial del discurso único, que seguramente habrá en demasía alimentado sus oídos en estas horas”.
Un gesto oficial que grafica didácticamente cómo se concibe la teoría de los que prometieron construir una nueva cultura política.
Otro ejemplo es la postura del Interbloque Federal, que a instancias de los diputados del PRO solicitó una audiencia con el presidente Néstor Kirchner para entregarle una batería de leyes para demostrar que no representan una oposición sin propuestas, sino todo lo contrario.
La idea surgió a partir del discurso presidencial con motivo de la apertura del actual período de sesiones ordinarias, oportunidad en la que acusó a la oposición de no tener ideas alternativas para ofrecer. La referencia tenía que ver a que cuando se votó la reforma del Consejo de la Magistratura, desde la oposición no se presentó ningún proyecto diferente.
De acuerdo con lo informado por voceros del Interbloque Federal, nadie los llamó para informarles sobre el curso del pedido de entrevista. “Seguramente nunca van a dar cuenta de la misma”, conjeturó uno de ellos a Parlamentario.
Los que jamás tendrían una idea similar es el bloque del ARI. Uno de sus integrantes dijo que nunca realizarán un pedido de esa naturaleza. “Si ellos son los dueños de la verdad absoluta”, ironizó ante la consulta. Y si nos ajustamos a los relatos dados en el transcurso de la ronda de opiniones, no hay lugar para equivocarse de la que soberbia K no ofrece margen para los aportes de la oposición, ni en el Congreso ni en ningún lugar.
“Ya que estamos en tiempos de memoria le recomiendo el libro La Soberbia Montonera”, sugirió un legislador de centroizquierda.