La Cámara de Diputados convirtió en ley el proyecto que contempla incentivos para la adquisición y construcción de vivienda única, con el que se busca facilitar el acceso al crédito hipotecario de los inquilinos.
La iniciativa impulsada por el Poder Ejecutivo, que fue respaldada por 111 votos contra 25 y 15 abstenciones, quedó convertida en ley esta noche, luego de que el oficialismo lograra aprobar la norma que contaba con media sanción del Senado sin modificaciones.
En el marco de la sesión, la norma fue respaldada por el oficialismo y cuestionada por varios bloques de la oposición que consideraron al texto como "inocuo", al argumentar que se trata de una iniciativa "meramente declarativa", excepto el radicalismo que se abstuvo a la hora de votar en general el proyecto.
"No es cierto que venga a solucionar el problema de la vivienda, sino que revela que no hay una política habitacional del Gobierno y lo único que va a producir un beneficio para las empresas constructoras", dijo el jefe del bloque radical, Fernando Chironi, antes de anunciar que la UCR se abstendría.
El texto prevé créditos de un máximo de 125 veces el valor del alquiler y eso implica que quienes paguen 700 pesos mensuales podrían obtener un préstamo por 87.500 pesos, que difícilmente le alcancen para comprar una vivienda similar.
Desde el oficialismo, la vicepresidenta de la Comisión de Vivienda, Marcela Bianchi, ponderó los efectos que tendría esta ley para el acceso a la vivienda propia en la clase media, los distintos bloques opositores intentaron desnudar "el real objetivo de la norma".
"Rompe con el sistema cuota ingreso porque da la posibilidad de acceder a una vivienda con una cuota asimilable al alquiler que hoy pagan", aseguró Bianchi y explicó: "se busca mostrar la capacidad de pago, que se logra con el contrato de alquiler y los últimos ocho alquileres pagados en tiempo y forma".
Las críticas apuntaron al "mecanismo de incentivo" a las empresas constructoras mediante el diferimiento del pago del IVA, que puede aplicarse a la cancelación de distintos impuestos como Ganancias. "Esta ley no modifica ninguna de las modificaciones actuales respecto del sistema financiero actual", subrayó el lavagnista Jorge Sarghini y detalló que la propuesta del Banco Nación, que a su juicio "es la mejor del mercado", está lejos del alcance de los inquilinos con un salario promedio y que eso continuará así.
Para Sarghini, "ya está prestando a tasa fija, a 30 años con una cuota final de 10,5 por ciento, y eso implica que para comprar una vivienda de 150 pesos hay que pagar una cuota de 1.400 pesos mientras que un alquiler de esa misma propiedad cuesta 900 pesos".
Sarghini sostuvo que "la única forma de generar un instrumento de crédito es subsidiar la tasa de interés y no a las empresas que lo que quieren hacer es gambetear el impuesto a las Ganancias".
En el mismo sentido se expresó el macrista Federico Pinedo, quien reclamó que "en lugar de subsidiar a empresas constructoras que están en una muy buena etapa hay que apoyar a los sectores más necesitados".
La radical Liliana Bayonzo calificó a la norma como "de dudosa efectividad y aplicación en la práctica" y expresó: "si la oferta tradicional con tasas al 12 por ciento requerían una exigencia de un ingreso de 8 mil pesos, esta norma necesita 4 mil pesos ¿qué inquilino con un ingreso medio puede acceder a esta posibilidad?".
"Sabemos que los inquilinos no van a poder adquirir viviendas similares a las que están alquilando", indicó Bayonzo y graficó:
"se prevé prestamos de entre 110 y 125 veces el valor del alquiler, y eso implica que si alguien paga un alquiler de 700 pesos le darán un crédito de 87.500 pesos, que no alcanzará para comprar una vivienda parecida".
En cambio, el titular del bloque FPV-PJ, Agustín Rossi, destacó que el proyecto busca "una alternativa para alrededor de 500 mil inquilinos" y rechazó los cuestionamientos formulados por la oposición, al sostener que "no es cierto que estemos haciendo una ley para favorecer a las empresas constructoras".
