La Cámara de Diputados retomará este miércoles el tratamiento del proyecto para regular los desmontes de bosques nativos en todo el país, pero su aplicación está orientada a las provincias del norte, donde la tala de árboles avanza a ritmo sostenido.

La iniciativa, que comenzó a ser tratada la semana pasada luego de algunas tensiones políticas dentro de las filas del kirchnerismo, declara la “emergencia forestal” hasta tanto no se controle el desmonte de los bosques nativos conformados en terrenos privados o fiscales.

A un lado de la tensión se ubicó el transversal Miguel Bonasso, quien desde la conducción de la Comisión de Medio Ambiente impulsó la iniciativa, y del otro lado lo que el legislador definió como “el lobby sojero”.

Precisamente esa reacción parece haber influido en que la cuestión fuera sea incluida en el temario de sesiones, después del Presupuesto. Esa ubicación hacía imposible que el tema se aprobara la semana pasada, pero logró iniciar el tratamiento y -según se espera- el proyecto sería aprobado esta semana, aunque los promotores de la iniciativa dudan que pueda atravesar el Senado y convertirse en ley.

Según los informes de la organización ambientalista Greenpeace, las provincias más afectadas por los desmontes son Salta y Chaco.

“Por semana se pierden 4.800 hectáreas de bosques nativos”, denunció Bonasso al presentar el proyecto en el recinto y, en el Salón de los Pasos Perdidos, comentó: “en la comisión de Población, que preside Roberto Lix Klett, se produjo una situación curiosa porque él estaba en contra y el dictamen se votó por mayoría”.