Muchas veces los seres humanos nos quejamos por no ser escuchados y contemplar con impotencia cómo los deseos no se cumplen. En este caso, el diputado tucumano Alberto Herrera pidió en noviembre pasado, a través de un proyecto de ley, que se declarase el estado de emergencia agropecuaria en la provincia de Tucumán, afectada por falta de agua. Como ya todos saben, en pocos días la naturaleza se encargó de atender la requisitoria del legislador, mucho más rápido que el propio Parlamento.

Pero como todo deseo en la vida, algo puede fallar. Y, en efecto, las fuertes lluvias transformaron la necesidad en un castigo; aquellos campos por los cuales Herrera pedía lluvias quedaron bajo el agua.