Los legisladores discutieron el tema extensamente en la primera sesión ordinaria del año. La iniciativa fue impulsada por el diputado Miguel Bonasso y busca evitar la tala de ese tipo de bosques.
El proyecto logró pasar finalmente el vallado de la Cámara baja, a pesar de la férrea resistencia de algunos diputados de las provincias con más alta tasa de deforestación del país, como Salta y Formosa, y ahora deberá ser refrendado por el Senado Nacional.
La Ley de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos, que fuera aprobada en general a fines del año pasado, fue tratada este miércoles artículo por artículo hasta lograr la media sanción. El proyecto había sido aprobado en general en noviembre pasado pero la discusión en particular se postergó debido a las diferencias que generó el texto entre los legisladores de varias provincias del norte e incluso provocó fuertes controversias en el seno del bloque del Frente para la Victoria-PJ.
La norma, tal como fue aprobada, establece una moratoria a los desmontes por un año o hasta que cada provincia desarrolle un ordenamiento territorial en sus bosques nativos, para que el territorio sea utilizado de manera racional, compatibilizando las necesidades sociales, económicas y ambientales.
La Ley de Bosques fue impulsada por Greenpeace y otras organizaciones ambientalistas y cuenta con el apoyo de numerosas organizaciones campesinas e indígenas como la Federación Agraria Argentina, el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE) y la Organización de Naciones y Pueblos Indígenas en Argentina (ONPIA).
El proyecto comenzó a ser tratada en la primera sesión del período ordinario después de varias discusiones en el bloque del Frente para la Victoria. Luego de varias idas y vueltas que demoraron el inicio de la sesión por varias horas y obligaron a modificar sustancialmente el texto original, la iniciativa fue aprobada en particular y girada al Senado para su sanción definitiva, en un controvertido debate que demandó más de 6 horas de discusión.
La iniciativa, motorizada por el diputado transversal Miguel Bonasso, establece estándares mínimos ambientales y debió ser modificada para su tratamiento “artículo por artículo” porque los diputados de Misiones, Salta, Formosa y Santiago del Estero se oponían a que la autoridad de control sea la Nación.
“En algunos casos modificamos en búsqueda de consenso. Se nos convenció de que esto podía ser una ley de adhesión y no de presupuestos mínimos como queremos”, dijo Bonasso y señaló que debió aceptar la eliminación de la declaración de “emergencia forestal”.
“Estos presupuestos mínimos establecen el piso general para todos porque los recursos naturales que han sido devastados hasta dejar el 30 por ciento de los bosques originales. Esto permite avizorar un futuro siniestro, con la desertificación de vastas zonas”, indicó Bonasso, cuyo discurso destacó la importancia de las poblaciones campesinas y de pueblos originarios -“que son expulsados por una nueva oligarquía, por los sectores concentrados de la producción maderera y sojera”, afirmó- que realizaron manifestaciones en la puerta de la casa del presidente Néstor Kirchner, en El Calafate.
Esa manifestación permitió que los representantes de las poblaciones campesinas obtuvieran una audiencia con el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, quien se comprometió a motorizar el tratamiento del texto, y el propio Kirchner reclamó su debate al encabezar la Asamblea Legislativa.
A diferencia del resto de las sesiones, Bonasso no se sentó en la “periferia” geográfica del bloque sino que ocupó un lugar el centro, ubicándose a dos lugares del jefe de los diputados kirchneristas, Agustín Rossi, y entre Mariano West y Jorge Argüello.
El diputado del Frente para la Victoria de Córdoba Alberto Cantero Gutiérrez destacó que las modificaciones “consolidan la autoridad de las provincias para ratificar su autonomía” y se mostró convencido que la ley “pone un freno a que no se sigan destruyendo nuestra fauna y nuestra flora”.
El proyecto, que promueve planes de forestación y el aprovechamiento racional del medio ambiente, fue atacado por los diputados de Misiones, Salta y Formosa.
La kirchnerista formoseña María De la Rosa sostuvo que “esta ley tiene un pecado original que es la falta de debate y consenso en la sociedad”.
“Esta ley surgió de dos comisiones y estuvimos discutiendo en el marco cerrado de un bloque o de distintas comisiones”, indicó De la Rosa y coincidió con el renovador salteño Carlos Sosa, quien sostuvo: “Creo que esto debía haber sido consultado primero con todos los Ejecutivos provinciales”.
El peronista salteño Osvaldo Salum señaló por su lado: “No dudo de la capacidad intelectual de Bonasso, pero en los medios se publica que esta ley es de la Secretaría de Medio Ambiente”. Eso motivó una respuesta de Bonasso, quien subrayó que el texto era de su autoría, que había sido debatido en comisiones y que “hubo consultas con el Movimiento Campesino de Santiago del Estero”.
En otro pasaje, el Renovador Salteño Carlos Sosa expresó su rechazo al proyecto cuestionando a la agrupación ecológica Greenpeace que defiende el proyecto, al advertir: “cuatro atorrantes que son los de 'granpis' no nos van a decir a nosotros cómo cuidar el medio ambiente”.
Precisamente el director Político de Greenpeace Argentina, Juan Carlos Villalonga, dijo sobre el tema: “Estamos muy cerca de lograr algo esencial para el futuro de nuestros últimos bosques nativos, ya que el ordenamiento ambiental que propone la ley es un instrumento de política ambiental nacional fundamental, cuyo objetivo es regular el uso del suelo y las actividades productivas, con el fin de lograr la protección del medio ambiente a partir del uso sustentable de los bosques nativos, tras una evaluación de las unidades presentes en cada provincia”.
En la Argentina, por año, se desmontan 250 mil hectáreas de monte nativo, principalmente en el Chaco Seco, donde se produce el 70% de la deforestación anual por culpa de la expansión agrícola (en la mayoría de los casos soja transgénica) y ganadera. El Chaco Húmedo y la selva pedemontana de las Yungas forman parte también de la lista de áreas amenazadas. La Selva Misionera alberga la más alta biodiversidad del país, pero sólo queda un 7% de la superficie original, y la mayor parte se encuentra en nuestro país, ya que en Paraguay y Brasil ha sido prácticamente destruida. A la destrucción del bosque para conversión en tierra de cultivo se le suma el reemplazo de selvas por forestaciones implantadas, para uso industrial.
