Tras la aprobación de la coalición electoral con el ex ministro de Economía, la UCR se abocará ahora a negociar con el ex ministro el nombre de su compañero de fórmula, mientras avanza en la aplicación de sanciones en los distritos gobernados por "radicales k" que se plieguen a la concertación oficialista.
En medio de fuertes discusiones y con una importante resistencia de los radicales “puros”, el cuerpo de convencionales aprobó este fin de semana el alineamiento orgánico de la UCR en una alianza con el ex ministro, que incluirá la conformación de una fórmula con un vice radical de cara a los comicios de octubre próximo.
Si bien se preveía otorgar al Comité Nacional la facultad de definir quién será el compañero de fórmula de Lavagna, finalmente se resolvió que sean los integrantes de la Convención Nacional los encargados de decidir la cuestión a través de plenarios provinciales. Así, los convencionales debatirán el tema en reuniones separadas pero simultáneas, durante alguna jornada que quedará programada para mayo o junio próximo, cuando se encuentren posicionadas algunas figuras radicales para ocupar el puesto.
De todos modos, la decisión final sobre el binomio electoral que conformará Lavagna y el radicalismo la tendrá el propio candidato presidencial, quien en reiteradas oportunidades subrayó que era él quien tenía “la última palabra” sobre el asunto.
Entre quines son mencionados como posibles candidatos para conformar el dúo con el ex ministro de Economía se encuentran el jefe del bloque de senadores radicales, Ernesto Sanz; el propio titular del partido, Gerardo Morales; y el ex ministro Federico Storani.
En el encuentro partidario también se introdujeron tres reformas a la Carta Orgánica con el objetivo de sentar las bases para futuras sanciones a los partidos radicales provinciales que se plieguen a la concertación lanzada por el presidente Néstor Kirchner.
Con claras intenciones de limitar a los “radicales k”, la UCR reglamentó la figura de la intervención del partido en aquellos distritos que no acaten las resoluciones de la Convención y dañen “el normal funcionamiento de la UCR a nivel institucional”. Incluso, quedó establecida en la Carta Orgánica del partido la importancia de “sancionar” a los dirigentes o afiliados por “fallas de conducta”, y se incluyó como norma la “firma de un compromiso” que obligará a los miembros y candidatos de la UCR a acatar los lineamientos políticos del partido.
