La Cámara alta tratará un proyecto que hace un año y medio presentó el Gobierno, y que hasta ahora no pudo ser tratado por la férrea oposición de los legisladores que representan a las provincias productoras.
La iniciativa había sido impulsada por el ministro de Salud, Ginés González García, y era muy dura en varios aspectos, pero en aras del consenso se limitará a imponer restricciones a la publicidad, y a la venta y consumo de tabaco, sin tocar la producción en sí.
El texto prohíbe la publicidad y promoción en todo medio de difusión, tanto “en forma directa como indirecta”, y también el auspicio y patrocinio de eventos culturales o deportivos. La publicidad del tabaco solo podrá hacer en el interior de los lugares de venta, o en publicaciones vinculadas directamente al consumo o producción del tabaco.
Además, los paquetes de cigarrillos deberán incluir advertencias sobre los riesgos para la salud que representa el acto de fumar, y no podrán anunciarse como “light”, “suaves” o cualquier otra sentencia que conlleve la idea de que ese producto es menos dañino para la salud.
Asimismo, estará prohibida la venta a menores de 18 años y la comercialización por unidades, en paquetes cerrados con menos de diez unidades, o mediante máquinas expendedoras.
