El integrante del bloque Juntos por Buenos Aires, declaró que “la paranoia presidencial interpreta cualquier manifestación libre y digna como el signo de una conspiración. Acostumbrado a las heladas uniformidades regimentadas de Santa Cruz –que por suerte ahora también están cediendo-, se alarma en cuanto una personalidad a la que no controla y a la que los argentinos escuchan con respeto, cualquiera sea su credo, no transita por los monótonos caminos verbales del libreto impreso en Balcarce 50”.
Para el diputado, “la misión del Cardenal Bergoglio no consiste en armar listas de candidatos, sino en fomentar el diálogo, en buscar los denominadores comunes, en resaltar la cultura de la vida, en recordarnos los valores fundamentales de la persona humana, en incitarnos a no vender por un plato de lentejas nuestra dignidad, en alentarnos a vivir como ciudadanos que son pares y no esclavos de sus gobernantes”.
Asimismo, Enríquez consideró “sumamente desafortunada la letanía de humildad y caridad cristianas que sobreactuó el Presidente, al decir que ponía las mejillas y todo su cuerpo. Su conducta es la opuesta: consiste en vituperar públicamente a todo aquél que exprese una idea independiente. “No se ha caracterizado por poner la mejilla, sino la chequera y el látigo, para humillar y subordinar a gobernadores, intendentes y empresarios”, agregó.
Al concluir sus declaraciones, el legislador manifestó que “las torpes palabras presidenciales no le hacen la menor mella al Cardenal Bergoglio, cuyo magisterio espiritual es cada día más necesario”.