El próximo 5 de mayo se celebra el día internacional del Celíaco. Numerosos profesionales de la salud y organizaciones estudian la celiaquía, es decir la intolerancia total y permanente a un conjunto de proteínas (prolaminas) presentes en el trigo, avena, cebada y centeno. Además, numerosas también son las que buscan proteger y ayudar a quienes la padecen.

Se destaca la Asociación Celíaca Argentina, institución que estima que una de cada 150 personas sufren de la enfermedad y están diagnosticadas, pero que por cada diagnosticado existen 8 que no lo están. “Estos datos que nos hacen poner el ojo en saber qué hace el Estado nacional, qué política pública tiene contemplada a los pacientes actuales o potenciales de la enfermedad”, se pregunta el senador radical Gerardo Morales.

La enfermedad provoca una severa lesión en la mucosa del intestino delgado, uno de cuyos efectos es la mala absorción de nutrientes por atrofia de las vellosidades intestinales. “Se trata entonces de una enfermedad gastrointestinal crónica de muy alta incidencia”, afirman los fundamentos del proyecto de comunicación ingresado en la Cámara alta.

Atento a esta situación, el titular del Radicalismo nacional solicita al ministerio de Salud que informe la Senado, en primer lugar, si existe un programa nacional para celíacos, y el alcance del mismo. Además, la prevalencia de la enfermedad en Argentina y especialmente en la provincia de Jujuy, según los datos oficiales.

Otra de las cuestiones estimada por el jujeño Morales, de gran importancia para los pacientes, es si hay un seguimiento en los comercios por parte del Ministerio sobre los alimentos libres de T.A.C.C (sin trigo, avena, cebada, centeno) tal como lo reglamenta el artículo 235 del Código Alimentario Argentino.

Finalmente, Morales está interesado en saber el grado de difusión, información y publicidad sobre la celiaquía que brinda la cartera.

Un poco de historia

En 1888, Samuel Gee efectúa la descripción de la enfermedad. En 1952 Dike y Van de Kamer asocian el “sprue” celíaco al trigo. Ambos investigadores habían notado que en la hambruna de la guerra, cuando no se podía comer ni pan, los celíacos mejoraban. Esta observación desató los estudios que concluyeron en el descubrimiento del alimento que causaba la lesión.

Durante cien años se había sospechado que era un alimento, pero nunca que la causa era el pan nuestro de cada día. En la década del '60 se comenzó a diagnosticar y tratar en Europa y luego en todo el mundo con dietas en base a banana y leches acidificadas.

En 1968 se inician en Inglaterra las primeras asociaciones celíacas y en 1978 se crea en nuestro país la Asociación Celíaca Argentina, primera institución de este tipo con sede en La Plata y que lleva a cabo una lucha infatigable para mejorar la calidad de vida de sus hijos.

La sintomatología clínica puede ser variable y a veces poco llamativa, por eso muchas veces el diagnóstico es tardío o no llega a efectuarse. Se presenta en individuos genéticamente susceptibles y requiere un tratamiento inmediato con el fin de recuperar la funcionalidad intestinal y evitar las complicaciones a largo plazo derivadas del consumo de proteínas tóxicas. En niños suele presentarse diarrea crónica, vómitos, distensión abdominal, pérdida de peso, escasa estatura, descalcificación, falta de masa muscular, cabello y piel secos, inapetencia, mal carácter, heces fétidas. En adolescentes, dolor abdominal, falta de ánimo, rechazo a la actividad deportiva, retraso en el ciclo menstrual. En adultos, descalcificación, diarreas, fracturas, desnutrición, impotencia, abortos espontáneos.

El único tratamiento para evitar la celiaquía es eliminar de por vida el gluten. Una dieta ‘Sin T.A.C.C.’ (sin trigo, avena, cebada y centeno), que posea sustitutos a las harinas tradicionales como ser: harina de mandioca (tubérculo), de soja, del arroz, maíz, garbanzos y la fécula de maíz. También la leche, manteca, crema, carnes, huevos, frutas, arroz, maíz, verduras, legumbres, azúcar y aceite.

Hasta el momento no existe consenso internacional sobre los niveles de gluten máximos tolerables por un paciente celíaco. La dificultad de establecer tal valor es derivada de la gran variabilidad individual observada en los pacientes. En la población celíaca se encuentran pacientes con una extremada sensibilidad al gluten y otros que cursan, durante gran parte de su vida, con una forma asintomática. Por lo tanto, aún después de más de dos décadas de investigación intensiva, los grupos internacionales más avanzados no han podido determinar las cantidades máximas permitidas para lograr una dieta segura para el enfermo celíaco.