La decisión estaba tomada en la Casa Rosada desde hacía varios días, pero por cuestiones que no se pueden precisar, se postergaron inmediatamente después de trascender. Es que luego de que se deslizara a través de los medios que un diputado provincial en uso de licencia sucedería al vapuleado Carlos Sancho, tal resolución fue desmentida y pospuesta.

Pero luego de los graves incidentes del miércoles y la convicción de que el vicegobernador a cargo del Ejecutivo no podría resolver la crisis, se decidió acelerar los tiempos y disponer lo que para muchos es una virtual intervención provincial.

Aunque en los hechos no lo es, por cuanto el elegido, Daniel Peralta, asumió conforme todos los resortes institucionales disponen. En rigor, los rebuscados requisitos constitucionales necesarios fueron sorteados con celeridad, al punto tal que la designación de Peralta como nuevo gobernador demandó no más de 20 minutos.

Primero fue convocada la sesión, presidida por la vicepresidenta primera del Cuerpo, Judith Forstman, quien anunció que tenía en su poder una nota del propio Peralta en la que reclamaba dejar sin efecto la licencia de la que gozaba, para ocupar la titularidad de Yacimientos Carboníferos Río Turbio.

Luego, Forstman dio curso a tres renuncias: la suya, al frente de la Cámara; la de Miriam Aguiar como su segunda, y la del vicegobernador Carlos Sancho a la titularidad del Poder Ejecutivo.

Aprobados todos esos puntos, Peralta fue invitado a regresar al cuerpo y lo hizo como jamás lo hubiera esperado: entre aplausos y vítores de los militantes que colmaban los palcos.

Sólo restaba aprobar el nombramiento de Peralta a la titularidad de la Legislatura y así se hizo, en forma unánime. Pero Daniel Peralta apenas ocupó ese sitial un rato, los minutos necesarios para escuchar las razones de oficialistas y opositores para apoyar su elección.

Mientras la oposición se basó en que esperaba que ese cambio implicara un cambio de política, desde el FpV se replicó que era un cambio de nombres, pero no de políticas, y que el proyecto impulsado por Kirchner en 1991 seguía vigente.

Los discursos incluyeron elogios varios para el futuro gobernador y a continuación Forstman fue aprobada para ocupar la vicepresidencia segunda del Cuerpo, retornando de tal manera al manejo de la Legislatura.

Es que Peralta, ya con la mente en otros menesteres, ni se quedó para el tratamiento de la renuncia de Sancho y se retiró. Lo suyo no es el legislativo, está claro.

Con Forstman a cargo del Cuerpo, se aprobó por unanimidad la dimisión del vicegobernador -por “razones de salud”- apelando al artículo 104, inciso 13 de la Constitución Provincial.

Y a partir de entonces, Daniel Román Peralta era el gobernador en funciones de Santa Cruz, aunque formalmente asumirá este viernes a las 19.