A poco de asumir como senador nacional, en una de las pocas elecciones que ganó la Alianza allá por 2001 –esas elecciones caracterizadas por el “voto bronca”-, Rodolfo Terragno tuvo una alegría: en el sorteo para determinar los mandatos de los habitantes de la renovada Cámara alta, a la ciudad de Buenos Aires le tocaron seis años. Lo máximo a lo que podía aspirarse.

Pero todo concluye al fin y es lo que sucederá a fin de año con los mandatos de los legisladores elegidos por la ciudad de Buenos Aires; en este caso, los entonces aliancistas Terragno y Vilma Ibarra, y la justicialista María Laura Leguizamón.

Por estos días, el ex jefe de Gabinete de la Alianza está peleando por su reelección. De hecho, es el único de los tres legisladores mencionados que buscará mantener su banca, y en este caso deberá enfrentar primero –el próximo domingo- la interna radical.

En vísperas de ello, Terragno presentó un informe sobre lo actuado a lo largo de estos seis años en su banca, en vísperas de enfrentarse en la interna con el ex ministro de Justicia aliancista Ricardo Gil Lavedra.

Este miembro del Radicalismo Independiente resumió que a través de sus proyectos intentó “representar a ese radicalismo moderno, progresista, racional, republicano y eficaz”.

“Si algo me satisface, es la transparencia que tuvo mi tarea y la que logré imponer en el Senado, donde una iniciativa mía terminó con el voto anónimo”, sostuvo el legislador porteño, en referencia a la modificación del reglamento para que las votaciones se realicen por medios electrónicos que permiten registrar la forma en que votó cada senador.