El diario La Nación publicó una suerte de reportaje indirecto a la primera dama, de esos que su esposo inauguró a través de los comentarios dominicales de los principales diarios como la única manera de escuchar sus opiniones obtenidas en el marco de un diálogo directo con el periodismo.

En este caso, Joaquín Morales Solá tuvo la suerte de entrevistar a Cristina Fernández de Kirchner, quien se mostró proclive a reeditar en nuestro medio una suerte de Pacto de la Moncloa en cuanto a su espíritu. La senadora propone un acuerdo que no se encierre sólo en precios y salarios, sino en una política de Estado sobre la economía que queremos.

Fernández de Kirchner resaltó su deseo de contar con un país capitalista con acento en las exportaciones y en la “marca Argentina” instalada en el mundo. Un país con el necesario equilibrio social también. Sobre eso, dijo, deberíamos buscar un acuerdo entre empresarios, sindicatos y el Estado.

“Nunca eliminaremos el conflicto definitivamente, pero habrá una contención al menos”, presagió.

Respecto al rol de la oposición y la relación con la misma, Cristina destacó que “el Estado es el Parlamento también y es ése el ámbito del debate con la oposición”.

“Las alternativas deben surgir del Parlamento”, puntualizó, preguntándose si “¿acaso no fue así con Chacho Alvarez y con Graciela Fernández Meijide en los años 90? Entonces la mayoría parlamentaria era más compacta que ahora. Yo la viví. Creo que la oposición carece ahora de un serio discurso alternativo más que de condiciones”.

Para Cristina Fernández de Kirchner –y seguramente lo mismo opina su esposo-, el viejo sistema de partidos ha terminado. Pone como ejemplos a Mauricio Macri y a Daniel Scioli, a los que define como “exponentes de un cambio generacional de la política”.

La aspirante presidencial tiene la convicción de que “la Argentina tiene que volver a estar en el mundo”, y sugiere que el cambio del que habla el eslogan oficial de cara a octubre tiene que ver con que en su momento, con Néstor Kirchner recién llegado al poder, había que resolver el hambre de muchos argentinos, por lo que la política exterior pasó a segundo plano y “debimos vivir un poco encerrados. Eso ya pasó”.

La Argentina se incorporó al mundo en estos años con el vigor de sus exportaciones y sentando precedentes sobre los derechos humanos –destaca-. “El derecho a la verdad es un concepto argentino que sentó precedente en todas partes”.

“No concibo la política exterior sólo como un entramado político y social –aseguró la senadora Fernández de Kirchner-. Tenemos que aprender de los grandes países. Sus embajadores son también los embajadores de sus economías, de sus empresas y de sus intereses comerciales, sin descuidar, desde ya, las grandes cuestiones políticas”.

Respecto al factor Chávez, la candidata comparó la relación que debe existir con él en Latinoamérica con la que Europa tiene con el presidente de Rusia, Vladimir Putin. Al ruso se lo acusa de haber matado a una periodista y a un disidente, mientras que Chávez no ha hecho eso, advierte, recordando que “dije que Chávez era tan necesario para la matriz energética de América latina como Putin lo es para la de Europa . Ha sido elegido democráticamente, pero no le hace bien su gestualidad para la mirada internacional de la democracia venezolana.

Cristina se incomoda con el término “socialismo” utilizado por Chávez, aunque resalta que se trata de “un socialismo que compra empresas a valor de mercado, paga puntualmente sus deudas y respeta todos los compromisos energéticos con los Estados Unidos”.

Acepta que hay demasiado militarismo en el gobierno de Venezuela, y considera que no es bueno meter a los militares en un sistema de partidos o en corrientes ideológicas. “Ellos están para otra cosa”, considera.

Respecto a los empresarios, recordó lo que ya les dijo a los mexicanos y españoles: la inversión es una presencia constante en su discurso económico.

Deseosa de abandonar el terreno de la discordia entre el campo y la industria, o entre el mercado interno y el externo, se preguntó “¿por qué vamos a despreciar nuestro campo, el más competitivo del mundo con progresos que asombran? ¿Por qué vamos a descuidar la industria donde hemos hecho progresos importantes y que sirve para dar mano de obra intensiva a muchos argentinos? La diversificación de la economía nos permite, además, estar a salvo de los vaivenes económicos internacionales.

“La Universidad no sólo debe desarrollar la enseñanza, sino también la investigación y el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Ningún país de América latina está tan bien preparado como el nuestro para hacer eso. El crecimiento de nuestra economía necesita también de investigación y desarrollo, ya sea para aplicarlos al campo o a la industria”, señala en otro plano.

Respecto a los partidos políticos, Cristina destacó que “tras épocas de gran crecimiento económico siempre surge un nuevo sistema de partidos. El peronismo no se podría explicar sin el enorme crecimiento económico de la guerra y la posguerra, de los años que van de 1941 a 1946. Ninguno de los partidos sobrevivirá ahora tal como lo hemos conocido antes de la crisis“.

¿El peronismo, tampoco?, le pregunta Morales Solá. “El peronismo, tampoco”, es la respuesta contundente.