Dicen que un empinado legislador nacional del FpV no salía de su asombro cuando su secretaria le dijo que estaba en línea el embajador de un importante país de Europa, que quería dialogar con él unos minutos.

Tras las presentaciones de rigor y los saludos protocolares, el representante diplomático le dijo que tenía en su poder una copia de un proyecto de declaración por el cual formulaba en los fundamentos valoraciones históricas que él y su Gobierno no compartían y que vería con agrado un cambio en su redacción.

Tras las consultas de rigor, el diputado oficialista accedió al pedido del embajador y al comentar el expreso pedido del diplomático entre sus pares se enteró de que no es el único caso. Más de un diputado o senador nacional reciben llamados de los representantes extranjeros cuando en algún proyecto se hace mención al país que representan.