Estamos a pocos días para una nueva elección que elegirá gobernador, vicegobernador, intendentes, concejales, diputados provinciales y representantes del Congreso de la Nación.

En lo personal, estoy orgulloso de haber dejado atrás las múltiples operaciones que decían que terminaba arreglando con el presidente Néstor Kirchner y dejaba mi convicción de ser el gobernador de todos. Atrás también quedó el intento de hacer creer que nuestra propuesta era parte de un gobierno similar al de la Alianza. ¿Qué van a inventar ahora quienes alimentaban estás hipótesis?; ¿Qué van a decir los comunicadores a sueldo carroñeros de la pauta estatal que preguntaban y afirmaban que lo nuestro era una especulación para arreglar con el presidente?. Nada porque la realidad es que fuimos los primeros, seguimos sin el aparato, y confiamos en que la gente castigue a la familia como a los oportunistas y siga de nuestro de lado.

El pueblo debe saber que desde el proyecto de Unidos por Santa Cruz sentimos un profundo orgullo de haber sido los primeros en tener el coraje para decir que se podía cambiar esta provincia. Los primeros en señalar que había que terminar con los salarios en negro, el presentismo docente extorsivo, y la reelección indefinida. Los primeros en proponer libertad de expresión en los medios de comunicación, repatriación de los fondos y nueva ley de coparticipación provincial.

Quienes aparecen más destacadas por los medios para competir con nosotros son el Frente para la Victoria y la Unión Cívica Radical. No hay mucho para contar ya que el pueblo sabe que las consecuencias trágicas que sufre nuestra provincia son las originadas por el Frente para la Victoria que representará Daniel Peralta. Destrozaron el peronismo y las instituciones. Manejan la provincia con estilo autoritario y familiar a través de Néstor, Cristina y Alicia Kirchner, Rudy Ulloa y Daniel Peralta.

Por otro lado aparece la Unión Cívica Radical que lleva como candidato a Eduardo Costa. Hay que ser realistas y lo que parecía ser un frente amplio que incluiría a sectores de toda la sociedad quedó siendo el radicalismo pero maquillado con otro nombre. El empresario por caprichos personalistas similares a los de Kirchner dejo abierta la posibilidad a una elección muy ajustada con resultado, según las poco creíbles encuestas, incierto. En cambio, mediante la unidad, hubiésemos logrado un triunfo amplió que garantizaría un fuerte control de la elección, gobernabilidad y la derrota definitiva de la dinastía familiar.

Sin embargo el pueblo sabe y percibe que un gobierno radical, con un escaso apoyo desde la sombras del (¿peronista?) ex-gobernador Sergiop Acevedo , tiene pésimos antecedentes de gestión teniendo en frente al Frente para la Victoria+ y sumado a que quien quiere ser el líder radical solo tiene 70 días en la política; es un cóctel explosivo y peligroso que pone en riesgo la gobernabilidad de la provincia a largo plazo.

Como político es importante que el pueblo conozca que siento una gran tranquilidad por ser el único, luego del pedido de muchos hombres de diferentes extracciones políticas como Raúl Alfonsín, Roberto Lavagna, Mauricio Macri, Juan Ignacio Melgarejo, en resignar mis ambiciones personales (ya que lo único que me falta como hombre de la política es ser gobernador) para armar un frente sólido, plural y contundente que incluyera a la gran mayoría peronista que nos acompañara el 28 de octubre. Debo recordar el antecedente de haber sido el primer candidato a gobernador que hubo para las próximas elecciones y con más años de experiencia. No importaba si significaba un triunfo contundente y amplio.

Pese a que nunca pensé en que Eduardo Costa quisiera enfrentar al aparato creí en estos dirigentes y estuve dispuesto a acompañar desde la vicegobernación para impulsar con mayor poder legislativo las reformas constitucionales que planteamos desde un comienzo. Sin embargo, con la única negativa del empresario, se confirma lo que era un rumor sobre la inexperiencia de Costa y su idea de acompañar un proyecto nacional kirchnerista. Puedo entender que quizás fuera una cuestión personal con Eduardo Arnold pero la estrategia política de no sumar a ningún sector del Partido Justicialista en Santa Cruz y en la Argentina, es de un niño de 5 años.El pueblo santacruceño no tiene una mente infantil, no quiere corre riesgos con improvisados que abandonen el barco en la primera tormenta, y lo percibe.

La gente debe saber que en Unidos por Santa Cruz somos los que tenemos mayor experiencia en gestión pública (donde uno representa a los empleados y no es un jefe verticalista que hace lo que quiere con ellos) pero sobre todo el coraje para cambiar esta provincia. Somos una alternativa provincial formada por el auténtico peronismo, radicalismo y partidos vecinales.

Seguimos, pese a todas las campañas del presidente para bajarnos o ignorarnos, con la firme idea de ofrecerles un proyecto centrado en la unidad más que, de “políticos de helicóptero” y empresarios aburridos que juegan a la política, de la gente. Del pueblo como nos gusta decir a quienes somos peronistas; único dueño con su voto del futuro de la provincia.

Sin oportunismos ni especulaciones deben recordar que fuimos los primeros en creer en el cambio. Los primeros entre el gobierno familiar y un radicalismo funcional a la dinastía K.

* Arnold es diputado nacional del PJ de Santa Cruz y candidato a gobernador de esa provincia.