Está en estudio una Ley de Talles que genera resistencia de la industria textil. ¿Qué harán los legisladores?
Por Pamela Vallet
En la ciudad de Buenos Aires hubo un importante aumento de adolescentes y jóvenes que cayeron entre las garras de dos enfermedades cada vez más usuales dentro de esa franja etárea: anorexia y bulimia. Algunos investigadores justifican este incremento a la presión social que ejerce la moda actual. Es decir que las tallas cada vez más pequeñas exhibidas en los negocios de ropa apuntan a un acotado grupo de jóvenes, lo que produce en el resto de los adolescentes una imposición de un modelo estético para poder seguir la moda de estos tiempos.
La iniciativa, impulsada por los diputados del bloque Frente para la Victoria: Inés Urdarpilleta, Silvia La Ruffa, Ana María Suppa y Helio Rebot, que actualmente se encuentra dentro de la Comisión de Desarrollo Económico del Palacio Legislativo, aspira lograr ofrecerle a la sociedad un amplio abanico de posibilidades a la hora de vestir, que se adapte a cualquier contextura física. Es decir, que sea el local de ropa el que se adapte al cliente y no el cliente el que se adapte a la moda impuesta por una determinada marca, que apunta en muchos casos a un ideal inalcanzable para que los modelos de indumentaria se ajusten más a la realidad y puedan adaptarse a la contextura física del común de la sociedad. De esta manera, le otorgarían a la gente “la posibilidad de que los jóvenes y adolescentes se vistan como quieran, implica que en el mercado puedan encontrar los talles correspondientes a su cuerpo y no sea la imposición de un modelo estético de una minoría, casi imposible de alcanzar para la gran mayoría”.
Esta es una de las temáticas en las que están trabajando, desde hace ya varios años, no sólo en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires sino también en el ámbito bonaerense y a nivel nacional. Sin embargo, pese a la buena voluntad de algunos legisladores, la norma no cuenta con el respaldo de la industria textil.
Hace ya dos años, en la provincia de Buenos Aires, se reglamentó una ley que obliga a los dueños de negocios de ropa, así como a negocios, fabricantes, distribuidores e importadores -en un plazo máximo de 180 días- a acondicionar la indumentaria juvenil de acuerdo con las convenciones (normas IRAM e ISO). Sin embargo, esa disposición no fue cumplida.
Actualmente, a nivel nacional se encuentran trabajando en una ley de similares características, pero todo parece indicar que el camino de ese proyecto va a ser muy largo antes de llegar al recinto, ya que deberán lidiar con un amplio sector de textiles, que se rehúsa a llevar a cabo la propuesta. Será que la iniciativa no beneficia en absoluto sus bolsillos, ya que deberían cambiar una serie de pautas que utilizan hoy en día.
Desde la Legislatura porteña impulsaron un proyecto que propone que “los establecimientos comerciales, que en el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires vendan prendas de indumentaria, deberán ofrecer talles que respeten las normas IRAM de la serie 75.300, en cuanto a las definiciones y procedimientos de medición del cuerpo”. Con ello buscan reducir los altos índices de la bulimia y la anorexia, que impactan con mayor frecuencia a los jóvenes y adolescentes, ya que -así como lo establece el proyecto de ley- “en la Argentina la moda impone pautas que logran insertarse en la sociedad a modo de necesidades sociales, ejerciendo una fuerte presión social y generando una profunda amenaza de exclusión para quienes no alcanzan dicha pauta”.
“El incentivo al consumo de productos, que no se corresponden con la fisonomía de la mayoría y que apunta a ideales que son inalcanzables, provoca sentimientos de angustia en los jóvenes y adolescentes que en casos extremos pueden convertirse en un atentado a la salud y derivar en trastornos alimenticios”, según los fundamentos de la ley presentada.
Asimismo, la iniciativa manifiesta que “existen consecuencias negativas, principalmente sobre las mujeres, debido al modelo corporal propuesto por la industria indumentaria. Los comercios, hoy en día, ofrecen talles cada vez más pequeños, destinados a personas muy delgadas, que no se adaptan a la contextura física del común de la sociedad.
La oferta de indumentaria hoy en día desconoce la existencia de las normas IRAM en cuanto a las definiciones y procedimientos de medición del cuerpo, al punto en que en los últimos años llegaron a fabricarse prendas de talle “extra-small”. “Por esto resulta necesaria una reglamentación que impulse a los comerciantes a asumir la responsabilidad social de ofrecer la mayor cantidad de posibilidades y la mayor claridad a la hora de informar acerca de los talles de las prendas”, enfatiza.
El proyecto está y la buena disposición por parte del cuerpo también. Sin embargo, falta lo más importante, la voluntad por parte de los textiles de modificar sus estructuras a la hora de confeccionar las prendas. ¿Logrará la iniciativa ese apoyo crucial? Esperemos que sí, habrá que seguir intentando llegar a un acuerdo para que la normativa llegue al recinto sin tantas trabas e intereses de por medio.