A días de la elección resulta imposible pronosticar cómo quedará compuesta la Cámara baja. 10 claves de la incertidumbre.
Por Pablo Winokur
La Argentina es uno de los pocos países en el mundo que realiza elecciones intermedias. Es decir que cada dos años se renuevan parcialmente la Cámara de Diputados y el Senado. Cada año electoral parlamentario realiza una serie de sondeos previos e intenta anticipar cómo quedará conformada cada una de las cámaras y analizar el posible mapa político argentino para los próximos años: si el Ejecutivo cuenta o no con mayoría propia.
Parlamentario realiza esta proyección, con el margen de error que se maneja, dado que no se basan solamente en encuestas -no todos los distritos hacen este tipo de sondeos-, sino fundamentalmente en la historia electoral de cada una de las provincias y el peso específico de los dirigentes que se postulan.
Casi siempre al realizar este pronóstico aparecen algunas dudas, fundamentalmente están centradas en los imprevisibles grandes distritos. En general es fácil presuponer cómo se distribuirán las bancas en juego en una provincia chica donde normalmente se eligen tres diputados. Salvo casos excepcionales, se reparten dos para la mayoría y una para la minoría. El margen de error es escaso.
En los grandes distritos los problemas son mayores. Dos puntos de diferencia en Buenos Aires implican el ingreso o no de un diputado más para un determinado partido.
Semanas atrás realizamos un esbozo de cómo quedaría el Senado. Aparecieron dudas que fueron expresadas en la nota. Tras esa publicación, un grupo de periodistas de Parlamentario comenzó a trabajar sobre cómo quedaría la Cámara de Diputados. Pero la resolución de ese enigma fue casi imposible, y eso dio origen a esta producción.
Perdidos en el espacio
La política argentina es un arte cada vez más complejo. El quiebre de los dos partidos políticos más importantes dejó desorientada a buena parte de la sociedad y por ende complicó -hasta niveles extremos- el mapa político. Hasta el punto tal de que todos los analistas están hoy desorientados. Hay quienes intentan explicar lo inexplicable, pero lo cierto es que -hasta para el más avezado- hoy no es posible anticipar cómo será la política de los próximos cuatro años. Pero ¿por qué es casi imposible predecir cómo quedará la Cámara baja post 28 de octubre? Aquí algunas causas:
1. Por colectora. Se denominó de esta forma a la posibilidad de que distintos referentes locales lleven a una misma candidatura presidencial. Así en cada distrito se encontrarán -por ejemplo- varias listas kirchneristas con distintas denominaciones: Frente para la Victoria, Partido de la Victoria, Partido Justicialista, Coalición Plural (así se denominan los radicales K), etc. ¿Qué oficialismo ganará en cada distrito? Este problema aparece en Buenos Aires, Santiago del Estero, Salta y Chaco, entre otros, sin contar los distritos de radicales K, que merecen un apartado especial.
2. Aliados, pero hasta ahí… Aunque no reciben el nombre de “colectora” -tal vez por tener menos chances de éxito- las otras fórmulas presidenciales también son llevadas por varias listas de candidatos a diputados. Los líderes hicieron acuerdos con distintos partidos pero no unificaron boletas. El nombre de Roberto Lavagna, por ejemplo, será llevado por su propia sigla (UNA) y por el radicalismo oficial. La pregunta es cómo esto repercutirá en la composición final de la Cámara de Diputados. ¿Cuál de las listas que lleva a Lavagna en la provincia de Buenos Aires se llevará más legisladores? ¿Cuántos cada una? Algo similar sucede en distritos en que partidos provinciales apoyan al ex ministro, como los Demócratas de Mendoza. La Coalición Cívica y el Socialismo -aliados en la presidencia- llevan también boletas separadas en algunas jurisdicciones.
3. Los radiKales: El Gobierno gestó un esquema “Gana-Gana” en muchas provincias, especialmente en las que están dominadas por radicales K. Pase lo que pase, no puede perder, aunque eso genera incertidumbre de cara al futuro. En Río Negro, Santiago del Estero, Mendoza, Catamarca y Corrientes, tanto la UCR como el peronismo apoyan al Gobierno. ¿Pero cuántos legisladores logrará cada uno?
4. Voto desprevenido. Muchos electores no están muy interesados en la política, y sólo evalúan su voto para el Poder Ejecutivo. Cuando llegan al cuarto oscuro toman la boleta con el nombre de su candidato y no miran que se eligen otros cargos. En 2003, una diputada nacional ingresó a la Cámara de Diputados con el 10,2% de los votos, pese a figurar en el rubro “otros” de las encuestas previas. Llevó como jefe de Gobierno a Aníbal Ibarra y eso traccionó a su favor. Con apenas un 10% de distraídos se puede dar vuelta una elección.
5. Fragmentación en los distritos grandes. Capital, Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza presentan un alto grado de fragmentación electoral y hay muchos cargos en juego. Esto, sumado a la cantidad de oferta para diputados por cada candidato presidencial, hace que sea imposible hacer una predicción cercana. Por ejemplo, pese a que es un distrito que le es adverso, el kirchnerismo podría ganar en Capital Federal gracias a la división de la oposición.
6. Desnacionalización y renacionalización. Muchas provincias le dieron la espalda al Gobierno nacional en elecciones netamente locales. ¿Harán lo mismo en las nacionales? ¿Acompañarán a sus dirigentes locales o no? Difícilmente Mauricio Macri, Hermes Binner y Fabiana Ríos puedan repetir lo realizado en las provinciales que los ungieron. ¿Pero con qué porcentaje terminarán? ¿Cuántos diputados lograrán meter? Las incógnitas también aparecen con el radicalismo en Chaco, el MPN en Neuquén o con Misiones en donde la oposición se fortaleció tras la fallida reforma constitucional del candidato oficialista. ¿Qué pesará más a la hora de elegir diputados? ¿Lo nacional o lo local?
7. Alto índice de indecisos. Según las encuestas, a pocos días de la elección presidencial aún queda un 20% de indecisos… Ni qué decir de la indecisión respecto del Congreso, donde muchos candidatos son desconocidos. Esto dificulta aún más las proyecciones.
8. Partidos provinciales y figuras mediáticas. Unos están subvaluados, los otros sobrevaluados. ¿Cuántos legisladores logrará Jorge Sobisch? Por perfil propio, inversión publicitaria y aparición en medios debería meter varios diputados. Hoy las encuestas no le dan. Como contracara, habrá que ver con cuántas bancas se alzan los partidos provinciales, poco tenidos en cuenta en las especulaciones previas.
9. De aquí para allá. Muchos candidatos del oficialismo recalarían en algún ministerio. En función de ello algunos que no están en puestos expectantes podrían ingresar, lo cual modificaría el mapa de los nombres e incluso la composición final de los bloques.
10. El día después. ¿Los radicales K deben ser considerados oficialistas? ¿Se integrarán al bloque del FpV? ¿Qué pasará con otros aliados como los socialistas K o los renovadores salteños?
El mapa es muy complejo y expresa la imposibilidad de hacer predicciones, análisis, especulaciones hasta que se conozcan los resultados… También en el Gobierno esperan estos números y sufren al pensar en la incertidumbre que reinará los próximos cuatro años.