Consagraron así a la Iglesia de la Santa Cruz, por ser un espacio de memoria donde descansan los restos de Ponce de Bianco, Esther Ballestrino de Careaga, Angela Aguad y la monja francesa Léonie Duquet, todas desaparecidas y asesinadas por la dictadura militar en 1977, cuyos restos fueron halladas en 2005.
La Legislatura porteña aprobó el proyecto que declara sitio histórico a la iglesia Santa Cruz, en homenaje a las víctimas que fueron secuestradas y desaparecidas en el lugar por efectivos de la armada encabezados por Alfredo Astiz durante la última dictadura militar.
La parroquia ubicada en el barrio porteño de San Cristóbal abrió sus puertas a los familiares de desaparecidos que durante la represión encontraron allí un espacio de contención y refugio.
Allí el 8 de diciembre de 1977 fueron secuestrados 9 familiares -entre ellos la monja francesa Alice Domon, las madres Esther Ballestrino de Careaga y Mary Ponce de Bianco- y dos días después la fundadora de Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor y la religiosa Leonie Duquet.
Astiz fue el protagonista principal que se infiltró entre los familiares con el pretexto de tener un hermano desaparecido y quien proporcionó los datos para que el grupo de tareas se presentara en la parroquia, llevándose a los nueve familiares que habían sido marcadas con un beso por el genocida.
Los secuestrados fueron trasladados y torturados en la ESMA y arrojados al mar con vida en los conocidos "Vuelos de la Muerte" y aparecidos en las costas bonaerenses a los pocos días.
Cinco de los cuerpos fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense en 2005 luego de ser encontrados en el cementerio de General Lavalle como NN.
El proyecto, ahora convertido en ley, fue aprobado casi con la mayoría: con 36 votos en general y 33 en particular, según precisaron desde la Legislatura porteña.
El 6 de enero de 1883 se abrió al público una capilla de madera y zinc, pequeña, casi perdida en la inmensidad del campo y acompañada por las habitaciones que era la residencia provisoria de los religiosos.
Esta capilla fue el centro para los irlandeses y también para la gente de la zona, que vivía alejada de la posibilidad de la atención religiosa.
La capilla fue quedando de a poco chica y el sueño de construir un templo propio se fue haciendo cada vez más latente gracias a los donantes.
Así, el 4 de mayo de 1890 fue colocada la piedra fundamental del templo, y cuatro años después, el 11 de marzo de 1894, se inaugura la Iglesia de la Santa Cruz.
El templo es de dimensiones medianas, aunque no menos imponente debido a su diseño gótico, digno de las construcciones de principios del siglo XIX.