Por Susana García
Desde el espacio político que integro hemos realizado, en forma continua, propuestas destinadas al sector agropecuario para establecer Políticas de Estado para el desarrollo del sector y de la economía toda: con reglas claras, a corto y largo plazo, que sinteticen un desarrollo sustentable, la preservación de los recursos naturales, la protección de los sectores productivos, el desarrollo de eslabonamientos industriales y la generación de fuentes de trabajo genuinas, todo ligado a una coyuntura internacional que nos es favorable.
A nuestras propuestas sumamos la denuncia hacia un gobierno que continuamente cambia las reglas de juego y no establece Políticas de Estado para el sector, así como denunciamos la corrupción sistemática alrededor del otorgamiento discrecional de la Cuota Hilton a frigoríficos relacionados con el poder político.
Decíamos el 25 de Mayo de 2005 que era “...indispensable generar una estrategia de producción ganadera y de desarrollo de toda la cadena cárnica donde, a través de un Plan Ganadero Nacional, se definan políticas y metas a alcanzar, en el mediano y largo plazo, para el mercado interno y externo, se articulen los objetivos y los esfuerzos que realizan las provincias y se generen los instrumentos de fomento que son necesarios para el relanzamiento del sector”.
Como consecuencia de la decisión política del Gobierno de no impulsar dichas estrategias ni generar los instrumentos de fomento necesarios para el sector, hoy presenciamos consternados la extranjerización de las industrias de la carne, como en los 90 presenciamos la extranjerización de nuestras tierras.
Desde el 2003 el Gobierno ocultó su ausencia de políticas de desarrollo para el sector y su decisión de desalentar la cría de ganado en post de la “sojización” de todo el territorio, tras las arengas altisonantes del presidente, más propias de principios del siglo pasado que del siglo XXI. Si la extensión de nuestras praderas y la riquezas de pasturas hubiese estado acompañada de reglas claras y concertadas a largo plazo, se hubiese podido en estos 4 años perdidos, priorizar tanto el consumo interno, como la demanda internacional a precios diferenciados.
Pero el estilo presidencial, alejado de toda posibilidad de concertación, su necesidad de definir enemigos, su decisión de recaudar vía retención de las exportaciones de granos, su clara política de extender la frontera sojera y un aparente acuerdo tácito con las concentradas compañías multinacionales cerealeras -hoy devenidas en productoras de biocombustible-, convirtieron éstos últimos 4 años en tiempo perdido para el desarrollo de la cadena productiva de la carne. Y mientras hoy los mercados internacionales demandan nuestras carnes a un precio favorable que ronda los U$S 10.000 dólares la tonelada y por encima de los U$S 15.000 la tonelada de los cortes de carne correspondientes a la Cuota Hilton, las cabezas de ganado disponibles siguen siendo casi las mismas que en 2003.
Denunciamos, una vez más, que la reticencia del Gobierno Nacional a elaborar un Plan Ganadero Nacional integral, su falta de visión de la importancia en la generación de fuentes de trabajo de todo el eslabonamiento de la cadena de producción cárnica, la ausencia de estrategias para priorizar la producción tanto para el consumo como para cubrir la demanda internacional a precios diferenciados, etc, convierte a este Gobierno en responsable directo de que capitales de origen brasileño hoy se estén quedando con nuestros frigoríficos y las exportaciones de los mejores cortes de nuestras carnes.
No alcanza el trabajo de los productores primarios, ni las medidas que aisladamente realizan las provincias y los distintos eslabones de la cadena productiva, si el Gobierno Nacional continúa ausente en el diseño de políticas de desarrollo nacional para sectores estratégicos de nuestra economía.
Susana García es diputada de la Nación del bloque ARI