“Tendremos que articular lo académico y lo económico, como hacen las grandes sociedades desarrolladas de todo el mundo”, dijo Cristina Fernández de Kirchner en su mensaje de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso. Estaba refiriéndose al capítulo del conocimiento y en ese marco detalló que “si le incorporamos conocimiento al proceso productivo que estamos desarrollando —como de hecho lo estamos haciendo—, sin lugar a dudas lo vamos a multiplicar”.

A continuación, resaltó un detalle sumamente importante: “No es casualidad que en toda la historia de la humanidad, sea la primera vez —a fines del siglo XX— que un hombre logra ser el más rico del mundo no porque se queda con algo del otro o porque tenga el petróleo, el oro o cualquier otra riqueza, sino porque tiene cabeza, ideas y conocimiento”.

No lo mencionó, pero Cristina Fernández hablaba de Bill Gates, quien de todas maneras ya no figuraba en primer lugar, sino que había sido sobrepasado por el mexicano Carlos Slim, con quien la Presidenta se reunió el año pasado.

Lo cierto es que el creador de Microsoft ya no es el más rico del mundo, sino que acaba de quedarse con el primer lugar alguien que no proviene del ámbito del conocimiento precisamente, aunque más vale que conocimientos muy grandes debe tener. Se trata de Warren Buffet, un inversor estadounidense que cuenta según la revista Forbes con 62.000 millones de dólares.

En segundo lugar quedó el mexicano Slim.

Bill Gates quedó en el tercer lugar, con 58.000 millones de dólares (2.000 más que el año pasado). No es poca cosa, por cierto.