Advierten que los efectos de la medida de fuerza de los productores agropecuarios serán preocupantes para la economía en general.
Los efectos económicos que ha empezado a tener el paro agropecuario serán preocupantes para las finanzas y la inflación, sobre todo en lo que hace al costo de vida de marzo y de abril.
Al margen de la pelea entre el Gobierno y los productores rurales, lo que está claro es que el desabastecimiento de alimentos se ha intensificado en las últimas jornadas y que ese mismo efecto no se puede corregir de un día para el otro, por más que se llegue a algún tipo de acuerdo con el agro.
Aquí se cortaron las cadenas de producción y distribución, con lo cual retomar el ritmo normal de abastecimiento llevará un tiempo determinado y el problema radica entonces en el “mientras tanto”.
En concreto, según distintos especialistas, la falta de productos durante la segunda quincena de marzo ha provocado un crecimiento importante en el nivel inflacionario de ese mes.
La inflación real de marzo se va a ubicar en torno al 3,5 por ciento, lo cual marcaría el mayor aumento de precios en un mes en los últimos tres años, con el peligro, además, que esto contribuya a incrementar la espiral de aumento de costos que se está observando día a día.
El desabastecimiento se ha expandido en distintos tipos de productos como la carne, lácteos, azúcar, aceites, frutas, verduras, pollos, huevos, dulces, harinas, alimentos enlatados.
Esta falta de productos ha generado que los precios, en la mayoría de los casos, aumentaran entre 30 y 40 por ciento en muchos de esos alimentos escasos.
De allí es que se calcula que el 3,5 por ciento de inflación real que podría registrar marzo y que dentro de ese número, cerca del 1,5 por ciento correspondería al incremento generalizado a partir del paro agropecuario.
Lo peor de todo que este nivel inflacionario de marzo deja ya un arrastre superior al uno por ciento para abril, con lo cual, en ese mes el costo de vida mostraría un incremento concreto de al menos dos por ciento.
Pero no solamente el efecto preocupante del paro agropecuario va por el lado de los precios. También se verá afectada considerablemente la recaudación impositiva.
La ecuación es simple. Al haber paro agropecuario, el sector no ha tenido actividad, generando caída en los ingresos tributarios correspondientes al día a día, como es la facturación del Impuesto al Valor Agregado.
También habrá menor facturación de impuestos internos y de retenciones a las exportaciones.
Es por eso que se estima que la recaudación impositiva de marzo, que muchos consideraban antes del paro agropecuario que se ubicaría en una cifra que podría oscilar cerca de los 20.000 millones de pesos, en realidad los ingresos no superarían los 18.500 millones.
Este no es un dato menor, porque el Estado debe hacer frente a crecientes compromisos de deudas y esta caída de la recaudación impositiva implica que el Estado deberá endeudarse más para cumplir con esas obligaciones.
Es más, teniendo en cuenta la situación complicada que siguen mostrando los mercados, lo más probable es que el Estado recurra a la cuestionable maniobra de “autopréstamos” que le podría conceder la AFIP o la ANSES para justamente poder cancelar los vencimientos de deuda del mes.