“No hay talles para vos”, resulta ser una frase tan frustrante como recurrente. Esto lo había detectado la Fundación Mujeres en Igualdad; ahora lo ratifica el Centro de Orientación, Defensa y Educación al Consumidor. La ley 12.665, que obliga a tener stock de ropa en talles 38 al 48, no se cumple en Unicenter Shopping. La Comuna prometió abrir en un expediente por cada negocio en falta. Mientras tanto, los consumidores siguen sufriendo la falta de indumentaria.

Este ya es un problema que excede al ámbito adolescente. Cada vez es más difícil conseguir variedad de talles para las mujeres, a pesar de la vigencia de la ley 12.665, promulgada en mayo de 2005, que intenta regularizar la disponibilidad de talles, con el objetivo de aportar a la lucha contra la bulimia y anorexia. La reglamentación obliga a que los locales vendan indumentaria del 38 al 48, algo que, por segunda vez, una ONG asegura que no pasa.

“Hicimos una recorrida por Unicenter Shopping, el centro de compras más grande del país. Con el trabajo de los voluntarios, revisamos once negocios. En diez, comprobamos que no disponen variedad de talles en los productos que venden. Y creemos que el nivel de incumplimiento también se da en el resto de los centros comerciales del Partido”, señala Pablo Chamatrópulos, actual presidente del Centro de Orientación, Defensa y Educación al Consumidor (CODEC). Como la ONG no tiene la facultad de labrar infracciones, dejaron constancias escritas firmadas por testigos. El paso siguiente, explicaron, consiste en presentar la copia de cada documento en la Comuna y en la Dirección de Comercio provincial.

Este informe surge ocho meses después del elaborado por la Fundación Mujeres en Igualdad, que bajo la campaña “Género x género: Acceso a la información pública”, realizó un estudio basándose en el mismo shopping y en otros locales de Munro. En ese momento, las voluntarias agrupadas en esa organización denunciaron que sólo una tienda de las 23 inspeccionadas tenían todos los talles que obliga la ley.

“La falta de prendas para todos los talles es un problema grave y muy excluyente. No hay ropa para cuerpos reales, y algunas marcas se niegan a hacer talles más grandes porque temen por la deformación de su ropa”, opinó Ema Cibotti, presidenta de la institución, apenas dieron a conocer el informe. Además, notaron otras irregularidades como que las etiquetas identificatorias no tenías las medidas corporales, tal como obliga la ley, y que, en algunos locales, las prendas marcadas como 46, en realidad tenían las dimensiones correspondientes al talle 40.

Pero, ¿en qué estado se encuentra esa denuncia? “Nos demoró la feria judicial y el hecho de que no había antecedentes sobre denuncias acerca de este tema, pero ya convocamos a las firmas y estamos en la etapa de descargo. En 60 días, habrá una definición”, aseguró Martín Vázquez Pol, a cargo de la oficina de CODEC en San Isidro. Según pudo averiguar Infocívica, las marcas aducen que “se trata de prendas de importación o con licencia de confección extranjera”.

Con respecto al informe de CODEC, que arribó a esa área, Vázquez Pol informó: “Una vez que lleguen las actas, se abrirá un expediente para investigar cada caso”. En este sentido, Chamatrópulos insiste: “De todos modos las ley es muy clara y obliga a tener todos los talles, sin excepciones”. La ley en vigencia dice, en su artículo 2 que los comercios que no cumplan con lo dispuesto, deberán abonar una multa. Y, si hay reincidencia, el local puede ser clausurado”.

Eso no parece preocupar mucho a las encargadas de los locales. Entonces se quiso comprobar si las vendedoras estaban al tanto de la ley y notó que en muchos casos la desconocían. Una empleada que pidió que su identidad se mantuviera en reserva, comentó que “muchas marcas deciden no fabricar talles grandes porque son para una minoría”. En algunos locales, aún se mantiene la descripción de talles como S – M – L – XL, lo que la ley intentó modificar por la descripción numérica.

Pero del lado de los consumidores, el no cumplimiento se sufre aún más. Verónica Grillo está en pleno tratamiento de su sobrepeso y, aunque bajó 20 de los casi 100 kilos que estaba pesando, conseguir ropa moderna y acorde a sus 27 años, le sigue costando. “Siempre termino en los negocios de talles especiales. La indumentaria de las grandes marcas no contribuye al esfuerzo que uno hace, que es por una cuestión de salud, además de estética. Lo que más bronca da, es el desinterés y hasta el desprecio de las vendedoras”, cuenta.