En el Salón Azul del Congreso se realizó el acto de entrega de los Premios Parlamentario. El conflicto entre el Gobierno y el campo no estuvo ausente en varios de los discursos.
Los Premios Parlamentario son un acto esencialmente político. Políticos son los premiados, que son elegidos de manera política (son sus propios compañeros los que eligen y no una fórmula matemática cuantitativa). La fiesta se da en el marco de la casa de la democracia, el Congreso de la Nación, y los galardonados pronuncian discursos políticos para agradecer.
Siendo un acto esencialmente político, no es de extrañar que la actualidad argentina se cuele en cada nueva entrega. Pero esta vez todo el evento se vio cruzado por el conflicto del momento: las disputas entre el Gobierno y el campo no sólo estuvieron presentes en la mayoría de los discursos, sino que incluso el tema hizo atrasar casi dos horas el inicio del evento. Nobleza obliga, cabe destacar que las 500 personas que se dieron cita en el Salón Azul supieron entender perfectamente las razones de la demora y lo aceptaron conscientes de que las circunstancias justificaban tal situación.
Cosas de la política, lejos de opacar el acto, lo potenciaron. La intromisión del conflicto tuvo tal vez su contrapunto más grande a la hora de que las máximas ganadoras, Sonia Escudero por el Senado y Graciela Camaño, ambas oficialistas, sentaran posiciones diferentes en torno a la protesta.
La primera en hablar de las principales premiadas fue la senadora, quien consideró que “cuando la ciudadanía toma la calle yo tengo la sensación de que la democracia representativa en algún punto falló”. Y agregó: “Si lo que se discute en la Argentina es la redistribución de la riqueza, esa discusión tiene que pasar por esta casa”.
A su turno, Camaño expresó una posición casi contraria. Rechazó de plano algún paralelismo que se quiera trazar entre los cacerolazos de diciembre de 2001 y los recientes. “El país no es el mismo, la discusión no es la misma y gracias a Dios hoy estamos discutiendo -a lo mejor vehementemente y quizás hasta incorrectamente- cómo se distribuye el ingreso. En el 2001 discutíamos cómo seguíamos sosteniendo la democracia. Hay una enorme diferencia, y hago votos para que Dios nos dé inteligencia a todos para que podamos resolver este conflicto que tenemos todos los argentinos”, expresó.
Escudero ponderó parte de las propuestas del Gobierno frente a los productores, también criticó el hecho de que vayan a gastar cuatro mil millones de dólares en el Tren Bala, cuando “no ha sido posible” la reconstrucción del Ferrocarril General Belgrano, que cuesta 300 millones. Pero más allá de las críticas, la senadora también desmintió que el Congreso sea una escribanía y rescató los debates que se producen en su interior. Por ejemplo, citó la ley de Bosques y la de Defensa al Consumidor. “Fueron iniciativas de diputados y en el Senado generamos un amplio debate y consenso para que su aprobación fuera casi por unanimidad”, dijo.
Camaño coincidió con esto. “Si bien es cierto que a veces nos quejamos o nos gustaría tener un poco más de protagonismo y que las cosas dejen de ser de emergencia y volvamos a la normalidad o que en esta casa tengamos más debate, no es cierto que falte el debate”.
Show must go on
Fue una verdadera multitud la que se dio cita en el Congreso. Ya desde temprano se llenó el Salón Azul. Primero, todos aquellos que vinieron a apoyar a Graciela Camaño en su día. Luego llegó gente de Escudero, menos numerosa, tal vez por motivos de distancia. (Camaño es de San Martín, provincia de Buenos Aires y Escudero de Salta).
Todos querían ocupar los primero lugares, pero no se puede: el lugar es finito. Pero el tiempo es infinito y los legisladores no llegan. Valió la presencia de la Fanfarria Alto Perú del Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín, que se puso al hombro la espera y comenzó a tocar temas de todos los estilos, a fin de amenizar la espera.
De a poco fueron llegando algunos legisladores ajenos al oficialismo: Rodolfo Terragno, Fernando Iglesias… más tarde llegaría Graciela Giannettasio. Aparecieron varios periodistas, pero pocos de los máximos protagonistas, presentes en la Casa Rosada donde el Gobierno anunciaba medidas para tratar de encarrilar el conflicto con el campo.
Y finalmente, en el Salón Blanco de la Casa Rosada se pronunció una frase: “Los argentinos en estos cuatro años y medio nos hemos acostumbrado nuevamente, a partir de tener trabajo, a contar con los bienes y con los servicios que nos han hecho más digna la vida a todos y a todas. Muchas gracias y muy buenas tardes”.
El discurso de la Presidenta había terminado y los protagonistas de la fiesta de Parlamentario rápidamente se trasladaron al Salón Azul para disfrutar -ahora sí- de su propio homenaje: el reconocimiento al trabajo legislativo.
Arrancó nomás
El acto se abrió con el Himno Nacional Argentino tocado por la Fanfarria Alto Perú, a cargo del mayor de banda Antonio Agustín Troncoso, a continuación ejecutaron el Himno a las Malvinas en conmemoración al 2 de abril.
Luego comenzó el evento uno de los directores de la revista Parlamentario, Oscar Benini, disculpándose por la demora. “Ustedes sabrán comprender la situación del país”, dijo, tras lo cual, en su alocución recordó la situación de subordinación que tiene el Congreso en la Argentina y no pudo obviar el conflicto del día. “El país necesita señales que le recuerden al a opinión pública la existencia de un Congreso Nacional independiente y digno, celoso de su autonomía y capaz de brindar una salida -como lo hizo en otros momentos de la historia- a este imbricado problema del campo”.
“Gestos de esta naturaleza constituyen un primer paso hacia la plena recuperación del Parlamento, que debe volver a ser un factor de influencia decisiva en la determinación de las líneas políticas definitorias del futuro de la Nación”.
Luego llegó el turno de José Di Mauro, el otro director de Parlamentario quien destacó que -pese a que muchas veces el Congreso sea criticado- el trabajo adentro de ese edificio es intenso. “Nosotros hacemos nuestro aporte para rectificar que esta casa bien merece seguir siendo llamada la caja de resonancia de la democracia. Y no lo hacemos falseando la realidad sino buscando información para encontrar y transmitir en detalle toda la actividad que tiene lugar aquí, que bien sabemos es mucha”.
No obstante, reconoció que esa labor del Congreso “podría ser más” y destacó que el rol de Parlamentario como medio es también resaltar “todo lo que mal se hace o, simplemente, no se hace”.
En tangencial referencia al conflicto con el campo expresó su deseo de que “este Congreso adquiera a la hora de las decisiones el valor que nunca debió resignar”.
Pluralidad de voces
Poseedor del segundo lugar en la Cámara de Diputados, Agustín Rossi explicó las dificultades que tiene la tarea de ser jefe del bloque del oficialismo. “Mi misión es defender las iniciativas del Gobierno, tratar de garantizar el funcionamiento del Congreso y lograr los consensos con la oposición en la medida que se pueda”, contó. Respecto a las críticas, dijo no estar insatisfecho sobre el rol del Poder Legislativo. “El Parlamento argentino está por sobre la media en la sanción de leyes que salen del propio Congreso respecto a otros parlamentos del mundo”. Desmintió así que el Congreso sea una escribanía del Ejecutivo. “No perdamos de vista todo lo bueno que hacemos todos los días”, pidió.
Otro de los premiados, el diputado Claudio Lozano (Proyecto Sur) se mostró sorprendido de que un legislador que integra un monobloque sea elegido entre los 10 mejores legisladores en cada año.
Al subir a recibir el premio, lo compartió con sus asesores y aseguró que “la tarea que llevo a cabo es colectiva”. En ese sentido mencionó la importancia de pertenecer a la CTA y de los aportes del Instituto de Estudios Económicos de dicha organización. Para finalizar recordó que a su criterio “la recuperación de las instituciones va a tener que ver con la capacidad de mejorar la vida cotidiana de la gente” y expresó que le hubiera gustado “que el Parlamento se transformara en un escenario de mediación del conflicto”.
Federico Pinedo, jefe de bloque del PRO también fue galardonado y lo compartió con sus colaboradores y diputados. “El premio es un poco de ellos porque me critican mucho y eso me permite rectificar errores”. Sin mencionarlo estaba tirando un tiro por elevación al Gobierno, al que le reclamó que le dé más participación al Congreso. “Este Parlamento se debería llamar ‘oyemento’, porque es mejor oír que hablar” dijo e hizo un llamado a “la tolerancia y la humildad de pensar que el otro puede tener razón”.
En su turno, el ex senador Rodolfo Terragno compartió su premio con sus “amigos” del bloque radical (lo dijo expresamente, pese a haber integrado un bloque aparte durante su mandato) y con la senadora Sonia Escudero. “He visto en estos seis años insatisfacción porque la prensa no se ocupa de la actividad del Senado. Los medios se ocupan de lo extraordinario. De ahí la importancia de Parlamentario”, destacó, para resaltar luego que la justicialista salteña fuera tan reconocida por la prensa, cuando “es una senadora que no hace titulares”.
Otro galardonado fue el diputado Raúl Solanas (FpV-Entre Ríos), quien sobresale por la gran cantidad de proyectos de ley que presenta cada año (en 2007 presentó 106 propuestas). Al subir al escenario agradeció a sus colaboradores la posibilidad de “ser coherentes con lo que hemos dicho en la campaña”. Respecto al paro agropecuario también pidió “que todos los argentinos nos podamos sentir parte fundamental del futuro de nuestra patria”
Otra de las premiadas en el Senado fue la chubutense Silvia Giusti. Dedicó su premio a la gente de Chubut, a su familia y su equipo de trabajo. En un párrafo especial mencionó al gobernador Mario Das Neves quien, según confesó “es un líder natural que nos abrió estas puertas a los cargos políticos”.
Juan Carlos Gioja, hermano del gobernador de San Juan, José Luis, tampoco quiso obviar el conflicto que hoy vive la Argentina. “Quiero pedirle a Dios que nos ayude a seguir trabajando y que le de fuerza a la Presidenta para que tenga la templanza para construir la sociedad que la Argentina necesita”.
Por último, Paula Bertol simplemente agradeció su premio y se lo dedicó al bloque PRO, a sus colaboradores y especialmente al jefe de su bloque, Federico Pinedo.
Fue un evento amenazado por un conflicto enorme que incidió fuertemente en el desarrollo del acto pero, como decíamos al principio, lejos de afectarlo, lo potenció. Y lo enriqueció. Porque dio lugar una vez más a que un recinto del Congreso se transformara en una suerte de bicameral en la que, con respecto, se debatió ya no solamente sobre ese tema, sino sobre el papel del Parlamento, la calidad institucional y el valor del debate. Todo dicho con palabras firmes, pero respetuosas. Y frente al público común que escuchó de la misma manera: con respeto y atención. No hubo agravios, sino mucho espacio para decir cosas y escuchar mucho.
Que para eso está el Parlamento.