El discurso de Graciela Camaño en la entrega de Premios Parlamentario 2007.
“Estaba pensando cuántos medios de comunicación especializados pueden tener en su haber subsistencia de tantos años. Esto habla de la capacidad de los contenidos y en materia empresarial. Los que se dedican a los medios saben que es difícil sostenerse en forma semanal y adaptándose a las distintas nuevas tecnologías. Muchísimas gracias a Parlamentario por estar y por seguir sosteniendo este medio tan importante para los que habitamos esta casa.
Quiero agradecerles a los que me consideraron con su voto para este premio, a los trabajadores de esta casa y a los que están en mi despacho: yo soy una humilde militante del PJ que aprende todos los días de sus capacidades e inteligencia. A mis compañeros de San Martín, que me honran aceptando mi conducción política.
Y quiero dedicarles este premio a un grupo de mujeres que están aquí, que peinan canas y tuvieron el honor de acompañar a Eva Perón hace ya algunos años y que yo tengo el honor de que sean mis amigas. Ellas me honran con su amistad y con su trayectoria: porque tuvieron el honor de estar al lado de Eva, pero también el oprobio de padecer la cárcel. Y todavía hoy están pidiendo reivindicaciones justas que a veces en esta Cámara no escuchamos.
Agradezco también a mis hijos que se bancan tener una mamá política y sindicalista.
Yo estuve en esta casa en los meses de diciembre de 2001. Éramos pocos los que estábamos adentro. Era difícil: nosotros tampoco sabíamos bien qué era lo que teníamos que hacer. Pero teníamos claro que la solución de la capacidad institucional descansaba en nuestras manos. A mí me tocó mirar desde la casa lo que pasaba en la plaza. Visto desde aquí era terrible para todos aquellos que somos militantes de la política y alimentamos la expectativa de que nuestro trabajo sirve para algo.
Hoy hemos recorrido un largo camino: supimos resolver el conflicto institucional más grave que tuvo nuestro país. Es cierto que a veces nos quejamos o nos gustaría tener un poco más de protagonismo y que las cosas dejen de ser de emergencia y volvamos a la normalidad. O que en esta casa tengamos más debate. Pero no es cierto que falte el debate. Debatimos. Probablemente un poco acotados por lo que nos pasó, pero debatimos, estamos, trabajamos…
Y quiero puntualizar como parte de los méritos de esta casa no solamente el valor de la resolución institucional en el 2001 que ya parece tan lejano, sino la conformación que tiene, donde un número importante de mujeres participa en lugares de decisión, como nunca antes. Y tenemos el enorme orgullo de que una mujer y una parlamentaria sea la Presidenta de la República. Me parece que esto nos marca de alguna manera el grado de importancia que este ámbito de trabajo tiene para la vida política de nuestro país.
Y no quiero dejar pasar por alto que en estos días se intentó trazar un paralelismo entre aquellas cacerolas de 2001 estas cacerolas de la semana pasada. Yo creo que no hay forma de trazar un paralelismo. El país no es el mismo, la discusión no es la misma y gracias a Dios hoy estamos discutiendo -a lo mejor vehementemente y quizás hasta incorrectamente- cómo se distribuye el ingreso. En el 2001 discutíamos cómo seguíamos sosteniendo la democracia. Hay una enorme diferencia, y hago votos para que Dios nos dé inteligencia a todos para que podamos resolver este conflicto que tenemos todos los argentinos”.