Un legislador porteño presentó un proyecto sobre lo que hoy es conocido como “bullying”.
En tiempos en que la violencia escolar pareciera ir in crescendo, el diputado porteño Christian Asinelli, quien es integrante de la Comisión de Educación, presentó un proyecto para que sean declaradas de interés educativo en la Ciudad de Buenos Aires las acciones que realiza el Grupo CIDEP, Equipo Bullying Cero Argentina, en la información, prevención y tratamiento del acoso escolar o "bullying".
Dicho proyecto especifica que el bullying o acoso escolar se presenta cuando un alumno es victimizado en forma repetida y durante un tiempo prolongado por otro alumno, que actúa como líder y que es apoyado por un grupo.
Se trata de uno de los tantos tipos de violencia en el aula que no reconoce niveles socioeconómicos aunque cambie la modalidad. En las escuelas con alumnado de bajos recursos, la agresión es más directa y física. En los de recursos más altos es más encubierta. Además del golpe, en el segundo caso se agrega: difundir rumores, rechazar el contacto social, amenazar a los eventuales amigos para que no lo sean, criticar rasgos, apariencia, su raza o su discapacidad.
Hasta hace un tiempo el niño acosado descansaba durante el fin de semana. Actualmente con la tecnología al alcance de la mano nada impide que el acosador invada espacios de su víctima por medio de mensajes de texto, mails, etc.
El agresor suele ser carismático, creativo, seductor y el agredido es retraído, con poca capacidad de comunicación. Son más propensos a sufrirlo los chicos con sobrepeso, con anteojos, los bajitos, en general los que no tienen capacidad de reacción para decir basta.
A esto se suma que la sociedad adhiere más al hostigador que al hostigado. Nos reímos de cómo cargan a otro: es un modelo social.
Para que exista bullying es condición que haya una víctima, casi siempre indefensa, objeto de ataques reiterados por parte de uno o más compañeros; desigualdad de poder, ya que siempre hay un fuerte que se impone a un débil; un acto agresivo que se reitera y que se manifiesta tanto por acoso físico como verbal, psicológico o social.
Los síntomas son: no quiere asistir a clase, síndrome del domingo por la tarde; golpes y moretones injustificados; irritabilidad, cambio de carácter; tristeza; insomnio, pérdida de objetos y en casos extremos puede llevar a la muerte por tres razones: suicidio, homicidio o lesiones graves por palizas.
La manera de actuar y el estilo educativo de padres y educadores son primordiales tanto en la prevención como en la detección precoz y freno de dicho fenómeno.
“El grupo cuyo accionar proponemos se declare de interés de la Ciudad está compuesto por profesionales y asociaciones sin fines de lucro que han detectado que el bullying no es reconocido en la comunidad educativa como una conducta de hostigamiento físico o psicológico individual. Nos ofrecen múltiples formas a fin de lograr el conocimiento y en consecuencia el posterior asesoramiento a la institución escolar”, señala la iniciativa.