Una integrante de la Corte justificó el fallo de ese Tribunal respecto a Luis Patti, aunque dejó abierta la posibilidad de que finalmente no ocupe su banca, dejando esa alternativa en manos de la propia Cámara de Diputados, que puede pedir –sugirió- su desafuero.
La ministra de la Corte Suprema de Justicia Carmen Argibay descartó que haya algún problema entre la Justicia y el Poder Legislativo por el caso Patti y auguró que ello “dependerá de cómo reaccione el Congreso, pero no creo que de lugar a un conflicto de poderes, en absoluto”.
Argibay deslizó de todos modos que en manos de los propios diputados está la posibilidad de cerrarle la puerta a Patti, a partir de que puedan pedir su desafuero, como ya sugirió el diputado Remo Carlotto, señaló.
Respecto al fallo de la Corte Suprema, la ministra dijo que “es una cuestión de opiniones, y usted habrá visto que incluso la opinión de la Corte no es unánime, está dividida; lo cierto es que la mayoría decidió que hay que tener una pauta objetiva de lo que se entiende por idoneidad moral, y dejarlo librado a rumores, indicios, sospechas, sobre todo en nuestro país, donde tenemos una tendencia bárbara a ponerle carteles a todo. Eso es muy peligroso, y es muy peligroso para la democracia”.
Argibay señaló que “la ley tiene una fórmula que impide ser candidato a todo el que ha sido condenado; este es un dato objetivo: condenado por un delito, no es un inocente, no es un sospechado ni nada. Es un condenado, ya está”, señaló la magistrada en declaraciones al programa Puntos de vista, de Radio Del Plata.
La jueza de la Corte explicó que es necesario manejarse con “una pauta objetiva”, por lo que no debe dejarse todo librado a “una nebulosa”. Además, las cuestiones morales, dijo, tienen que ver con la costumbre y varían de época en época, de sociedad en sociedad. “Entonces lo que a mí hoy me parece inmoral, mañana puede no serlo, o viceversa; es muy peligroso, por eso la ley buscó una pauta objetiva: la condena”, explicó.
A juicio de Carmen Argibay, “no lo podían dejar afuera” a Patti, y aclaró que una minoría de la Corte opinó que “esto es una causa política, no justiciable, que no hay que meterse, que no hay que resolver nada en el asunto, que es facultad exclusiva de la Cámara de Diputados”. Pero prevaleció la opinión mayoritaria.
“No creo que eso pueda plantear ningún conflicto de poderes de ninguna especie -repitió-. Además, la cosa parece estar bastante clara, por lo que yo oí en algún momento al diputado Carlotto, que tiene en claro que se puede desaforar a un representante que está sometido a un proceso penal”.
La jueza aclaró, como si hiciera falta, que no tiene simpatías por Luis Patti, “pero esa es una cuestión aparte –enfatizó-. Si voy a jugar por mis simpatías o antipatías, mejor que me vaya porque no soy un juez confiable”.
El tema es quien fija la pauta de lo moral, insistió Carmen Argibay, quien lo ejemplificó de la siguiente manera: “en la época de mi abuelita, si se hubiera encontrado con las niñas en bikini que vemos ahora todos los días en la televisión, hubiera parecido terriblemente inmoral, porque era la época de la moda victoriana. Eso estaba espantosamente mal visto”. Y dio otro ejemplo: “para una persona que a lo mejor tiene algunos pensamientos más o menos estratificados, ciertas tendencias sexuales son inmorales; a mí me parece que no, que es una cuestión de libertad de cada uno… entonces, depende en qué postura se pone usted y qué es para usted una postura moral”.
Ante la observación hecha desde algunos sectores políticos respecto a que a Patti no se lo pudo invalidar antes porque la Justicia no actuó, la jueza aclaró que “la justicia no tiene nada que ver, Patti no fue juzgado en su momento porque existían las leyes de punto final y obediencia debida, que no las dictó la Justicia, sino el Congreso de la Nación. Pero esas leyes no fueron declaradas inconstitucionales hasta el año 2005, de manera que no podrían haberlo juzgado antes, evidentemente, y los jueces no tienen nada que ver en eso, porque estaban esas leyes pendientes”.
“De manera que eso de echarnos la culpa a los jueces respecto a que la justicia es cómplice y todo eso… en fin, pongamos las cosas en su punto. Algunos habrá, pero lo cierto es que no podía la mayoría de los jueces juzgar porque estaban estas leyes vigentes –rechazó Argibay-. Ahora, cuando se pudieron reanudar los juicios, no pasó nada con este señor, las denuncias aparecieron mucho después, tan es así que recién ahora está preso. Y estamos en el 2008”.
Para concluir, la jueza insistió en que le parecen “terrible los delitos de lesa humanidad, pero yo tengo que tenerlo condenado para saber que este señor es partícipe o encubridor de un delito de lesa humanidad; mientras tanto, por un principio constitucional, es inocente… hasta que se demuestre lo contrario: y se demuestre en un juicio, nunca por sospechas, por comentarios, por versiones, porque a mí no me gustó… El día que lo tengamos condenado, todo lo que usted quiera, antes no. Porque la inidoneidad moral, que es lo que dicen, es una cosa muy vaga que no tiene ningún asidero colectivo”.