El jefe de Gabinete se presentó finalmente en el Senado para dar su informe, que giró en torno al conflicto con el campo. Dio detalles sobre el tema y explicó las razones por las que el Gobierno piensa que las retenciones móviles son el camino más equitativo para enfrentar la coyuntura.
Puntualmente a las 20.30 el jefe de Gabinete inició su informe ante el Senado, luego de que el presidente del bloque oficialista, Miguel Angel Pichetto, anunciara dos horas antes que a esa hora se estimaba que podría concurrir al Cuerpo, luego de desarrollar a lo largo de todo el día negociaciones con el campo.
"De todo el ingreso público, sólo el 12% corresponde a las retenciones", aseguró el jefe de Gabinete ante los senadores, quienes lo esperaron más de 5 horas. "Las retenciones móviles son más justas que las retenciones fijas", definió Alberto Fernández.
El funcionario manifestó su necesidad de seguir el debate en otro momento pese a que aceptó algunas preguntas puntuales de los senadores presentes. El jefe de Gabinete destacó que la jornada fue muy dura, en relación al conflicto con el campo, pero "resultó ser muy útil".
Alberto Fernández inició su informe agradeciendo por la paciencia de los legisladores y lo atribuyó obviamente al diálogo entablado con el campo. Pidió además “comprensión” para poder dejar el debate previsto para otra oportunidad, por las actividades que había desarrollado a lo largo de toda la jornada, y volvió a disculparse por no haber podido asistir la semana anterior al Cuerpo, para cumplir con un deber constitucional que de hecho no cumplía desde hacía dieciocho meses.
El eje del mensaje del jefe de Gabinete fue explicar la situación que desató el conflicto con el campo, un sector al que –destacó- “en los últimos años le ha ido muy bien”, reconociendo claro que eso fue “para el bien de la Argentina”, también.
Dio números, remarcando que hoy hay un récord de cosecha de granos, mencionando 25 millones de toneladas producidas y anticipando que “vamos hacia los cien millones en el año”.
“Crecieron mucho las exportaciones y también el mercado internacional le ha sido muy favorable al sector, y también a la Argentina”, dijo Fernández.
“Cuando uno analiza los problemas del campo, tiene que analizar los problemas del mundo”, agregó el funcionario, que comentó que el mundo de las finanzas ha apostado ahora a los commodities, citando para tal decisión lo que definió como “el boom del biodiesel”. Dijo en tal sentido que “la demanda del biodiesel ha sumado y ha dado una nueva oportunidad para el sector” advirtiendo que “eso ha complicado la demanda cerealera”.
“Eso explica la explosión del precio”, dijo, advirtiendo que “si a eso se le agrega que Europa se ha comprometido a reemplazar el 10% del consumo de petróleo por biodiesel”, lo cual influye en los precios de los commodities en todo el mundo.
Fernández dijo que “la Argentina no sólo vive en ese mundo, es también un país fuertemente productor de granos para alimentos y para los que demandan biodiesel y el mundo financiero ha empezado a ver la Argentina como una oportunidad para invertir en commodities”.
A continuación citó a “los llamados pools” y apuntó que así fue que fueron tomando e invirtiendo en la producción cerealera de nuestro país, e incorporando productores.
Dijo entonces que el efecto inmediato es que esta situación ha producido un incremento de la producción de cereales que en la Argentina no se consumen, y al respecto destacó que “cada vez tenemos menos trigo, menos maíz y más soja”. Situación que no se produce sólo aquí, sino que contó que lo mismo está sucediendo en Brasil y Estados Unidos y citó un diálogo que tuvo recientemente con Tom Shannon, quien “me expresaba que el mismo fenómeno que aquí se daba en Estados Unidos; y Joseph Stiglitz ayer me decía que lo mismo está sucediendo en todo el mundo”.
Al respecto destacó que “el mundo empieza a cerrar fronteras para exportar granos”. Dijo que eso ha sucedido en Vietnam, Brasil, Estados Unidos y Australia.
“La Argentina es parte de este mundo –dijo-. Esos dilemas que el mundo enfrenta los enfrenta la Argentina”.
El funcionario destacó que toda la producción agropecuaria está preservada por políticas activas del Estado, destacando dos en particular: el valor de un dólar conveniente para el sector y la contención del precio de los combustibles, con un gasoil cuyo precio “es infinitamente más bajo que los que deben pagar en el resto del mundo”.
“Este punto es central para atender cuál es el rendimiento que la producción de soja está teniendo”, dijo.
Aclaró de todos modos que no quería demonizar la soja, pero “está empezando a ser un problema para la Argentina”, que tiene “problemas en la producción de trigo”, al punto de que “si la cosa sigue así tendremos que importarlo”.
Así fue que llegó a justificar el sentido de las medidas que desataron la reacción del campo a través de un paro que, dijo, generó un desabastecimiento que repercutió en aumento de precios de los alimentos del orden del 15 por ciento, como consecuencia de “un desabastecimiento de quince días”.
Dijo que la recuperación “tardó cuatro o cinco semanas” y recién ahora se está llegando al punto previo.
Fernández dijo que los propios pequeños productores de soja son víctimas de los grandes productores; insistió con que 69 mil productores pequeños generan apenas el 20% de la producción y que ello es “una prueba categórica del formidable desorden (imperante) en ese sector”.
Sostuvo al respecto que “las retenciones móviles son más justas” y destacó que hacen participar al Estado de ganancias y pérdidas.
Aseguró que los problemas de los pequeños productores fueron “inmediatamente solucionados por la Presidenta, que rápidamente resolvió el tema” disponiendo mecanismos que hacen que paguen las mismas retenciones que antes del 10 de marzo.
Resaltó también que cuando el kirchnerismo llegó al poder había 44 mil juicios hipotecarios, sólo con el Banco Nación y advirtió que las tierras en la provincia de Buenos Aires tenían un valor de 800 a mil dólares la hectárea, cuando “hoy esas tierras están entre ocho y diez mil dólares la hectárea: un productor que tiene 150 hectáreas está parado en 1.500.000 dólares”.
Destacó que el Gobierno trabajó mucho en recuperar zonas, ejemplificando con las tierras cercanas a La Picasa, que valían entre 300 y 400 dólares y “hoy salen quince o veinte veces más”. Agregó que “recuperamos tres millones de hectáreas”.
Siguiendo con os números, dijo que el Gobierno invirtió 50 mil millones de pesos y en ese marco aclaró que no estaba tratando de aventar los problemas con el campo. “Lo hago porque es la primera vez que hablo de este tema con los senadores”, reconoció.
Rechazó el concepto de que “la Argentina vive por el aporte de las inversiones” y dijo que “no es verdad que la Argentina vive gracias al campo”, aunque aclaró que “no se puede dar el lujo el país de vivir sin retenciones”.
“Los Argentinos tenemos una extraordinaria oportunidad”, dijo, por cuanto “el mundo está demandando alimentos”, y dijo que “sería un enorme error no darnos cuenta de la oportunidad que tenemos”.
Habló de la necesidad de que el área sembrada crezca más en trigo y maiz, y puso como ejemplo que la leche es más rentable que la soja, pero “tiene mucho mayor costo”. Citó al respecto un artículo de The Economist, destacando que en su portada publicó como título “El petróleo blanco”, en referencia a la leche. Dijo también que si China decidiera darle una copa de leche a todos los alumnos de aquel país, demandaría toda la producción lechera de Uruguay.
Resaltó el aumento del consumo de las carnes rojas operado desde que este gobierno llegó al poder, como así también el incremento de la producción avícola y las grandes perspectivas para el sector porcino.
“Es difícil defender a la soja cuando el 80% corresponde a dos mil productores”, advirtió más adelante.
Sobre el final de su alocución destacó haber logrado una dosis de civilidad con el sector del campo y haber encontrado un buen espacio para el diálogo.
Contó que habían logrado reencausar el tema de la carne, habilitando la exportación de conservas; como así también lograron soluciones para el trigo.
Sobre la oposición expresó que “muchos aprovechan este conflicto para usarlo políticamente de un modo tramposo. Y nosotros no podemos encerrarnos en ese debate, es imperioso que salgamos de la trampa y pensemos en el futuro, que es absolutamente promisorio para el campo argentino".
La sesión había comenzado a las 18.30, tomando la palabra el jefe del bloque kirchnerista, Miguel Angel Pichetto, quien anunció que recién después de las 20.30 Alberto Fernández podría concurrir al Senado, si las negociaciones con el agro así lo permitían.
El oficialismo argumentó que el funcionario iría al Congreso una vez que terminara su reunión con las entidades agropecuarias.
Desde la oposición, tomó la palabra el jefe del radicalismo Ernesto Sanz, quien cuestionó severamente la actitud del Gobierno, considerando un maltrato institucional lo actuado por el jefe de Gabinete.
Le endosó además al oficialismo los 18 meses que Fernández lleva sin concurrir al Senado y, al retomar la palabra, Pichetto aclaró que si la oposición quería, el jefe de Ministros iría al Senado, y que no era lo de Fernández una chicana para no hacerlo sino que se justificaba por el tenor de las negociaciones que estaba desarrollando.
Concluidos esos intercambios, se pasó a un cuarto intermedio para seguir esperando.
Ya el martes había sido un día de versiones en torno a la eventual renuncia de Alberto Fernández. En ese marco hubo versiones cruzadas respecto a la concurrencia o no del jefe de Gabinete al Senado, adonde no asiste desde hace más de un año.
Lo cierto es que este miércoles los rumores sobre la salida del funcionario fueron aún más intensos, mientras el mismo trabajaba en las negociaciones con las entidades del agro, cuya tregua vence este viernes.
Lo cierto es que la asistencia del jefe de Gabinete al Senado para dar su informe fue la frutilla de este misterioso postre. Lo lógico, decían varios legisladores, era que Fernández siguiera con esas negociaciones y volviera a postergar su visita al Congreso. “Si alguna vez tuvo una excusa para no venir, ese día era hoy”, remarcó un legislador de la oposición ante Parlamentario.com.
Sin embargo, desde la propia Jefatura de Gabinete se insistió en que iría a la Cámara alta. Así fue que los legisladores se mantuvieron en contacto permanente: los de la oposición con sus colegas del oficialismo y los del oficialismo con la Jefatura de Gabinete.