Por Horacio Krell
El poder inteligente – smart power- es una cualidad que comparten ciertas personas, algunas organizaciones y pocos países.
El poder duro – hard power- procede de la fuerza militar o económica. El poder blando – soft power- atrae por la cultura o por la buena política. Poder inteligente es querer con eficacia, donde el querer produce la energía y la eficacia alcanza el objetivo. Mientras eficiencia es hacer las cosas bien, eficacia es elegir la meta correcta, de nada sirve hacer bien lo que no tiene valor.
El poder inteligente suma también las relaciones públicas: hacerlo bien y hacerlo conocer.
Gobernar animales o personas. Al burro se lo gobierna con el poder duro: con anteojeras, riendas y con la intensidad o frecuencia del palo en el trasero; o bien con el poder suave, con la zanahoria en el hocico. El hombre tiene motivaciones más complejas: fe, ética, valores.
El gobierno debe usar más el poder blando del rostro amigo, la persuasión, la atracción y no la coacción. En la 2da Guerra Mundial EEUU usó también el poder blando ayudando a los perdedores. Pero si se pretende ganar mentes y corazones sólo con relaciones públicas se ignora la regla 1 del marketing: si el producto es malo ni la mejor publicidad lo vende.
El poder inteligente: el corazón del poder. En la guerra fría EE.UU usó el poder el duro para disuadir y el blando para erosionar la fe en el comunismo. En Irak intentó democratizar a la fuerza. Promover la democracia y los derechos humanos, se consigue con el poder blando.
La URSS destruyó su poder blando desangrando a Hungría y Checoslovaquia. EEUU no podría convencer a Bin Laden con el poder blando, pero en el Islam hay una mayoría pacífica.
Cómo es el poder inteligente. El poder inteligente conjuga razón y emoción, plan e intuición, conocimiento e imaginación. EEUU necesita redescubrirlo. Según Nye y Armitage la influencia de EE.UU decayó, debería dejar de exportar miedo e inspirar optimismo y esperanza. El próximo presidente deberá buscar soluciones creativas, combinar el palo con la zanahoria. Sugieren que Guantánamo pesa más que la Estatua de la Libertad, que debe cambiar la política exterior con alianzas, instituciones multilaterales, desarrollo, diplomacia de contacto y menos proteccionismo.
La ceguera ideológica es peor que la biológica. Coca Cola tiene un competidor en medio oriente, la gente que rechaza a EEUU no toma Coca Cola. El poder duro afectó al poder suave de la credibilidad. Si las naciones aceptaran a EEUU, también aceptarían sus propuestas.
Tratados de libre comercio, preferencia por sus universidades, elecciones libres, economía abierta, individualismo, son factores a favor pero compiten con la UE que ofrece sistema parlamentario, estado benefactor, educación pública y diversidad cultural. La UE no tiene el poder militar de EEUU pero sí un poder económico creciente y es socio comercial de China. Todos aceptan la teoría de los Arcos Dorados: el país que tiene a McDonalds no va a la guerra.
El poder duro gana batallas pero pierde la guerra. Los mejores países del mundo instalan en su educación al conocimiento y al capital social como política económica. Sin empowerment el hombre usa tan sólo el 10% de su capacidad, del poder de su inteligencia individual y social.
1 mente 2 cerebros. La mente tiene dos servidores: uno trabaja, el otro crea. Uno es razonable, y según Bernard Shaw se adapta al mundo, el otro es irrazonable y adapta el mundo a él.
De noche manda el inconsciente, también en la ducha y en el colectivo: son los lugares preferidos por las buenas ideas. El poder inteligente – smart power - combina el poder duro - hard power - y el poder blando –softpower -. El primero es racional, opera con conceptos. El blando es emocional y creador. El duro apunta al objetivo, el blando es intuitivo, las ideas le llegan de golpe.
La ciencia y el cerebro. La ciencia escanea el cerebro mientras piensa. Sabe que izquierdo es analítico, objetivo, parcial, secuencial, frío, y realista (el de los ingenieros). El derecho es sintético, subjetivo, holístico, intuitivo, pasional, no lineal, imaginativo, y divertido (el de artistas y emprendedores). Lo que falla es el software que los conecta.
Trabajar en equipo. Al hemisferio derecho hay que activarlo sin el bloqueo de no saber lo que se quiere, salir de la rutina, dibujar, pintar, visualizar conceptos y objetivos. El humor desbarata la rigidez, leer mueve la estantería del cerebro, conocer cerebros diferentes. Einstein no pensaba con palabras. En la teoría de la relatividad se imaginó viajando en la punta de un rayo de luz.
¿Qué hay que hacer? Nada: salir del problema, incubar, meditar. Dejar que el poder blando encienda la chispa y corte el cableado lógico para que los conceptos y las imágenes se conecten. Bernard Shaw concluyó: “todo el progreso depende del hombre irrazonable
Cerebros de izquierda y de derecha. Cada hemisferio controla la parte opuesta del cuerpo. Los cerebros de izquierda son los favoritos, “andá por derecha” (pero controlado por el izquierdo). La psicología cognitiva creció sin estudiar la biología cerebral. Asimiló el cerebro al ordenador, porque ambos manipulan símbolos, prefirió el software ignorando la biología cerebral.
Neurobiología política. Un experimento de la Universidad de NY sugiere que la orientación política se conecta con el tipo cerebral. Los liberales toleran la ambigüedad y el conflicto mejor que los conservadores. Los conservadores serían más estructurados y los liberales más abiertos.
Para Frank. J Sullowa, de Berkeley, las diferencias individuales se relacionan con la actividad cerebral. Así Bush fue inflexible en la guerra de Irak y el senador John Kerry, el demócrata liberal, fue indeciso. Se puede esperar que los liberales acepten más las nuevas ideas. Para David Amodio, de la Universidad de NY, se analizó un segmento muy estrecho del comportamiento. La tendencia conservadora a bloquear datos podría ser apta en otra situación. La orientación política está influenciada por la educación y la posición. Así algún liberal se opone a más impuestos y algún conservador está a favor del aborto.
Para este estudio hay cerebros de izquierda y de derecha sin tomar en cuenta el factor cultural. Es un enfoque rígido: si hoy el hombre cocina es porque la cultura lo incentiva y lo permite.
Las imágenes cerebrales cotejan la teoría con lo que exige la tarea, pero son sólo datos. No se puede leer el pensamiento viendo imágenes, así como el microscopio no supera a la biología.
La neuroplasticidad es la capacidad del cerebro de modificarse. Esto genera efectos en la organización de las redes neuronales. No hay cerebros de izquierda y de derecha sino un reformateo continuo regulado por la educación, la cultura y la actividad.
El cerebro social. Juzgar al otro desde el egocentrismo promueve acciones contradictorias. Formamos parte de grupos cuyo éxito es también el nuestro, los errores deberían guiar el aprendizaje. Todo individuo será nuestro aliado estratégico si los integramos a redes de valor.
La inteligencia social se ve en los grupos. El amiguismo obstaculiza el camino a la competencia. Los equipos deben integrar la diversidad: individuos creativos generando ideas, analíticos eligiendo las mejores, ejecutivos llevándolas a la práctica y sociales tejiendo lazos internos y externos. Así el todo será superior a la sumatoria de sus partes. Como en el ajedrez somos piezas del tablero social en interacción permanente con las reglas del juego. Un peón puede ganar una partida y una neurona vale más si está bien relacionada. El principio clave es que solo no se puede.
Dijo John Donn: “cada hombre es un pedazo del continente, una parte de la tierra. La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad, por consiguiente: Nunca preguntes por quien doblan las campanas, las campanas doblan por ti”.
* Doctor Horacio Krell, director de Ilvem, [email protected]