El senador socialista Rúben Giustiniani homenajeó a su compañero del PS al recordarlo, tras 5 años de su muerto, como "socialista hasta la médula, su vida fue sinónimo de lucha. Vivió y murió peleando por los derechos humanos, por la justicia, por la libertad, por la igualdad".
La Cámara de Senadores recordó a Alfredo Bravo como “un hombre de intensas pasiones cívicas, que fue maestro, dirigente sindical, subsecretario de Educación, copresidente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, diputado nacional, Presidente del Partido Socialista y senador elegido por los vecinos de Buenos Aires” afirmó Rubén Giustiniani autor del proyecto que le rindió homenaje.
Giustiniani, recordó al ´maestro´ con quien compartió en 2003 la fórmula presidencial: “Socialista hasta la médula, su vida fue sinónimo de lucha. Vivió y murió peleando por los derechos humanos, por la justicia, por la libertad, por la igualdad. Fue su socialismo, un socialismo de acción, impregnado de las cosas simples de la vida. Demostró con una actitud coherente, militante, honesta, alejada de pragmatismo, con su generosidad permanente y su solidaridad hacia los más débiles, la profundidad de su conciencia de clase, de humanismo socialista”.
Según uno de los mayores referentes socialistas de la actualidad, como es Giustiniani, manifestó que “Alfredo Bravo conjugó muchos verbos, el principal fue unir: unió a los maestros de la República Argentina, unió al socialismo después de 44 años de estériles divisiones. Enseñó que la unidad no se declama, se practica, se concreta en una visión común. Dijo muchas veces que la mayor distinción y premio que había recibido en su vida era la candidatura a Presidente de la República por el Partido Socialista (2003). Jugó como era su costumbre, a fondo”.
“Fue – señaló Giustiniani- el reconocimiento a una vida de lucha, caracterizada por la búsqueda permanente de la síntesis entre pensamiento y acción. Una vida austera, con profunda coherencia, y sentido ético, al servicio de una Argentina con más igualdad, libertad y justicia social”.
La vida de Alfredo Bravo
Hijo de Don Francisco y Doña Ángela Conte, Alfredo nació en Concepción del Uruguay, la ciudad entrerriana levantada a orillas del río Uruguay. Allí creció y ayudó a su padre con el reparto de pan.
Terminó sus estudios primarios e ingresó a la Escuela Normal Popular Mixta de San Martín, pasando luego al Normal de Avellaneda de donde egresaría con el título de maestro de grado.
A los 17 años se afilió al Partido Socialista. Un año después se inició en la docencia en una escuela rural. Años más tarde se incorporó a la Confederación de Maestros y Profesores donde aprendió el abecé del gremialismo . Fue corredactor del Estatuto del Docente
Hacia fines de los 60, en Argentina imperaba la dictadura militar encabezada por el general Juan C. Onganía cuando se pretendió imponer una reforma educativa de neto corte elitista que intentaba acabar con la histórica escuela primaria.
Junto a otros importantes dirigentes de la época, Bravo encabezó una lucha contra esa iniciativa dictatorial y en defensa de la escuela pública que unió en la acción al entonces fragmentado mapa gremial de los docentes y obligó al régimen a dar marcha atrás a su reforma.
Bravo hizo suyo ese convencimiento ,recorrió el país y el 11 de septiembre de 1973 nació la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA).
Resistió a la última dictadura militar desde el primer día activamente reclamando en comisarías, cuarteles y ministerios, por los hombres y mujeres que desaparecían. Así lo hizo hasta que en septiembre de 1977 un grupo de tareas se lo llevo de la escuela para adultos donde daba clases. Conoció la tortura de los subordinados de Ramón Camps y de Miguel Etchecolatz.
En 1983, con el retorno de la democracia, el presidente Raúl Alfonsín lo convocó como extrapartidario para ocupar la Subsecretaría para la Actividad Docente.
En 1987, cuando el Poder Ejecutivo impulsó las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, Alfredo Bravo expresó su repudio hacia ambas normas y le entregó su renuncia indeclinable al cargo que ocupaba.
Como candidato de la Unidad Socialista, fue elegido en 1991 diputado nacional por la ciudad de Buenos Aires. Junto con el socialista santafesino Guillermo Estévez Boero y Ricardo Molinas integró un bloque que batalló en inferioridad numérica contra las transformaciones neoliberales.
Su mandato legislativo fue renovado en 1995 y en 1999.
Similar reconocimiento recibiría en el 2001 cuando el voto popular lo consagró senador por la ciudad de Buenos Aires, cargo del que fue despojado por la mayoría oficialista.
En la ciudad de Buenos Aires, el 26 de mayo de 2003 murió Alfredo Pedro Bravo.
