¿Punto final a la obediencia debida?

A cinco años de la gestión de NK y CFK, el proyecto soporta su primera derrota política. Las cámaras empresariales del agro le araron el poder. Clima de malestar en senadores y diputados del FpV por la falta de diálogo con Balcarce 50.

La reafirmación de concebir la política con cursos de acciones lineales y preestablecidos desde el 25 de Mayo del 2003 en la Casa Rosada y Puerto Madero, fracasó como era previsible. Fieles a un estilo que les rindió frutos hasta el 11 de marzo último, redactaron el libreto oficial sobre las retenciones al agro, sin tener en cuenta que la historia tiene sus idas y vueltas, que está sujeta a convulsiones institucionales, máxime cuando están de por medio las cajas económicas.

La épica de un nuevo modelo de país chocó con el refrán que dice: “tarde o temprano te darás cuenta de que una cosa es conocer el camino y otro recorrerlo”. Una impronta que está golpeando en las puertas de los principales despachos de Balcarce 50. Y cómo.

Efectivamente, las retenciones móviles a los granos oficiaron de disparador de un enfrentamiento que todos los funcionarios pintaban para cantar victoria. En ese contexto, un diputado nacional con diálogo frecuente con Néstor Kirchner contó a Parlamentario que a las pocas horas que se desató el conflicto le dijo: “o seguimos gobernando nosotros o gobiernan ellos. No hay término medio”.

Ese fue el contexto elegido, pero la continuidad o la neutralización del modelo exportador sojero impuso las condiciones, y con el correr de los días implosionó en el seno del oficialismo, repercutiendo en los planos legislativos, políticos y económicos (ver Rumbo Económico) a un nivel que todo rogaban poner fin ante el temor de un desmadre final, empezando por la Iglesia Católica.

Brotes de rebelión

A la hora de buscar confesiones en el oficialismo, como siempre el primer pedido es el anonimato -lo que se respeta-, pero no se pude dejar de señalar que los consultados ocupan cargos con responsabilidad institucional. Estos afirmaron a Parlamentario que ha llegado la hora de romper con el autismo de la Casa Rosada. Inclusive uno de ellos es más que severo al decir que, como viene la mano, “tiene que haber cambios, sino nos va a pasar lo de Raúl Alfonsín en el 87, o lo de Carlos Menem en el 97”. Y agregó: “no podemos seguir pintados. Tienen que valorar nuestros aportes. Ya no es posible que cuatro personas resuelvan todo”. La fuente aclaró que no sólo es por lo del campo, sino por varias iniciativas que no salen porque les bajaron el pulgar.

Un malestar que se expresa en rigurosos off the record ante el temor a represalias, lo que en algún momento tomará estado público, como sucedió ahora.

Claro que nuestro interlocutor deja trascender en otro tramo del diálogo que la situación no se puede prolongar en el tiempo y que tanto Cristina Fernández de Kirchner como Néstor Kirchner están al tanto de las quejas de falta de diálogo. “La pelota está del lado de ellos”, dijo, apelando a una imagen deportiva que grafica el encono.

En cambio quien picó primero en la ruta de la desobediencia pública fue Carlos Reutemann, acompañado a la distancia por Roxana Latorre, en tanto que los diputados del Frente para la Victoria tomaron posiciones a favor y en contra. Lógicamente entre los primeros estaban el presidente de la bancada, Agustín Rossi, su hermano Alejandro y Gustavo Marconato, entre otros, mientras con olor a campo se anotaron muy pocos. Dicen que Jorge Obeid y Ana Berraute estaban en sintonía con Reutemann.

Por el lado de Córdoba, las miradas apuntaron a la conducta del empresario Roberto Urquía, presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, que osciló de acuerdo con las presiones de Balcarce 50 y de la gobernación de Córdoba, sin soslayar las llamadas de los empresarios del sector.

Finalmente, Urquía refrendó junto a Haidé Giri un documento favorable a la tendencia de Juan Schiaretti, aunque puso más de una condición para estampar su firma, según el relato de sus pares.

Urquía y Giri debutaron por primera vez junto a los diputados Arturo Heredia, Jorge Montoya, Beatriz Halac y Alberto Cantero Gutiérrez con un texto con definiciones políticas, que alejaron a Patricia Vaca Narvaja, por obvias razones.

En cuanto a los entrerrianos, la disputa entre el gobernador Sergio Urribarri y el ex gobernador Jorge Busti dividió las aguas entre el senador Pedro Guastavino y la senadora Blanca Osuna. El primero disparó con todo contra los legisladores que en las épocas de bonanza acompañan al Gobierno y que en las horas difíciles dan un paso al costado.

Esa misma línea divisoria se produjo en Diputados. Mientras la esposa de Busti, María Cristina Cremer, compartió esa posición, los demás oscilaron, aunque Raúl Solanas fue el más ardiente defensor de Urribarri.

Por el lado de Buenos Aires, la única voz disidente fue la de Felipe Solá, y de Jujuy la de Carlos Snopek.

En cuanto a los salteños, mientras los diputados guardaban silencio, los senadores Juan Carlos Romero y Sonia Escudero mantienen una visión diferente sobre las retenciones: el primero propicia la creación de un Fondo Federal Agropecuario, que prevé que en un período de tres años las retenciones no podrán superar el 20 por ciento, la iniciativa de Escudero deja las retenciones como están, pero habla de una nueva distribución.

Fueron las únicas expresiones traducidas en proyectos de ley, más allá del destino final que tendrán las mismas. Claro que, como era previsible, ninguno de los diputados rebeldes o disidentes con la política oficial se anotó para la sesión especial. Todos se quedaron en sus despachos o en los bares de las inmediaciones.

Se pensaba que, del bloque Concertación Plural, Daniel Katz podría ser de la partida en la sesión especial convocada por la oposición, como una señal más de que cada día es menos aliado del kirchnerismo. Sin embargo, esto no sucedió. Dicen que hubo llamados para que no cruzara esa línea.

De rupturas

No sucede lo mismo con las conductas de los gobernadores o ex gobernadores que tomaron parte por los reclamos de las cámaras empresariales del campo.

Claro que el principal contendiente fue el gobernador Juan Schiaretti, quien pergeñó todas las jugadas necesarias para tomar distancia definitiva del matrimonio presidencial, más allá de algunas declaraciones conciliatorias.

Programó el encuentro de legisladores provinciales del peronismo para emitir un fuerte documento de apoyo al campo y en contra de las retenciones que después, bajando el nivel, rubricaron los senadores y diputados nacionales que le responden en forma orgánica.

Otro que también tomó el mismo rumbo es el ex gobernador de Entre Ríos Jorge Busti, que inició los primeros escarceos con propuestas alternativas que con el correr de los días y al ritmo del conflicto terminó endureciendo al máximo, a un nivel que lo llevó a romper con el actual mandatario Sergio Urribarri, y por ende el PJ entrerriano quedó dividido. De acuerdo con legisladores alineados con Busti, la situación es sin retorno.

Otros ex gobernadores y actuales senadores como Carlos Reutemann y Juan Carlos Romero, con peso territorial, también rompieron lanzas con el Gobierno. Claro que el primero con mayor firmeza, mientras que el segundo optó por presentar -como dijimos- un proyecto de ley para bajar las retenciones.

Toda una señal, los mencionados rebeldes no concurrieron al acto de asunción de Néstor Kirchner como presidente del PJ.

Esto en cuanto a los peronistas Schiaretti, Busti, Reutemann y Romero, y en cierta medida Mario Das Neves, aunque no con la misma intensidad. A ellos se deben sumar las decenas de intendentes, diputados provinciales y concejales -en particular de las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos- que contribuyeron a romper el hegemonismo y que por ahora es imposible pronosticar si ello tendrá traducción electoral el año viene o en las presidenciales.

Nublado

Donde si golpeó de lleno el conflicto del campo fue en el promocionado Acuerdo del Bicentenario, anunciado con bombos y platillos para este 25 de Mayo en Salta, con la frase: “El sol del 25 viene asomando”.

No sólo que no asomó, sino que se postergó tal vez para el 9 de Julio en Tucumán, ya que los acuerdos sociales previstos, de un día para otro se licuaron. La oposición se hizo un picnic con este revés K.

Eduardo Macaluse dijo a Parlamentario que “no hay voluntad de planificar proyectos de Estado y con la crisis del campo se ve claro que no hay un plan agrario, porque si lo hubiera ya estaría resuelto el conflicto”. Además, consideró que el Gobierno necesita oxigenarse y reivindicó el Congreso nacional como herramienta para acordar políticas de largo plazo.

La jefa de Estado ya mantuvo reuniones con la Cámara Argentina de Comercio, la Unión Industrial y la Asociación de Bancos, entidades que sólo se comprometieron a analizar y enriquecer el documento en elaboración, pero sin precisar plazos ni adelantar compromisos.

Por su lado, el senador radical Gerardo Morales afirma que CFK “tiene que abandonar la idea de un pacto social sin el campo y sin los partidos políticos”, y al igual que Macaluse, sostiene que el Congreso es el ámbito natural para salir del esquema cortoplacista y pensar en una Argentina federal. Posiciones similares también enarboló el senador socialista Rubén Giustiniani, para quien se debe convocar a todos los sectores sociales, políticos y económicos, si “verdaderamente quieren establecer una política de Estado”.

Como dijo un empinado senador del oficialismo, esta es una bisagra en la historia del kirchnerismo. Quién lo puede dudar.

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