El acto llevado a cabo en el recinto del Cuerpo y presidido por el vicepresidente Julián Domínguez, contó con la participación de los intendentes de La Plata, Pablo Bruera, de Chivilcoy, Ariel Franetovich, de la secretaria de Derechos Humanos de la Provincia, Sara Derotier de Covacho, y de la diputada Valeria Amendolara.
Justamente, el 27 de julio pasado, los diputados aprobaron por unanimidad un proyecto de declaración presentado por Amendolara, en el que se pide al Poder Ejecutivo que por decreto designe a Alaye como ciudadana ilustre de la Provincia.
Durante la ceremonia, con un recinto colmado por integrantes de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo con sus pañuelos blancos, legisladores, concejales, representantes del Ejecutivo bonaerense y del juez federal Julio Reboredo, entre otros, Domínguez, Amendolara y Bruera, exaltaron la “larga y valiente trayectoria en defensa de los derechos humanos y el inquebrantable compromiso de Alaye con la democracia argentina”.
La señora, quien es subsecretaria de Derechos Humanos ad honorem del municipio de La Plata, comenzó su reconocida y denodada lucha luego de la desaparición de su hijo Carlos Esteban, a manos de un grupo de tareas de la dictadura, registrada el 5 de mayo de mayo de 1977, en el barrio Moscón, de la ciudad de Ensenada.
Durante esos 31 años de inclaudicable militancia, Adelina Alaye ha recopilado gran cantidad de información relacionada con los secuestros, desapariciones, torturas e información los grupos represores, conformando uno de los archivos más completos del genocidio perpetrado por la dictadura militar, declarado en agosto de 2007, como patrimonio de la Memoria del Mundo por la UNESCO.
En ese archivo, como lo ha descrito la dirigente de Madres de Plaza de Mayo, filial La Plata, guarda centenares de fotografías de marchas, reuniones y represiones de distintas fuerzas de seguridad, tomadas por ella misma a escondidas en esos trágicos años con una cámara familiar, a riesgo de su integridad personal y de las innumerables amenazas que recibió.
Esas fotos, como los variados documentos guardados por Adelina Alaye, han sido de gran valor en la investigación que sigue la justicia federal platense, en el proceso conocido como Juicio por la Verdad, cuyos integrantes tiempo atrás condenaron a Miguel Etchecolatz, mano derecha del jefe policial Juan Ramón Camps, y al capellán policial de esos años, Cristian Von Wernich.