Expectativa de Catamarca por el reingreso de nuestro país al mercado internacional de aceites de oliva.
La provincia de Catamarca espera con gran expectativa la aprobación en la próxima sesión de la Cámara de Diputados de la Nación del Convenio Internacional de Aceite de Oliva y las Aceitunas de Mesa, que significará el reingreso de la Argentina al Consejo Oleícola Internacional.
La inclusión del Acuerdo Internacional en el orden del día fue por gestión del diputado nacional Genaro Collantes (Frente Cívico-Catamarca) en la última reunión de la Comisión de Relaciones Internacionales de la Cámara baja.
Collantes resaltó que “la aprobación del Convenio Internacional va a significar para Catamarca la consolidación de una de las áreas productivas más significativas, fruto de la política de Estado encarada por el Gobierno provincial como es la producción olivícola, con miles de puestos de trabajo generados y con perspectivas que se abrirán con la apertura de nuevos mercados internacionales con reglas de juego claras y seguras, además de la existencia de políticas solidarias entre los países para frenar con la competencia desleal”.
Al respecto, dijo que la integración de la Argentina al Convenio Internacional “va a permitir la salida de la producción de nuestro país al exterior con un sello de calidad que va a agregar valor a las diferentes variedades de aceites, más allá del renovado impulso que han demostrado en el tiempo reciente en el sector privado, apoyado por políticas públicas de promoción”.
Cabe destacar, que de acuerdo a los últimos datos oficiales la cosecha olivícola generó en Catamarca 5.144 puestos de trabajo registrados no sólo de la provincia sino de provincias vecinas. Asimismo, el volumen de producción fue de 48 millones de kilos, uno de las mejores del país, de acuerdo a datos de la Asociación Olivícola de Catamarca (Asolcat), en su mayoría destinada a la exportación. Además la Provincia tiene el orgullo de organizar la principal feria argentina del sector, la Expolivo.
En tal sentido, hay que recordar que el Convenio Internacional de Aceite de Oliva y las Aceitunas de Mesa fue firmado en Ginebra el 29 de abril de 2005 con el objetivo de fomentar la cooperación internacional y la coordinación de las políticas de industrialización de los países integrantes del Consejo.
Al respecto, el acuerdo internacional abre paso al fomento de investigación y desarrollo, a la transferencia de tecnología, como así también “la instrumentación de políticas conjuntas para la protección de los derechos de consumidores, la prevención de posibles prácticas fraudulentas y la expansión de intercambios internacionales”.
El Convenio Internacional ya tiene media sanción de la Cámara de Senadores y falta la sanción de Diputados. El documento tiene un mensaje de acompañamiento del ministro de Relaciones Exteriores, Jorge Taiana, quien consideró que la adhesión de nuestro país significará la “normalización del mercado de aceite de oliva, el aceite de orujo de oliva y las aceitunas de mesa, corrigiendo desequilibrios entre la oferta y demanda internacionales”.
El Convenio tiene como plazo de vigencia hasta el 31 de diciembre de 2014, con la posibilidad de que sus países integrantes puedan prorrogarlo. En la distribución de las cuotas partes, la Comunidad Europea aparece como dominante en el Consejo Oleícola, a las que suman países como Argelia, Croacia, Egipto, Israel, Siria, Túnez, entre otros.
De los 5.144 trabajadores registrados durante la cosecha olivícola 2008, sólo el 35% era catamarqueño. De nuevo, el grueso de los cosecheros vino de otras provincias (60%), especialmente de Santiago del Estero, Salta y Tucumán, jurisdicciones donde existe más cultura del trabajo rural. Y un 5% de otros países (Bolivia y Perú).
Desde el Gobierno estiman -aún les falta procesar algunos datos- que el volumen de producción fue de 48 millones de kilos, cuatro millones menos que en 2007, cuando la cosecha cerró en 52 millones. Los números del RENATRE a los que también adhiere la Asociación Olivícola de Catamarca (Asolcat), hablan de una producción total de 42 millones de kilos, lo que marcaría un descenso de unas 10 millones de kilos de fruta.
