Pasó la etapa de la euforia, los días de los anuncios grandilocuentes, de festejos desmesurados. Empezó la etapa de la preocupación, de cara a la severa crisis internacional, que cae en un momento donde la economía argentina había empezado a mostrar signos de desaceleración.

Lógicamente, con el tembladeral que se está viviendo a nivel mundial, esa desaceleración podría agravarse notablemente en los próximos meses.

De allí es que el Poder Ejecutivo comenzó a estudiar la alternativa de implementar medidas especiales para paliar los efectos nocivos que tendrá la grave crisis financiera internacional.

Esas medidas se basan en mayor austeridad fiscal, al tiempo que todo indica que las negociaciones con el Club de París y con los holdouts (los acreedores que no ingresaron al canje en 2005) quedarán para más adelante.

En este sentido, el trabajo que viene realizando el Gobierno se basa en determinados puntos esenciales para enfrentar la crisis internacional.

En primer término, con los subsidios, el objetivo es establecer un recorte del 10 al 15 por ciento en subsidios especiales que tiene la actividad privada, especialmente distintos rubros del transporte y los combustibles.

A su vez, la eliminación de exenciones es un punto que se busca plantear. El punto primordial sería incluir con el impuesto a las Ganancias actividades que aún no están gravadas, como la renta financiera.

Por otro lado, en el tema tarifas, se considera que los costos de la electricidad tendrán ajuste antes de fin de año. También podría haber correcciones importantes en el transporte y en agua corriente.

Con respecto a los tributos, aún no hay una decisión adoptada, pero no se descarta realizar algún ajuste impositivo, quizás por el lado del impuesto al cheque.

Paralelamente, en el Gobierno consideran que la crisis financiera internacional está provocando una suba natural del dólar, con lo cual se podría concretar una reducción, en ese caso, del ritmo de expansión monetaria.

De esta manera, el Gobierno considera que con estas decisiones podría asegurar el superávit fiscal estimado en el proyecto de Presupuesto para el próximo año, el cual se ubicó en el 3,5 por ciento del Producto Bruto Interno.

“La orden es clara. La única manera de hacer frente a este tipo de crisis tan dura es afianzar el balance de las cuentas públicas, el superávit fiscal, no hay otra alternativa”, aseguró un funcionario de Casa de Gobierno.

A todo esto, en el Poder Ejecutivo admiten que los efectos de la crisis todavía no han arribado, pero uno de los aspectos que más preocupa es el financiamiento y la inversión, que de no crecer en el ritmo que necesita el país, podría implicar problemas con la generación de empleo en el mediano plazo.

“Va haber problemas, sin dudas, para la financiación, para el crédito y ese es un punto que sin dudas genera gran temor”, concluyó un funcionario gubernamental.