Presidenciable a partir de su papel en la conflicto con el campo, que repotenció su figura, el diputado Felipe Solá amaga con ser candidato en las próximas elecciones, por afuera del oficialismo. Y no descarta serlo también en las presidenciales de 2011. Admite haber recompuesto la relación con Eduardo Duhalde y no escatima críticas hacia Néstor Kirchner.
Hace exactamente un año, el nombre de Felipe Solá sonaba como posible ministeriable para la futura administración de Cristina Kirchner, en el marco de un remozado gabinete que después no tuvo la cantidad de modificaciones que muchos auguraban. Pero el hecho de que se lo mencionara para el Ejecutivo primero, y luego para alguna embajada, lo apartaba precisamente de la grilla de aspirantes a presidir la Cámara baja, cargo para el que para muchos era número cantado.
Hoy Solá prefiere dar por superadas esas cuestiones… porque tiene otros reproches que hacerle a la conducción del bloque que sigue integrando, vaya a saber uno hasta cuándo. En diálogo con Parlamentario, exhibió todas las facturas que tiene para endilgarle a sus pares del bloque y habló de sus planes futuros, incluida su eventual renuncia a la banca.
- En los medios ha salido que usted va a lanzar un espacio político propio para competir en el futuro. ¿Lo confirma?
- El tema es así: es sabido que yo tengo una diferencia fuerte con mi bloque; es sabido que esa diferencia se manifestó básicamente en julio, cuando votamos a favor o en contra de la 125, yo lo hice en contra; es sabido que he tenido posiciones divergentes y hay una manifiesta hostilidad contra mí en buena parte del bloque. Yo sufrí un escrache increíble en Neuquén y el Senado de la Nación sacó una resolución de repudio, pero Diputados no hizo absolutamente nada. Personalmente, durante la época de la guerra gaucha, como le dicen, me encargué en todos los canales de televisión, porque yo conozco quien es quien en todo el sector agropecuario, de marcar con nombres y apellidos quiénes eran los responsables de los escraches a algunos diputados nacionales de mi bloque. Por ejemplo a Agustín Rossi, y en menor medida, porque no salieron los nombres, también denuncié los escraches que había sufrido el diputado Cantero, el presidente de la Comisión de Agricultura. Así que a mí no me tiembla la voz, esté parado donde esté, cualquiera sea la especulación política, para denunciar aquello que creo malo o que creo innoble o cobarde en cualquier lugar del mundo. Y así soy desde que nací. Si algo me parece innoble, o digno de ser defendido, lo defiendo y después pienso si tenía costo o beneficio político. Este es un dato que le quiero dar, porque en Diputados no pasó nada.
Por otra parte, desde hace muchos meses yo pedí mi incorporación a la Comisión de Agricultura y me parece que algún currículum tengo como para ser un miembro más de esa comisión. Se me mintió, se me dijo que se había perdido el expediente y así me tuvieron hasta que se me dijo la verdad, que era que no convenía políticamente que yo entrara. Son razones como para pensar que hay una hostilidad manifiesta…
- Y ahora, ante esas circunstancias…
- En esas circunstancias la gente se empieza a preguntar qué hará Solá, porque yo había sido gobernador y porque durante la crisis del campo me habían visto mucho porque conozco el tema, entonces me hacen sentir una figurita y trato de no comprármelo… A veces lo compro, y eso es grave, pero no hay que comprárselo (risas). Y me preguntan: ¿usted dónde va a estar? No sé dónde voy a estar el año que viene. Si sigo sintiendo esta sensación de aislamiento, voy a ir a revalidar mi puesto de diputado, porque considero que me sobran los votos para ser diputado por mi provincia. Pero esto no es definitivo, vamos a ver.
- ¿Esto qué significa, diputado, que renunciaría a su banca?
- Sí, sí, no tengo ningún problema. Si decido ser candidato el año que viene, no tengo ningún problema, porque estoy seguro de que me sobran votos para ser diputado de nuevo. A lo mejor no me podrán acompañar muchos, pero yo no llegué a diputado por impulso de nadie, yo ya fui candidato a primer diputado en el año 91, han pasado 17 años.
- Algo que muchos se siguen preguntando es por qué siendo gobernador del distrito más importante del país, primer candidato a diputado de la lista oficial, no ocupa una comisión importante, estratégica, más allá de la de Ciencia y Tecnología a la que justamente acaba de renunciar. De hecho, no le dieron la presidencia de la Cámara. ¿No se sintió ninguneado desde ese momento?
- Bueno, respecto a la presidencia de la Cámara el kirchnerismo, con Kirchner a la cabeza, decidió que no era conveniente que yo fuera… Me sobraban antecedentes también, habíamos ganado la elección por amplio margen, yo venía de ser gobernador y siempre ha sido para la provincia de Buenos Aires la presidencia de la Cámara, por lo menos mientras el peronismo fue Gobierno. Pero no fue así… Ya pasó, ya es tarde para decir porqué. También pedí la presidencia de algunas comisiones, se me negaron, pero eso también pasó… Más allá de todo eso yo podría tener una situación buena con el bloque, pero no la tengo porque las actitudes se multiplican. A la vista de todos ustedes, el diputado Kunkel me insultó, lo vieron millones de personas –o sea que me benefició muchísimo porque su popularidad es bajísima-, pero mi bloque no tomó ninguna decisión. Evidentemente le pareció que era legítimo que si yo votaba en contra, se me insultara. Tengo que leer eso, porque yo presidente del bloque no permito que a la vista de todos un diputado insulte a otro claramente durante un rato largo rato. Yo no lo permito y le aplico una sanción disciplinaria, por supuesto.
- Siempre hablando sobre hipótesis, usted se iría del bloque y armaría su espacio, dentro del PJ. ¿Con qué justicialistas?
- Mire, si para usted justicialista quiere decir lo mismo que peronista, sí. Ahora, el justicialismo es un sello que lo detenta alguna persona que abre o cierra el grifo según le convenga. En febrero de este año nos levantamos un domingo y vimos que el ex presidente y titular del justicialismo Néstor Kirchner había convocado a Roberto Lavagna… Era disidente, había sido candidato a presidente en contra de su esposa y yo lo recibí como una noticia excelente, me pareció una jugada estratégica, de esas que construyen un país. Y que no tienen corto plazo, son de largo plazo, y que abren la posibilidad de un tiempo nuevo, de debate, de aceptación del otro, de todo eso que queremos para un partido político moderno. Más aún, para un movimiento, porque el partido es un lugar lineal; el movimiento es un lugar de la pasión. Un movimiento tiene que ser amplio, admitir la diversidad, en la medida que pueda, siempre y cuando se comparta la doctrina. Dicho de otra manera, siempre y cuando se tenga sensibilidad con los trabajadores y los pobres. Si no tiene eso, mínimo, no se puede ser peronista. Entonces, lo que yo le pediría a alguien que viene es que comparta la doctrina, si no la ideología, las 20 verdades. Lavagna las comparte… Nunca más se lo llamó por teléfono a Lavagna. Nunca más. Entonces, ¿cómo es el Partido Justicialista, un lugar abierto? No, no es un lugar abierto, es un lugar cerrado.
- De hecho, el PJ es hoy el kirchnerismo.
- Puede ser kirchnerista, pero tiene que ser abierto… En una época era menemista, en otra época cafierista, en otra herminista, pero puede ser más abierto o más cerrado. Es un estilo.
- Solá conoce a la mayoría de los dirigentes del PJ, ¿con quiénes charlaría para armar tal vez una estructura de cara al 2011? Vamos a suponer que sea presidenciable.
- Estoy abierto a todos, yo no tengo problemas con la gran mayoría del peronismo, incluso con gran cantidad de compañeros míos hoy muy kirchneristas, a los que yo quiero mucho, tienen muchos antecedentes. Podemos estar en una situación encontrada en este momento, pero hablaría con muchísimos de ellos, trabajaría con ellos. Lo mismo con compañeros como Eduardo Duhalde, con el que me han preguntado tanto si estoy o no, y yo les digo sí, estoy en conversaciones con él. Hemos recuperado aquella relación después de habernos peleado fuerte en la provincia de Buenos Aires en 2005.
- ¿Y Francisco de Narváez?
- Habrá que verlo caminar. Si es por antecedentes, no; si es porque camina de una manera correcta, sí. El peronismo no debe ser ni sectario ni excluyente. Hay que verlo caminar. Yo en la Cámara no lo veo (risas), pero por ahí lo empiezo a ver… Con esto no quiero ser irónico, eh, por ahí lo empiezo a ver. Si me convence…
- ¿Y otros sectores políticos, como Cobos, Macri, con quiénes charlaría para armar tal vez algo?
- Charlar voy a charlar con casi todos. No voy a charlar con un nazi, no voy a charlar con un pro-dictadura militar, con alguien que esté en contra de la política de derechos humanos, esos son límites que me pongo. Pero puedo charlar con mucha gente, el mundo cambia, es como Florentino Ameghino, que fue uno de los sabios más importantes de la Argentina, les decía a sus discípulos: “si no me ven cambiar, grítenme, porque quiere decir que me estoy equivocando”.
- ¿Qué puede decir de la gestión de Daniel Scioli?
- Yo me propuse durante al menos un año no opinar sobre mi sucesor, porque es tan difícil gobernar la provincia de Buenos Aires, tan difícil… Estuve seis años, que no los extraño, que tomé esa decisión. Una vez hablé y después me arrepentí, pero tomé la decisión de no hablar sobre el Gobierno de mi sucesor, con quien tengo una buena relación.