“A mí no me lo dijo, pero si lo dijo, estoy de acuerdo”. Así de tajante fue la respuesta del legislador ultrakirchnerista Juan Cabandié, al ser consultado por Parlamentario sobre si estaba de acuerdo con el concepto vertido por el ex presidente Néstor Kirchner en referencia al rol que desempeña el bloque K en la Legislatura que, según el titular del PJ nacional, “a veces parece que juegan más para el macrismo que para el Frente para la Victoria”.

Sin duda alguna la expresión de NK es una clara muestra del quiebre que desde hace tiempo erosiona la forzada unidad que mantendrían los integrantes de la bancada del FpV. Es que en el bloque conviven tres sectores bien identificados y lo hacen a puro voluntarismo.

Están quienes se encuentran alineados con el SUTHER, nominado como el armado intervencionista en el distrito porteño y que contiene a los legisladores Juan Manuel Olmos, Silvina Pedreyra e Inés Urdapilleta, hoy virtuales dueños de la pelota. En tanto, Christian Asinelli, Alicia Bello, Ivana Centanaro, Silvia La Ruffa y Diego Kravetz responden o respondían, nunca se termina de definir la dinámica de los desplazamientos políticos, al ex jefe de Gabinete, Alberto Fernández.

Permanecen también allí los transversales Gabriela Carla Cerrutti y Pablo Failde, quienes suelen hacer gala de algún brote independentista, aunque Failde accedió a la banca de la mano de Fernández y finaliza su mandato en 2009, por lo que es incierto el destino de ese sector. También integra la bancada que aún preside Kravetz el diputado Sebastián Miguel Gramajo, quien suele llamar a “no hacer olas” y que actúa del brazo extendido del secretario de Culto de la Nación, Guillermo Olivieri. Y Juan Cabandié, quien mantiene línea directa con el mandamás de Olivos y Matheu 130.

Virtual intervención

Ante este panorama y la imposibilidad de ampliar la base de sustentabilidad del proyecto kirchnerista en la Ciudad, Kirchner asignó a Víctor Santa María y Juan Pablo Schiavi la tarea de construcción de un espacio que contenga además del PJ, a todos los que quieran acompañar, al progresismo y a los sectores medios.

Se sabe, Santa María tiene estructura propia a través del manejo discrecional que hace del sindicato de porteros, mientras que Schiavi ha sido un armador económico financiero de diversas gestiones de Gobierno y que hoy se desempeña bajo la órbita del ministro de Planificación, Julio De Vido. Un amplio sector descree de su operatividad para erigir una estructura política.

Según dejaron trascender quienes actuarán como virtuales “coroneles kirchneristas”, la directiva política más trascendente emanada desde Néstor Kirchner, es que el consenso a buscar tiene un límite y él es Aníbal Ibarra. Sobre Alberto Fernández habría manifestado que “es un amigo” que se encuentra en una etapa de reflexión que le está viniendo bien. En cambio, Jorge Telerman fue aludido con palabras de elogio, es considerado una pieza importante en el futuro y por ahora quedó como eje de la estrategia elucubrada.

Kirchner quiere poner la casa en orden

Qué Néstor Kirchner hierve a fuego lento cada rencor en el caldero de su corazón, es un secreto a voces en el círculo que rodea al matrimonio presidencial. Pero lo que no alcanzaron a vislumbrar los kirchneristas, peronistas y aliados que funcionan en el armado K, y más precisamente en la Legislatura porteña, es la insignificancia que ellos tenían ante los ojos del ex Presidente y actual conductor del justicialismo.

Eran y son, de hecho, invisibles para un hombre muy desconfiado por los riesgos que debe sortear, día a día, para mantener fuerte su poder. Pero el hombre patagónico tenía pleno conocimiento del desorden y el libre albedrío -mal ejercitado- que reinaba en el seno de la bancada del Frente para la Victoria, presidida por el transversal Diego Kravetz. Fue ese el clima que lo impulsó a conceptuar sin rodeos el trabajo legislativo de sus adherentes: “A veces parece que juegan más para el macrismo que para el Frente para la Victoria” sostuvo sin tapujos, una definición que decretó la virtual intervención al PJ porteño y que requiere por pura supervivencia, un realineamiento interno del bloque.

Un espacio en el que se convive con profundos quiebres y cuyos integrantes intentaban tapar el sol con una mano. En ese conglomerado de voluntades por ocultar lo inocultable conviven transversales, pejotistas, albertistas y un miembro que sólo atiende su juego pero que tiene línea directa con NK, lo cual de por sí despierta entre sus pares innumerables recelos.

Es desde el ámbito que conforma este último actor del kirchnerismo porteño que sospechan los “condenados” se vertió información y fogoneó la irrupción de Kirchner en el manejo político del distrito.

Fue quien organizó que el ex presidente se reuniera días pasados con algunos dirigentes con vistas a rearmar el kirchnerismo porteño para las elecciones 2009. Voceros oficiosos, pero confiables, afirmaron que en ese armado no hay lugar para Aníbal Ibarra, a quien no le perdonan haber criticado las retenciones y a la vez aseguran que a Alberto Fernández lo considera sólo “un amigo”. Lo que significa que no habrá un “clamor” albertista para su regreso a la arena partidaria.

Sí, en cambio, el “Presidente” en las sombras convocó a Olivos hace un par de semanas al senador Daniel Filmus, Carlos Heller y Juan Cabandié. La intención habría sido poner orden en las filas del kirchnerismo porteño.

Pero ello no bastó, ya que en esta última semana conciente de que “una mala elección en 2009 sería dramática” para el proyecto K, el jefe del PJ nacional mantuvo una reunión con Víctor Santa María y Juan Pablo Schiavi a quienes delegó la función de la responsabilidad de armar la alternativa oficialista para los próximos comicios de la Ciudad de Buenos Aires. Serán estas elecciones porteñas para los kirchneristas las más difíciles de todas las que enfrentaron desde el 2003.

Según dejaron trascender fuentes del oficialismo PRO, Mauricio Macri, querría desdoblar las elecciones y llamar a votar legisladores porteños antes que diputados nacionales, con el propósito de plebiscitar su gestión. Para los kirchneristas ése sería el escenario más favorable. Estiman que con un buen candidato en el plano local pueden llegar a sacar tres legisladores; una magra cosecha, ante una elección que renovará 30 bancas legislativas.

Ante semejante desafío, Kirchner confía en el armado de Santa María y Schiavi, quienes tendrían todo a su disposición para lograr una buena performance en un distrito esquivo a los K. Sin embargo, estos operadores, si bien son viejos conocidos del peronismo, en los últimos tiempos tomaron alternativas diferentes. Ello siembra la duda de que éste reencuentro sea suficiente para llevar adelante la construcción de una alternativa que seduzca a los porteños.

Fuentes confiables aseguraron a Parlamentario que la idea máxima de NK es que Jorge Telerman encabece la lista de candidatos a legisladores, secundado por Juan Manuel Olmos. Habría que ver si los albertistas y los aliados aceptan esta jugada. El matrimonio presidencial sueña con obtener el mismo caudal de votos de las últimas elecciones, algo difícil, por cierto.