Por Julio El Alí

– Usted denunció un caso muy particular…

– Sí, hice una denuncia porque se venden pájaros en Diputados. Eran pájaros carpinteros.

– ¿Cómo que se venden pájaros?

– Así es, como se lo cuento por más insólito que parezca, pero no es para tomárselo a broma, porque además de la violación a las reglas de seguridad y convivencia de la Cámara, hay animales encerrados que no se sabe de donde vinieron ni cómo están cuidados.

– Hay leyes que penan la venta ilegal de animales…

– Claro que hay normas para estos casos. Es más, el pájaro carpintero no es tan frecuente y estuvo en peligro de extinción. Pero lo más grave y paradójico es que en la Casa de las Leyes no se hagan cumplir.

– Pero usted hizo la denuncia…

– En realidad hablé con el jefe de Seguridad, quien intentó darme explicaciones de lo inexplicable.

– ¿Cómo encontró los pájaros?

– Al subir a mi despacho por el ascensor, se descompuso y tuvimos que bajar en el sexto para esperar otro. Resulta que miro y en la ventana había dos jaulas pequeñas con un pájaro cada uno. Entonces le pregunté al de seguridad que estaba ahí que hacían esos pájaros y me contestó que eran de él y estaban para venderlo.

– ¿Cómo califica este hecho?

– Una doble tristeza. Por un lado, las malas condiciones que estaba el pájaro y la falta de control. Por el otro, el deterioro del Congreso y la pérdida de respeto por la institución pública. En otra época, a nadie se le hubiese ocurrido vender pájaros.

– Pero se vende ropa, cosmético y bijouterie en el Congreso…

– Creo que eso es una forma de ganarse la vida sin afectar a nadie porque son corredores de empresas conocidas, aunque no avalo que se pierda mucho tiempo ocupándose de las compras en horas de trabajo. El problema de los pájaros es que no se sabe de donde vienen, como se los capturó, como se los cuida, entre otras cosas.

– Esto puede ser peligroso…

– Sin dudas que es muy riesgoso. Quién sabe que enfermedad puede transmitir el animal. Además, los pájaros también tienen derechos como los perros o cualquier animal.

– ¿Qué sintió cuando los vio?

– Me sorprendí al principio y luego sentí indignación y vergüenza por la decadencia del Congreso nacional y la valorización de los que trabajamos en el Parlamento. Estas cosas duelen porque te demuestran el nivel de institución que verdaderamente es.