Luego de la andanada de críticas desde el distrito que presidía su primo.
De todo menos lindo, le dijeron el fin de semana los dirigentes del PRO bonaerense rebeldes a su “líder” Mauricio Macri. Cosa que ya venían haciendo en realidad desde que estalló el conflicto por el cual fue separado de la conducción partidaria Jorge Macri, y en cuyo marco incluso realizaron una marcha a la Jefatura de Gobierno para llevar hasta allí sus críticas.
El mandatario porteño decidió cortar por lo sano e intervino la conducción partidaria.
El diputado nacional Christian Gribaudo -de ese distrito, pero leal a Macri- atribuyó la intervención a “un hecho externo debido al adelantamiento de las elecciones y la nula posibilidad de hacer elecciones internas”, aunque admitió que además fue “por los problemas con el PRO disidente y toda esa corriente díscola”.
El interventor será José Torello, titular también en el ámbito nacional y en la conducción será secundado por el citado Gribaudo y el legislador bonaerense Ramiro Tagliaferro.
Según hicieron notar diversas fuentes, la movida dejó fuera de escena al ministro de Hacienda de la Ciudad de Buenos Aires Néstor Grindetti, quien era resistido por los rebeldes. Igual, la conducción del PRO atribuyó la medida al deseo de Macri de que Grindetti se dedique a la gestión en la Ciudad.
Cabe recordar que la crisis en el PRO bonaerense arrancó en febrero, cuando Mauricio Macri acordó con el sector de Francisco de Narváez y Felipe Solá, lo cual fue resistido por su propio primo Jorge Macri y un sector bonaerense integrado por la senadora provincial Viviana Arcidiácono, el concejal lomense Carlos Fiorentino y el referente de Vicente López, Cristian Raff.
