La diputada nacional Nora Ginzburg presentó un proyecto de modificación al Código Penal en lo referente a la condena condicional (Art.27) y reincidencia (Arts.50 y 51). El mismo expresa que junto con los limitaciones a la exención de prisión, excarcelación y libertad condicional que estableciera en su proyecto de ley 3684-D-2006 del 3/7/06, que mantiene estado parlamentario pero nunca fue tratado en la Comisión de Legislación Penal, constituye el plexo normativo indispensable para paliar el aumento de la inseguridad y desterrar el sentimiento de impunidad que reina en la ciudadanía que los delincuentes no reciben el condigno castigo, que se traduce en el adagio “entran por una puerta y salen por la otra”.

Sus reformas receptan los textos originales del Código Penal sancionado en 1922, y que fueran cambiados en el transcurso del tiempo tanto por gobiernos constitucionales como de facto.

Respecto de la condena condicional, afirma que no existe motivo que justifique que un condenado deba gozar de este beneficio dos veces en su vida. Agrega que, una vez es suficiente dispensa y aviso, para que alguien conozca que en el futuro no deberá volver a delinquir.

En relación a la reincidencia, también propone variar el criterio, pues el actual, por primera vez receptado en la reforma de l984, a esta altura ha demostrado su fracaso, pues resulta prácticamente impracticable. Esto, sumado a la cantidad de recursos que puede echar mano el imputado, determina que, refiere irónicamente, se pueda decir que la declaración de reincidencia sea “casi un milagro”.

En sus extensos fundamentos deja bien en claro que “la reincidencia muestra la proclividad al delito y la peligrosidad, y que negar ello puede parecer muy sublime, pero es algo idílico que se contrapone a la realidad”.

Tras reconocer que son múltiples las causas del delito, entre ellas la miseria y marginalidad, sostiene que solucionar esto es un combate a largo plazo, pero que existe una lucha urgente para que los miembros de la comunidad no deban seguir pagando con su vida, su integridad física y sus bienes la acuciante inseguridad y situación social. Por más reconocimiento que se haga de tales causas, ello no implica, aclara, que deba ser la sociedad la variable de ajuste cuando se resuelve, muchas veces irresponsablemente, la libertad de los individuos involucrados en graves delitos.