Los hombres de negocios en el país empiezan a mostrarse cada vez más preocupados, no sólo por la situación interna de la economía y la realidad del Gobierno, sino también por la falta de proyección exterior que tiene la Argentina en este momento.

Es más, tan es así que hasta en el seno del internismo K comienza a surgir la idea de tener un hombre con más perfil y trayectoria para el ministerio de Economía en reemplazo de Carlos Fernández, a quien se lo ve con “exagerado” perfil bajo, sin mayores convicciones para desempeñar el cargo de ministro de Economía.

El comentario generalizado entre algunos integrantes que concurrieron a la reunión del G-20 en Londres, fue que el ministro Carlos Fernández y sus asesores no despejaron, ni siquiera mínimamente, las dudas que genera la economía argentina.

“Estamos con un crisis internacional muy complicada, con efectos sobre el comercio exterior, sobre el nivel de actividad, y así y todo, el ministro se mantuvo bajo el más estricto secreto.

Entre los propios asesores de Carlos Fernández se admite que el perfil del actual titular de Economía no permite despejar las dudas y la incertidumbre que tienen sobre Argentina un gran porcentaje de los inversores externos.

“Es increíble que en una crisis como esta el Gobierno no de algún tipo de respuesta contundente”, agregó otro integrante de la cúpula fabril.

El escenario es elocuente. Excepto Martín Redrado, titular del Banco Central, ningún otro funcionario del Gobierno tiene laureles o peso suficiente para que los atiendan con interés en el exterior.

“El problema es que no tenemos interlocutores válidos. No hay en este momento en el Poder Ejecutivo personas capaces de tener cierta influencia en el exterior como para encarar las negociaciones que el país necesita”, subrayó un integrante de la dirigencia de la Asociación Empresaria Argentina.

Ese justamente es uno de los problemas que se observan, claramente, a la hora de encarar las negociaciones que se deben realizar con los denominados holdouts y con el Club de París.

“Es fundamental comenzar a desarrollar equipos técnicos, con alta formación y contactos en el exterior. Esto es esencial para el corto y mediano plazo. No hay manera de negociar aspectos centrales de la deuda, con los acreedores, sino se cuenta con personal de preparación, prestigio y poder de influencia”, resumió el mismo dirigente empresario.

En ese sentido, algunos empresarios consideraron que en la época que se negoció en canje de deuda pública, entre 2003 y 2005, el Economía había un ministro con prestigio reconocido como Roberto Lavagna y que en el tema deuda y financiamiento contaba Guillermo Nielsen, quien tenía una considerable llegada con los funcionarios de organismos internacionales e importantes ejecutivos de bancos de inversión.