Por Julio El Alí

El motor parlamentario está funcionando a media máquina y la actividad legislativa no está a la altura de las circunstancias, y así no puede dar soluciones a los problemas que aquejan al pueblo que eligió a los diputados como sus representantes.

Todo el andamiaje del Poder Legislativo está resentido por la situación política que afronta el oficialismo que, en un rapto de lucidez, se da cuenta que los resultados para las próximas elecciones serán muy adversas.

Con este oscuro panorama, el Congreso quedó congelado donde sólo se cumple reuniones por pura formalidad, ya que no hay voluntad política para sesionar y llevar al recinto los proyectos de ley que ayuden a resolver temas complejos que afectan a la sociedad.

Este es el caso del debate de la ley sobre bajar la edad de imputabilidad o más bien el nuevo régimen penal juvenil que resurgió luego del asesinato de Daniel Capristo en Valentín Alsina a manos de un delincuente de catorce años. Sin embargo, luego de dos reuniones de la Comisión de Legislación Penal de la Cámara baja, por orden del Gobierno se frenó el tratamiento hasta que llegue el proyecto oficial sobre el tema. Así se manejó el Parlamento durante 2008, aunque algunos observaron que el Congreso había recuperado el protagonismo institucional que debe tener en un sistema republicano y democrático. La realidad marca que no sólo se da la situación de que llegan al recinto los proyectos de ley del Ejecutivo, sino que ahora también funcionan las comisiones a pedido de la urgencia del Gobierno, según se impone en la agenda electoral por presión de la gente, como quedó demostrado con la ley de minoridad.

Pero la peor estadística la demuestra el Indice de Calidad Legislativa, que afirma que el 60 por ciento de las comisiones permanentes de la Cámara baja no se han reunido nunca. Es decir, que de un total de 45 comisiones, 28 no han funcionado en este período parlamentario que comenzó el 1º de marzo de 2009. De las comisiones que no han sesionado, 21 están presididas por diputados oficialistas; 3 por peronistas disidentes; 2 por radicales y una por un socialista.

Por lo tanto, hace más de dos meses que se ha iniciado la actividad parlamentaria ordinaria y jamás se han visto las caras varios diputados que tienen a cargo las comisiones que deberían tratar temas centrales para el rumbo del país.

Puertas cerradas

Las comisiones son espacios de trabajo legislativo donde se estudia, analiza y se debaten para mejorar los proyectos que presentan los diputados sobre un tema en particular según la competencia que tenga la comisión. Por ejemplo, la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados tiene la competencia para dictaminar sobre todo “asunto a proyecto relativo al régimen y estilo de la agricultura y ganadería; sobre los que se refieren a legislación rural y agrícola en general; enseñanza agrícola, policía sanitaria, régimen y fomento de bosques nativos”. Sin embargo, a pesar de la presión ejercida por los bloques opositores y la Mesa de Enlace, nunca sesionó la comisión que preside el kirchnerista cordobés Alberto Cantero. Si bien hay muchísimos temas que involucran al agro, el oficialismo no citó a los diputados para hacer reunión de comisión por el momento adverso político y la proximidad de las elecciones legislativas.

Otra de las comisiones que se destacan por datos negativos es Minería, la cual está presidida por la riojana Griselda Herrera. Según asesores de esta comisión, durante el 2008 nunca sesionó formalmente porque una sola vez se citó a reunión pero terminó suspendiéndose porque la titular se descompuso. Así que los temas que involucran a la minería se ven suspendidos en su tratamiento en comisión.

“Juntos podemos hacerlo, y lo peor es no hacer nada”, reza la leyenda en la página web de la Comisión de Discapacidad, cuyo titular es Claudio Morgado. Pero paradójicamente no se reunió nunca en lo que va del año. Hay varios temas para tratar como el TGD, el cambio de la oblea para los automotores y la excepción de los peajes en rutas nacionales, entre otros. Pero las obligaciones son otras en estos momentos y la política electoral absorbe la tarea parlamentaria que sólo está sustentada por la tarea titánica que realizan las secretarias y los asesores de cada diputado que ven caer los proyectos por la falta quórum en las reuniones de comisión ya que no hay voluntad política del gobierno y los legisladores están de campaña en sus respectivas provincias.