Treinta y una listas competirán por treinta escaños. De ellas sólo cinco lograrán el piso mínimo de votos para integrar el Cuerpo. 2.775.000 electores sufragarán por nóminas que se integraron a puertas cerradas; un vicio que arrastra “la nueva política” de costumbres que se pensaban desterradas.
Por César Montenegro
Es evidente que estas elecciones legislativas han alcanzado un relieve inusitado, merced a la tensión y dramatismo que Néstor Kirchner insufló a las mismas, al afirmar que la economía entraría en una situación crítica e intentó sumir al electorado en una situación de profunda tensión preelectoral al intentar imponer que de ganar o perder por un voto más o un voto menos el oficialismo en la provincia de Buenos Aires, significaría el debilitamiento de la gobernabilidad en el orden nacional.
Pero no sólo la provincia de Buenos Aires debe sortear estas vicisitudes; la Ciudad gobernada por Mauricio Macri, también afrontó ciertas manipulaciones y omisiones y sino vayan algunos ejemplos: el adelantamiento de las elecciones locales -aunque luego abortado por el Gobierno nacional al hacer coincidir los comicios el próximo 28 de junio-, la postergación de las elecciones de autoridades en las comunas, la instalación de candidatos en distritos en los que hasta hace dos meses no figuraban en los respectivos padrones de electores y, lo que es peor aún y que resultó un denominador común en todas las fuerzas políticas porteñas, ha sido el espectáculo que no por conocido fue menos sorprendente, fue el hecho del armado de las listas que se transformó en un ejercicio introspectivo para encumbrar candidaturas a puertas cerradas.
En este sentido ningún sector desafinó, desde el caótico FpV, el PRO y su nueva política, la CC y su convocatoria a la libertad e independencia y en ello, también se vieron involucrados espacios que debieran diferenciarse de esas prácticas desterrables, como es el sector que representa a la izquierda en sus diversas expresiones y como no podría esperarse de otra manera, los sectores mas retrógrados de la política local también se nutrieron de esta vieja forma de hacer política.
Estas múltiples disfunciones del sistema representativo dieron origen a 31 listas para cubrir 30 bancas. Nóminas diagramadas de espaldas a los afiliados, simpatizantes o posibles votantes, a quienes ignoraron directamente para confeccionar las listas, discutir qué ideas, dirigentes o propuestas deberían ponerse a consideración del electorado porteño. Son estos los hechos que siempre empujan para poner a la democracia en tensión.
Es necesario -qué duda cabe- pensar en el desarrollo del sistema más allá de los procedimientos electorales. Ya no basta el principio mayoritario para sostener las instituciones democráticas. No sin razón se suele sostener que “la elección, no garantiza que un poder esté al servicio del interés general ni que continúe estándolo”.
Es imprescindible que se abra un nuevo ciclo en la vida de la democracia con el propósito de enriquecerla a través de ampliar su base, un modo de aprehenderla y enriquecer su significado. El tema es reinventarla.
Sondeos y tendencias
Tres encuestas a las que tuvo acceso Parlamentario revelan un claro triunfo del macrismo con un 12 por ciento por sobre su mas inmediato competidora, la Coalición Cívica, en tercer lugar ubican al cineasta Fernando “Pino” Solanas y en cuarto, al ex jefe de Gobierno y actual legislador, Aníbal Ibarra; el kirchnerismo que encabeza el banquero, Carlos Heller, quedaría ubicado en el quinto lugar. La izquierda, en sus diferentes matices alcanzaría magros resultados y no llegaría a colocar ningún representante en la Legislatura.
De los sondeos realizados se desprende que el PRO alcanzaría a cosechar un 31 por ciento de los votos sobre un total de 2.650.000 electores (cifra promedio de las tres últimas elecciones), número que posibilitaría que el macrismo logre 12 legisladores, sumando de esa manera uno más de los 11 que pone en juego. Más allá de esta performance no le alcanza para la mayoría propia.
La Coalición Cívica, con el 24 por ciento que le adjudican las consultoras, se convertiría en la segunda minoría de la Legislatura, ya que los 10 escaños que conseguiría más las dos bancas que mantendrá, conformará una bancada de 12 integrantes.
En tercer lugar se ubica “Pino” Solanas, a quien las encuestadoras de opinión adjudican un 11 por ciento, haciéndose acreedor a 4 escaños.
Al cuarto lugar quedó relegado el ex jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra, luego de haber protagonizado un confuso episodio de marketing con un canal de televisión; las encuestas le dan al actual legislador del bloque Diálogo por Buenos Aires el 8 por ciento de intención de votos con lo cual colocaría 3 diputados, quedando su bloque conformado por 7 integrantes.
El banquero “kirchnerista”, Carlos Heller, a pesar de las dudas que sembró su nominación como candidato podría rondar el 5 por ciento, alcanzándole para colocar 2 diputados porteños. Sin duda, un reflejo de la opinión de los porteños respecto al modelo que dice representar.
