Hombre aceptado por la sociedad debido a sus buenos modos y amplitud al diálogo, tal vez una de las razones más fuerte del rechazo que muchos electores expresaron también hacia su persona el domingo haya tenido que ver con ese estilo críptico que Daniel Scioli potenció las últimas semanas, cada vez que le preguntaban si asumiría como gobernador.

Daba vueltas y más vueltas y nunca contestaba si asumiría su banca de diputado, renunciando en consecuencia a la gobernación. Un disparate por donde se lo mirara, pero más vale que no podía anunciar Scioli su decisión, a sabiendas de que la Justicia podría impugnar su candidatura.

Pero inmediatamente después de que el ex presidente Néstor Kirchner anunciara que le había pedido que renunciara… a la diputación, el gobernador se apresuró a confirmar que también en eso le hará caso al ex presidente.

Ya designado por Kirchner como sucesor, Scioli se calzó el traje de nuevo jefe del PJ y pidió a sus colegas gobernadores ser “profundamente oficialistas”.

“Sin duda alguna, el Ejecutivo provincial es donde siento que más puedo seguir redoblando los esfuerzos del plan que estoy llevando a cabo con mi vicegobernador”, destacó Scioli en referencia a Alberto Balestrini, quien también encabezó el domingo una candidatura testimonial, aunque a nivel provincial.

Scioli resaltó lo que definió como “un gesto de grandeza” de parte de Néstor Kircher en cuanto a dar un paso al costado en la titularidad del PJ.

Por su parte, Balestrini resaltó tener “la tranquilidad de la conciencia que se hizo todo lo que se tuvo que hacer”.

“Esto simplemente fue una elección legislativa, en una elección se gana y se pierde. La diferencia podía haber sido para el otro lado y habría sido igual”, dijo.